¿Porqué “Guardar El Domingo En Lugar Del Sábado”?

Usted y yo vivimos en un “mundo que guarda el domingo.” Cientos de confesiones, miles de iglesias, observan el domingo como su día de adoración, al que llaman “El Día del Señor”. El sábado es uno de los días más ocupados de la semana.

Desde los primeros días de América, el sábado ha sido el día del “mercado”, el día en que una multitud de personas se vuelcan sobre las tiendas, cuando los camiones de los agricultores llevan sus productos a la ciudad para la venta. Parece extraño que alguien pudiera “guardar el domingo en lugar del sábado”. Sin embargo, millones de personas lo hacen, todo el mundo. Todos los judíos religiosos mantienen el “sábado del Antiguo Testamento.” Lo mismo ocurre con los “Adventistas del Séptimo Día”, los bautistas del Séptimo Día, y docenas de otras iglesias “sabadistas”, algunas de los cuales son bastante grandes.

¿Son todos simplemente “cultos”, con una extraña creencia, fuera de sintonía con la “corriente principal”?

¿O le pueden PROBAR por qué hacen lo que hacen? ¿Alguna vez se ha detenido a pensar en ello por sí mismo?, o ¿siempre termina por dar por sentado sus creencias religiosas, sin pruebas?

Seguramente, ya que la gigantesca Iglesia Católica y sus cientos de derivaciones protestantes “guardan el domingo,” debe haber una prueba contundente en la Biblia que demuestre que están en lo correcto. ¡Usted se sorprenderá de la respuesta!

Crecí en un hogar de observancia del sábado. Llegué a temer el “día Sábado”, “día de reposo”. Por creer en el séptimo día de reposo, mi padre era un paria. A mí alrededor, mis compañeros de clase y vecinos iban a la iglesia el domingo. Cada evento emocionante, interesante en la escuela estaba orientado a un mundo de observancia del Domingo.

No pude participar en muchas actividades de la escuela, por la sencilla razón de que los más importantes partidos de fútbol y de baloncesto se jugaban en la noche del viernes. Nuestro Sábado comienza, decía mi padre, en la puesta de sol del viernes. Esto significaba eventos deportivos, fiestas, prácticas, bailes-una serie de eventos escolares y sociales se llevaban a cabo en el día de reposo. Yo tenía prohibido asistir o participar en ellos.

Desde niño, crecí profundamente resentido por la práctica de mis padres de observar el sábado en lugar del domingo.

Mi padre, Herbert W. Armstrong, era un predicador. Hablaba cada sábado a un grupo de unos cincuenta más o menos en una pequeña iglesia de tablones de madera fuera de los límites de la ciudad de Eugene, Oregón, que ofrecía a sus fieles sus instalaciones al aire libre, una estufa de leña cerca de la pequeña alcoba, y duros bancos de madera hechos a mano.

En la pared del lado derecho al lado del pequeño escenario con su pequeña barandilla y su púlpito, colgaba un gran rollo de los Diez Mandamientos. Cada sábado, la congregación entera recitaba al unísono, los mandamientos.

Era fácil aprenderlos de memoria, después de escucharlos cincuenta y dos veces al año. 

Escuela Pública y el Sábado

En la década de 1930, la Corte Suprema de los EE.UU. todavía no había convertido en un acto criminal recitar la Biblia o rezar en la escuela. Por aquel entonces los estudiantes no eran expulsados, ni los maestros o directores despedidos de sus puestos de trabajo por permitir el libre ejercicio de la religión en las escuelas públicas.

Incluso más allá de eso, alrededor de una vez al mes, una maestra voluntaria de la escuela dominical de alguna de las iglesias prominentes que guardan el domingo, nos daba una clase de una hora, para enseñarnos a memorizar algunas partes de la Biblia. Recuerdo un concurso que ella inició.

Había dibujado un gran cuadro con el nombre de cada alumno a la izquierda, marcando unos diez cuadrados a la derecha. Entonces ella nos asignaba varios versículos de la Biblia, o capítulos cortos, que estábamos obligados a memorizar. Si éramos capaces de ponernos de pie delante de la clase y recitar con éxito nuestros versos memorizados, la veíamos pegar una estrella de papel de colores brillantes en uno de los cuadrados.

Por supuesto, las pequeñas niñas eran quienes tenían más estrellas en el lado opuesto a sus nombres, acumulándolas rápidamente para llegar a la meta final. Esto me provocó un sentimiento de competencia. ¿Cómo iba a dejar que esas niñas recibieran más estrellas que yo?

Recuerdo un día haberle contado a mi madre de mi euforia. La maestra de la escuela dominical me había designado de forma inadvertida ¡para memorizar los Diez Mandamientos!

Le dije: “Mami, ni siquiera tendré que estudiar. ¡Ya me los conozco de memoria”!

Ella me preguntó si yo tenía que recitarlos a todos, y le dije que sí. Entonces, ella me advirtió: “Si los recitas todos al cuarto, ¡es probable que veas las estrellas!”

De alguna manera, ella parecía saber que la maestra de la escuela dominical no lo tomaría amablemente si ese pequeño muchacho de cabeza negra debía estar delante de la clase y chirriando, “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, pero el séptimo día es reposo para el Señor tu Dios en el, no harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por ello, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó”.

Si no recuerdo mal, ella no me golpeó la cabeza cuando recité el pasaje entero, pero si me advirtió, “Teddy, no es necesario recitar todo. Simplemente “Acuérdate del día de reposo para santificarlo, es suficiente”. Efectivamente, conseguí una estrella con mi nombre, en lugar de un bulto en la cabeza.

Gradualmente, a medida que crecí, aprendí que la gente pensaba que éramos muy extraños al estar “manteniendo el sábado en lugar del domingo”.

“Entonces, a finales de los años 30 o principios de los 40, mi padre empezó a convencerse de que ¡también debíamos observar los Sábados anuales de Dios! En los primeros años de la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos, sólo mi propia familia le prestaba atención. Finalmente, su paciente enseñanza y predicación convenció a la congregación de Eugene que debía observar los días santos. Finalmente, comenzaron a viajar por el río McKenzie a un viejo complejo llamado “Belknap Springs” donde permanecían durante los ocho días de la fiesta de los Tabernáculos y el Último Gran Día.

Que embarazoso que era, para un niño como lo era yo, bajar a la oficina del subdirector con un pequeño trozo de papel en la mano en el que mi madre había escrito: “Por favor, excuse a nuestro hijo Teddy Armstrong de asistir a la escuela el jueves, porque es un día santo de nuestra iglesia”. Podría haber sido la Fiesta de las Trompetas o el Día de la Expiación, cualquier sábado anual.

Me preguntarían “¿Qué clase de iglesia más curiosa es esa que cree que el Jueves es santo?”

Avergonzado y desconcertado, yo no sabría como explicarlo.

Mis años de juventud fueron marcados con muchas vergonzosas y embarazosas experiencias. Mi familia no festejaba Navidad o Halloween, o la Pascua, pero guardaban el Sábado, y los días de fiesta de la Biblia.

Con el fin de sacarme de encima algo de mi vergüenza, solía ir raras ocasiones con uno de mis amigos de la escuela a una iglesia que guarda el domingo. Cuando se armaba un torneo de baloncesto de la liga de la iglesia, iba con mis amigos a una iglesia “del mejor Cristianismo” un domingo de cada mes para calificar para jugar en su equipo de baloncesto.

Yo quería ser como los demás. Yo no quería ser señalado como “diferente” a causa de la religión de mi padre.

Después de secundaria, me fui de casa y me uní a la Marina. Mi objetivo principal era alejarme de mi padre, que era autócrata. Pero detrás de este impulso principal estaba el panorama completo de todas sus enseñanzas, mi resentimiento del Sábado, y otras enseñanzas.

En la Marina me pude mezclar. Yo llevaba el mismo uniforme, dormía en el mismo cuartel, o, más tarde, a estábamos abordo de la misma nave. Comía la misma comida, incluyendo chuletas de cerdo una vez por semana, tenía el mismo corte de pelo. Yo era uno más. No destacaba. Por fin, estaba conforme con el mundo que me rodeaba. Con aquella conformidad vino la aceptación. Nadie me creyó “diferente” de ninguna manera. Era un marinero más, que era exactamente como yo quería.

Durante cuatro años, no hice caso del sábado ni de los días santos anuales. No tenía ni idea en que día del año caían, a excepción de lo que me podían informar las cartas de casa, hasta que llegó el gran festival del año, la “Fiesta de los Tabernáculos”.

Durante un fin de semana largo a finales de 1949, hice autostop a Oregón para visitar a viejos amigos del colegio de Eugene y Springfield. La fiesta se estaba celebrando en Belknap Springs, a pesar que mi familia se había trasladado a Pasadena, California, en 1947. En mi uniforme de la marina fui a Belknap, que queda a sólo un par de horas, para decir hola, y de inmediato regresé a Eugene. Estoy seguro de que mi padre estaba avergonzado por tener a su joven hijo uniformado, de pie dando vueltas, con un cigarrillo en la boca, con todos esos tatuajes.

Nadie más que yo podría haber sentido un rechazo más completo de la observancia del sábado semanal y anual. Lo había temido cuando era niño. Como hombre, lo rechacé por completo.

¿Cómo podría ser que el mundo entero estuviera fuera de sintonía, excepto mi papá? ¿Quién le dio el derecho de estar en lo cierto? ¿Cómo podrían estar erradas todas esas enormes iglesias, con millones de miembros? ¿Acaso no respetaban el domingo, la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Metodista y la Iglesia Bautista? ¿No lo hacían docenas de otras, como la Iglesia de Cristo, la Asamblea de Dios y las iglesias pentecostales?

No va a decirme que esas enormes iglesias no sabían lo que estaban haciendo, que no tenían ninguna autoridad sobre lo que ¡creían y practicaban!

Entonces ¿cómo llegó a suceder que yo iba a llegar a ser, a partir de los veintitrés años, un fuerte defensor de la observancia del sábado?

No importa lo que usted piense acerca de la controversia domingo-sábado, quiero que sepa que yo no “crecí en la observancia del sábado”, o acepté ciegamente la observancia del sábado, sólo porque fue arraigada en mí desde la infancia. Me molestaba, como queda dicho. ¡Más tarde, como hombre, me hubiera gustado muchísimo encontrar pruebas bíblicas absolutas para el domingo! Si yo hubiera podido hacer eso, podría eliminar uno de los principales obstáculos que la mayoría de las personas encuentran cuando empiezan descubrir ¡la verdad de Dios!

Autoridades tan Alardeadas

Yo había oído a mi padre recitar casi sin cesar sus primeras experiencias con la religión. Él había sido criado por una familia de cuáqueros. La familia de mi madre era metodista. Ambos creían que había un Dios, pero ninguno de los dos había sido un estudioso de la Biblia, ni habían estudiado alguna vez las doctrinas esenciales de las religiones de sus respectivas familias.

Entonces, mi madre se enfermó gravemente, de envenenamiento de la sangre y de tétanos. Llegó a pesar menos de 40 kilos, no podía comer ni beber. Esto fue mucho antes de la alimentación por vía intravenosa.

Una amable vecina, una tal señora Ora Runcorn, le sugirió a mi madre que su ministro, que resultó ser un observador del sábado, era un hombre de fe, que creía que Dios podía sanar a los enfermos. Ella le preguntó a mi madre si ella y mi padre querrían que este ministro ungiera a mi madre, y orara por ella.

Tanto mi padre como mi madre creían que Dios podía curar, pero que no sabían si Él la iba a sanar. La historia completa la escribió mi madre a un compañero de colegio no religioso en una carta que le envió en 1927, tres años antes que yo naciera.

Ella se curó al instante, ¡milagrosamente! Mucho tiempo antes, le habían dicho que nunca podría tener más hijos. Ocho años y seis meses habían pasado desde que dio a luz a su segunda hija. Entonces, después de su curación milagrosa, nació mi hermano, Richard David, en 1928, y yo nací en 1930. Mi hermano murió a raíz de un accidente de automóvil en el verano de 1958, durante una gira bautismal por el centro de California.

Debido a que mi madre se había vuelto muy amable con la señora Runcorn, y obviamente estaba enormemente agradecida, humildemente agradecida, y espiritualmente eufórica por su curación, ella quería saber más acerca de la religión, del ministro de la Sra. Runcorn.

Uno de los puntos más obvios era el hecho de que los Runcorns “mantenían el sábado en vez del domingo.”

Mi madre le preguntó al respecto.

La señora Runcorn no intentó razonar, ni enseñar. En lugar de ello, le pidió a mi madre que leyera varios pasajes de las Escrituras. Señaló uno y luego otro, sin ningún tipo de comentario o explicación, y le pidió a mi madre que los leyera.

Pero deje que mi padre le cuente al respecto, ya que después de todo, yo aun no había nacido, y ella le contó todo acerca de ella. Él escribió en su autobiografía: “Durante aproximadamente una hora, ella le pidió a mi esposa que fuera a un determinado pasaje y lo leyera. Después a un segundo, luego a un tercero, y así sucesivamente.

“La Sra. Runcorn no hizo ningún comentario – no dio ninguna explicación o argumento, sólo le pidió a mi esposa que leyera en voz alta una serie de pasajes bíblicos.

“¿Por qué?”-exclamó la señora Armstrong con asombro, “acaso todas estas Escrituras dicen que ¿he estado guardando el día equivocado (el sábado) durante toda mi vida?”

“Bueno, ¿en verdad lo dicen?” -preguntó la señora Runcorn. “No me pregunte a si ha sido un error, usted no debe creer lo que cualquier persona le dice, sino solo lo que DIOS le dice a través de la Biblia. Lo que Él allí le quiere decir a usted, ¿no? ¿Qué es lo que ve allí con sus propios ojos?”

“¡Pero si está tan claro como puede estar cualquier otra cosa!”-exclamó la señora Armstrong. ”Pero este es un descubrimiento maravilloso. Tengo que ir corriendo a darle las buena nueva a mi esposo. ¡Sé que va a poner muy contento!”

“Un minuto más tarde, la señora Armstrong entraba corriendo en la casa de mi padre, con la “buena noticia”.

¡”Me quedé boquiabierto”!

“Esta fue ¡la peor noticia que había oído en su vida! ¡Mi esposa caída en el fanatismo religioso!”

¿Te has vuelto LOCA? -Pregunté, con incredulidad … “Loma,” le dije con firmeza: esto es simplemente demasiado ridículo de creer! ¡Desde ya que no voy a tolerar ningún fanatismo religioso en nuestra familia! ¡Vas a tener que renunciar a eso, aquí y ahora!”

¡”Pero ella no lo haría!” (La autobiografía de Herbert W. Armstrong, vol. 1, p. 288, 289).

La última cosa en el mundo que mi padre quería oír era que ¡el Sábado debe mantenerse! Según ha explicado, pensaba que mi mamá había sido ganada por el fanatismo religioso. Discutieron, y la discusión llegó a ser tan acalorada, que incluso él la amenazó con divorciarse por esa cuestión.

Muchos años después, cuando ya había vuelto a casa después de cuatro años en la Marina, incluyendo operaciones marítimas a bordo de un portaaviones en las costas de Corea durante la guerra de Corea, empecé a hacer frente a algunas de las mismas preguntas.

Al principio, no tenía ninguna intención de tener algo que ver con la religión de mi padre. Todavía seguía fumando. El deseo de mi vida era ser cantante.

Comencé a buscar en la literatura religiosa, preguntándome si podían justificar sus doctrinas. Cogí tratados y folletos en los supermercados, publicados por varias organizaciones religiosas.

Me acuerdo de una parte que leí de un predicador de radio protestante sobre “la ley y la gracia.” Citó una Escritura para apoyar su teoría de que no había ninguna ley que “guardar” involucrada en la vida cristiana. Por desgracia para él, me decidí a buscar la escritura que citó.

Había escrito la forma en que la Biblia decía: “Porque por gracia sois salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”

“No por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

Esto ciertamente parecía decir que no podíamos ser salvados por cualquier trabajo que pudiéramos desempeñar, tales como ¡la observancia del sábado o los días santos!

Pero ¡espere un minuto! ¿Qué era eso? En todo el contexto de esta declaración, Pablo había escrito en el siguiente versículo: “Porque somos hechura suya, creados en Jesucristo para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2: 10). El significado obvio del pasaje era que deberíamos estar logrando buenas obras. ¡Dios había ordenado que anduviésemos [la palabra significa “vivir “, como en “ámbitos de la vida “] en ellos!

Este pasaje mostraba que si somos salvados, no sería por las “obras” que ganaríamos la salvación, sino por la gracia de Dios, que es el inmerecido perdón por el pecado. Por otro lado, una vez perdonados, Dios quiere que nosotros, en Cristo, llevemos a cabo ¡buenas obras!

Sin embargo, todo la embestida de su de su pequeño folleto estaba en que debíamos evitar cosas como la observancia del sábado, o el sentirnos obligados a obedecer las leyes. Todo era amor, gracia y fe. Sólo cree y profesar a Cristo, y, ¡listo! Usted está salvado. No había obediencia hacia Dios, en opinión de este predicador de radio.

Mi primera lectura de las doctrinas de otras iglesias no empezó por comparar en profundidad las investigaciones que yo lograría en los próximos meses y años después.

Si las cacareadas autoridades, que no eran nada más que una excusa por mi parte en contra de las enseñanzas de mi padre (¿seguramente todas estas grandes iglesias no pueden estar equivocadas?) se equivocaron con la Biblia, entonces ya no estaba enfrentando a mi padre en contra de otros hombres de Iglesia, sino enfrentando a otros eclesiásticos y mi padre en contra de la Biblia. Yo no estaba sesgado. Hubiera estado eufórico si hubiera podido encontrar la prueba bíblica para el domingo; encontrar la prueba bíblica absoluta de que mi padre se equivocó al observar “Sábado en vez del Domingo”

La Enciclopedia Católica – La Máxima Autoridad para la Observancia del Domingo

La investigación posterior me dejó atónito. Al igual que la erosión de la arena, la base de mi resistencia hacia la observancia del sábado, y mi suposición de que “seguramente todos esas grandes iglesias no pueden estar equivocadas”, simplemente desapareció. Me sentí traicionado; me dejó en la estacada, sin ningún fundamento.

¿Existe mayor “autoridad” para guardar el domingo que el Papa de Roma, la Iglesia Católica Romana? Porque, después de todo, la única autoridad con la que los protestantes justifican la observancia del domingo es la vieja madre Roma, y los escritos de los llamados “padres de la iglesia” de la segunda, tercera y cuarta centuria, así como diversos concilios de la iglesia, que tuvo lugar cientos de años después de Cristo.

Esto es lo que la muy respetada Enciclopedia Católica dice sobre el domingo, y la observancia del domingo.

“DOMINGO, (del inglés: Sun-day:, día del sol), ya que el nombre del primer día de la semana, se deriva de la astrología egipcia … El domingo fue el primer día de la semana según el método judío de registro del tiempo [ nota: los judíos nunca lo llamaron ‘domingo’] , pero los cristianos comenzaron a tomar el lugar del sábado judío en los tiempos apostólicos como el día apartado para el culto público y solemne de Dios. La práctica de reunirse en el primer día de la semana para la celebración del Sacrificio eucarístico se indica en Hechos xx, 7; I Cor, xvi, 2; en Apocalipsis 1, 10, que se llama el día del Señor ” (Enciclopedia Católica, Vol. XIV, p 335).

¿Cuál es el “sacrificio eucarístico? “Es el “sacramento de la Cena del Señor”, o “Comunión”.

Pero Jesucristo no mandó a los discípulos a observar la ceremonia del lavado de pies, el vino y el pan cada semana. Lo hizo en una ocasión conmemorativa (Lucas 22:19). Como todas las otras conmemoraciones, como cumpleaños, aniversarios, fiestas nacionales o días “conmemorativos”, que se iban a celebrar una vez al año, en el mismo día que el evento original.

A pesar de estas claras indicaciones de las Escrituras, y la práctica de Cristo mismo, la Iglesia Católica Romana comenzó a celebrar el llamado “sacrificio eucarístico” cada Domingo.

Ahora, tenga en cuenta también que esta cacareada autoridad dice que usted y yo, cuando volvemos a las tres escrituras mencionadas, encontraremos que los cristianos se reunían “para la celebración del Sacrificio eucarístico”

Vamos a ver si podemos encontrar en las Escrituras enumeradas por la Enciclopedia Católica alguna referencia a la observancia del domingo, o a cristianos que observen el “sacrificio eucarístico”. Coja su propia Biblia, y mírelas. Estudie cuidadosamente cada palabra y cada versículo.

Lea hasta el pasaje mencionado en Hechos 20. Comenzando con el versículo 6: “Y navegamos desde Filipos después de los Días de los Panes sin Levadura, y fuimos de ellos a Troas en cinco días, donde permanecimos siete días.”

Lucas, que era el periodista, obviamente incluyó en su diario el hecho de que habían navegado justo después de los Días de los Panes sin Levadura. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que este período de festividad anual inmediatamente posterior a la Pascua, o la Cena del Señor, aún estaba siendo observado. Pablo escribió a la iglesia de Corinto: “Pero yo estaré en Éfeso hasta Pentecostés ” (I Cor. 16:8). También dijo, como escribió Lucas un poco más tarde, que este relato de su viaje a Troas, ” … Es menester que de cualquier manera, yo observe esta fiesta que viene, en Jerusalén ” (Hechos 18:21) .

Repetidamente en los escritos de Pablo , y en los de Lucas, que narran las hazañas de la iglesia apostólica primitiva, tiene muy en cuenta la ocurrencia del día Sábado de Dios y los sábados anuales o días santos. Estas palabras fueron escritas en el diario de Lucas aproximadamente treinta años después de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, treinta años después de aquel primer Pentecostés, treinta años después de la fundación de la iglesia apostólica. Recuerde, Pablo fue el apóstol de los gentiles, no de los judíos. Sin embargo, lo vemos manteniendo repetidamente el día Sábado de Dios, así como también observando los días Sábados anuales de Dios.

Ahora, continuando con Hechos 20, “Y el primer día de la semana, cuando los discípulos estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les enseñó, habiendo de partir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche [la medianoche en nuestra “noche del sábado]”.

“Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos.

“Y en la ventana estaba sentado un joven llamado Éutico, que cayó en un sueño profundo y como Pablo estaba predicando largamente, postrado de sueño, se cayó del tercer piso, y fue levantado muerto.

“Entonces Pablo descendió y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, porque su alma está en él.

“Por consiguiente, cuando, volvió a subir, y hubo partido el pan y lo hubo comido, habló durante un largo tiempo, incluso hasta el alba, y entonces partió ” (Hechos 20:7-11).

Observe que la expresión “partir el pan” significa simplemente comer una comida. Esto no sugiere una ceremonia religiosa, o ¡un “sacrificio eucarístico”! “Partir el pan” podría abarcar servirse una comida completa, incluyendo carne y verduras.

Tras el Día de Pentecostés unos treinta años antes, el pueblo “… día tras día continuaron perseverando en el templo y partiendo el pan de casa en casa [en el margen: “en casa “], comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hechos 2:46) . Esta mirada a las costumbres de la gente de esa época muestra que estaban “partiendo el pan y comiendo su carne” de casa en casa juntos, en comunión gozosa.

El pan de molde no era desconocido en aquellos tiempos. El pan se horneaba en panes enteros, como el “pan francés” en la actualidad. Incluso en los días de la frontera americana, la expresión: “Tengamos juntos el pan” connotaba comer una comida, y no tenía nada que ver con una ceremonia religiosa. La Biblia dice claramente que tenían “pan partido y se comía” no que ellos habían partido el pan ceremonial.

Nótese también que esta reunión tenía lugar poco después de la puesta del sol en nuestra “noche del sábado.” Pero entonces los nuevos días comenzaban al atardecer. “Sábado a la noche” que en ese entonces era el comienzo del primer día de la semana. La prédica de Pablo se inició en la comida de la noche de la que habría sido nuestra noche del sábado, y se prolongó hasta la medianoche. Este era en el “primer día de la semana”, pero la reunión continuó durante toda la noche, hasta la mañana, lo que sería nuestro domingo por la mañana.

Ese día, el primer día de la semana, nuestro “domingo”, ¿Que hizo Pablo durante el día? Recuerde, partir el pan y comer una comida había tenido lugar a la hora de cenar alrededor de doce horas antes. Ahora, era lo que comúnmente llamamos domingo por la mañana. ¿Fue ese, un momento de adoración para Pablo? ¿Fue un tiempo para el descanso, o para abstenerse de cualquier trabajo?

“Entonces nosotros, adelantándonos a tomar la nave, (escribe Lucas), zarpamos para Asón, con el propósito de recoger allí a Pablo, pues así lo había decidido, deseando ir por tierra hasta Asón” (Hechos 20:13).

Asón estaba cerca de una estrecha península de Troas. En barco, requería horas de navegación, y los vientos dominantes habrían requerido mucho viradas hacia atrás y hacia adelante. Sabiendo esto, Pablo decidió quedarse con esas personas cristianas, tanto cuanto pudiera, hablar con ellos justo en medio de la noche, (¡que es un trabajo duro!), y luego caminar 30 kilómetros durante las horas de luz de ese domingo.

¡Hablemos de trabajo!

Ese no fue un “sacrificio eucarístico”, como la tan cacareada Enciclopedia Católica querría hacerle creer. Fue una reunión que tuvo lugar del sábado sobre el ocaso hasta casi el amanecer de la mañana siguiente. Desde que la Biblia siempre comienza los días al atardecer, el comienzo del “primer día de la semana” empezó al atardecer del sábado.

Entonces, Pablo trabajó toda la noche. Luego caminó unos increíbles treinta kilómetros de Troas a Asón para encontrarse con Lucas y los demás a bordo del barco.

¿Ha leído usted algo allí acerca de los cristianos reuniéndose con el propósito de llevar a cabo el “sacrificio eucarístico”? La palabra “Eucaristía” no está en ninguna parte de la Biblia. No, no hay un “sacrificio eucarístico” que se mencione allí. En cambio, se trató de un “estudio bíblico”, informal, excepto que Pablo predicaba desde la experiencia personal y su propio conocimiento de las Escrituras (el Antiguo Testamento constituían las únicas “escrituras” que existían entonces) ya que las personas no poseían Biblias como las tenemos hoy.

Pero, sin duda, encontraremos a los cristianos reuniéndose el primer día de la semana, el domingo, para celebrar el “sacrificio eucarístico” en la segunda escritura que aparece en la Enciclopedia Católica, ¿no es así? Vamos a ver.

“En cuanto a la ofrenda para los santos, como yo he dado orden a las iglesias de Galacia, así también haced vosotros” (I Cor. 16:1). Lea Hechos 11:27-30. Ágabo había profetizado una terrible sequía que golpearía a Palestina. La iglesia se organizó, reuniendo frutos secos almacenados, dátiles, granos y carnes secas y frutas, para enviar ayuda a las personas que de otro modo habrían muerto de hambre.

Pablo, con ganas de ayudar, quería que la iglesia de Corinto generosamente dedicase un día completo de trabajo cada semana antes de su llegada, para aliviar el hambre. Así está como él lo indicó, que “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, como Dios lo ha prosperado, que no se recojan [cosechas, recolección, espigados] cuando vaya.

“Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta [a mí], a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo [sus generosas donaciones de productos alimenticios] a Jerusalén” (1 Cor. 16:1-3).

¿Qué hace usted mismo cuando “está en la tienda”? ¿Por qué, almacena, o se reserva algo? Usted lo tiene a mano, en un depósito, o en su garaje, o en su hogar.

¿Leyó una sola palabra acerca de un “sacrificio eucarístico” aquí? ¿No? Pero la tan mentada Enciclopedia Católica dijo que encontraría cristianos llevando a cabo ¡una ceremonia religiosa el domingo! Dijo que se trataba de una reunión de los cristianos para celebrar el “sacrificio eucarístico”.

Esto no tiene absolutamente nada que ver con la adoración de una u otra manera. Pablo instó a los hermanos a salir y realizar un duro trabajo el primer día de la semana, que es nuestro domingo, por lo que habrían recogido y almacenado su producción antes de su llegada.

Pero, entonces sin duda, ¿no tendríamos que encontrar al menos UNA referencia correcta en alguna de las tres escrituras que citó Enciclopedia Católica donde, supuestamente, se muestran a cristianos manteniendo el “sacrificio eucarístico” el domingo?

Veamos a Juan, el apóstol, a quién se le dio muchas visiones por medio de Jesucristo para revelar al pueblo de Dios lo que sucedería aquí abajo en el momento cercano al final de la civilización del hombre en la tierra.

La primera visión que vio Juan fue la de un ser que hablaba con una voz como un potente sonido de trompeta. Juan escribió: “Yo estaba en el espíritu [como en un trance espiritual de ver una visión] en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

“Que decía: Yo soy el Alfa y el Omega, el primero y el último y lo que ves [en las visiones que siguen], escríbelo en un libro, y envíalas a las siete iglesias … ” (Apocalipsis 1:10, 11).

¿Lee usted en esta lista alguna reunión de cristianos? No.

¿Lee usted de un “sacrificio eucarístico”? No. Por el contrario usted leyó de cómo Juan fue transportado en visión espiritual en el “Día del Señor”, o al “día del Señor”. En el ojo de su mente él estaba experimentando una visión. Su visión se refería a una gran época de cataclismo mundial llamado “El DÍA DEL SEÑOR” en el Libro de Apocalipsis. Este no era un “sacrificio eucarístico”, sino una visión que recibió Juan de un tiempo inminente de la intervención de Dios en los asuntos humanos, como lo demuestran los siguientes capítulos de Apocalipsis.

¿Qué “día” es “el día del Señor”? Lea “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El,

“Que no seáis sacudidos fácilmente en vuestro modo de pensar, ni os alarméis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el Día de Cristo ha llegado [Cristo es el Señor, así que este es el Día del Señor“].

“Nadie os engañe de ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y que el hombre de pecado sea revelado …” (2 Tesalonicenses 2:1-3).

El libro de Apocalipsis revela tres grandes divisiones de eventos que se introducirán en el momento de la intervención divina de Dios en los asuntos humanos: La Gran Tribulación, los signos celestiales, y el Día del Señor.

A todo el período, Juan en su primer capítulo, lo llama el “Día del Señor”.

La palabra griega para “sobre” significa “en” o “dentro”.

El Diaglott traduce directamente del griego, que dice: “Yo estaba en el espíritu en el día del Señor” Juan fue transportado en visión hacia el futuro “Día del Señor”. Esto no tiene nada que ver con cualquier día de la semana, sino con todo el período de tiempo, de unos tres años y medio de duración, de la tribulación, de las Señales Celestiales y del Día del Señor, que finalizará en la segunda venida de Cristo. El “día del Señor”, del que escribió Juan todavía está en el futuro, y aún no se ha cumplido.

Un número de otras traducciones, así como la Diaglott dejan claro que Juan estaba diciendo que había sido transportado, mentalmente, como en una visión, hacia adelante en el tiempo el tiempo del DIA DEL SEÑOR. El Día del Señor del que habla Pablo a los Tesalonicenses es el mismo período de tiempo en la profecía que se revela en detalle en el libro de Apocalipsis.

La declaración de Juan acerca de su visión del Día del Señor llega como parte de la introducción a las impresionantes profecías del libro de Apocalipsis, que da detalles de la próxima época de la Tribulación, de las Señales Celestiales, y de la terrible ira de Dios que derramará sobre la tierra durante el Día del Señor.

 

Es evidente que esto no tiene nada que ver con un servicio religioso de ningún tipo. Juan estaba solo. ¡No hay ningún “Sacrificio Eucarístico” mencionado aquí! Nadie más estaba presente. A Juan se le dio una visión sorprendente de futuros eventos impresionantes que tendrán lugar durante el Día del Señor.

¿“Qué Día es el Día del Señor”?

Millones de cristianos se refieren comúnmente al domingo como al “día del Señor”. Algunas personas aquí y allá han transferido descaradamente el nombre del día Sábado de Dios al Domingo, y se refieren a él como “El día de reposo”. Pero no es ni el día de reposo, ni es el “día del sol” (del inglés, Domingo: Sun-day:: día del sol). Es, simplemente, el “primer día de la semana”, que es para Dios un día de trabajo.

¿Pero qué día es el día en que Cristo es el Señor?

Observe: “Y Él les dijo: El Sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el Sábado:

“Así que el Hijo del hombre es Señor aun del Sábado” (Marcos 2:27, 28). ¿Qué día es el “día del Señor”? Jesucristo dijo que ¡Él era (y es) el Señor del sábado! Entonces, el día sábado es el verdadero “día del Señor”, y no el domingo o día del sol.

Observe cuidadosamente lo que dijo Cristo.

Dijo que el sábado fue “hecho para el hombre”. El sábado es algo que se hizo, creado a final de la semana de la creación. Dios había terminado su obra de la creación, pero no había terminado de crear. El sábado fue hecho para el hombre, no para la raza judía, y se hizo cuando fue hecho el hombre – durante semana de la creación.

Dios creó el día Sábado (de reposo), puso Su presencia en él, lo bendijo y lo santificó, lo que significa que Él lo hizo santo.

“Así los cielos y la tierra fueron terminados, y todas las huestes de ellos.

“Y en el séptimo día Dios terminó Su obra que había hecho, y Él descansó el séptimo el día de toda la obra que había hecho.

“Y Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó [lo distingue como santo], porque fue en él que Él reposó de toda Su obra que Dios había creado y hecho” (Génesis 2:1-3)

El sábado fue hecho cuando fue hecho el hombre. Como dijo Jesús fue hecho para el hombre, no como un yugo de esclavitud, o una rigurosa carga legalista. Fue hecho para el descanso del hombre, para su relajación, el disfrute, el tiempo para la introspección, la meditación, el estudio, la oración y para su adoración a Dios.

El sábado fue creado para dar alegría a la humanidad, una bienvenida, un respiro deseable de su trabajo semanal, tiempo para su familia, y sus hermanos de la iglesia de Dios, tiempo para mirar hacia atrás en la creación, y para mirar hacia delante, hacia el reino de Dios.

El sábado es una conmemoración de la creación, y su observancia reconoce al Creador. También es una sombra, o un anticipo, de la venida del ¡reino mundial de Dios!

El verdadero “día del Señor”, o el día durante del cual Cristo dice que es el Señor, es el día Sábado (de Reposo), que Él creó.

El Sábado, Representa el Reposo Milenario

Dios ha asignado al hombre seis mil años para aprender una horrible lección, empapada de sangre, que el hombre no puede gobernarse a sí mismo, aparte de Dios. Al final de los seis mil años, Jesucristo vendrá al poder y la gloria de Dios para desplazar toda autoridad y ley humana y establecer Su gran reino en esta tierra, y gobernar con vara de hierro por mil años.

Este es el reposo milenario de Cristo. Cuando el antiguo Israel puso fin a sus cuarenta años de vagar en el Sinaí y cruzó el Jordán hacia la tierra prometida, Josué (cuyo nombre en hebreo es exactamente el mismo que “Jesús” en griego) se dice que les he dado “descanso”.

A medida que se establecieron en la tierra prometida, la nueva generación de Israel tipificaba el pueblo de Dios entrando en el reino de Dios.

“Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad a través del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparad provisiones, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que el Eterno vuestro Dios os da en posesión.

“Y a los rubenitas ya los gaditas, y la mitad de tribu de Manasés, hablaron a Josué, diciendo: Acordaos de la palabra que Moisés, el siervo del Eterno, que os mandó diciendo: El Eterno vuestro Dios os ha dado REPOSO, y os ha dado esta tierra

“Vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestro ganado permanecerán en la tierra que Moisés os dio al otro lado del Jordán; pero vosotros, todos los valientes guerreros, pasaréis en orden de batalla delante de vuestros hermanos, y los ayudaréis;

“Hasta que el Eterno dé REPOSO a vuestros hermanos como a vosotros, y ellos también posean la tierra que el Señor vuestro Dios les da…” (Josué 1:10-15). 

Los israelitas, dirigidos por Josué, cruzaron a través del lecho seco del Jordán (Josué 4:18), apenas una corta jornada sabatina en el día sábado, que era el décimo día de Abib (Josué 4:19) y entonces, celebraron la Pascua que era en nuestro miércoles, el catorce de Abib a la noche (Josué 5:10).

Ahora, observe cuidadosamente el rico carácter que Dios revela acerca del sábado, imaginando el reposo milenario de Cristo, cuando a los israelitas se les dio descanso después de cuarenta años en el Sinaí.

“Temamos pues no sea que la promesa que nos fue dejada de entrar en Su reposo [Su reino, el reposo del milenio], a alguno de vosotros les parezca no haberla alcanzado.

“Porque también a nosotros, se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; [los israelitas bajo Josué, véase Heb. 3.] Pero la palabra predicada no les aprovechó por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

“Pero los que hemos creído entramos en el reposo, como él dijo, como juré en mi ira: No entrarán en mi reposo, [o tendrán que entrar en mi reposo]: aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo” (Hebreos 4:1,2).

¿En qué momento Dios descansó de Sus obras de creación del mundo? En el día Sábado (Génesis 2:1-3).

El día de reposo (sábado) se explica aquí como una especie de tierra prometida durante el tiempo de Josué, y un tipo de Reino de Dios en el reinado milenario de Cristo.

“Porque en un determinado lugar [la escritura a la que acabamos de referirnos, Génesis 2:1-3] Él dijo del séptimo día, en su sabiduría, Y Dios descansó el séptimo día de todas sus obras” (Hebreos 4:4). El tema que está tratando es el día Sábado (de reposo), como una especie característica tanto de la tierra prometida ¡como del reino milenario de Cristo!

Pablo continúa: “Y en este lugar de nuevo, no entrarán en mi reposo” (v. 5). Esta es una cita del Salmo 95, que dice: “No endurezcáis vuestro corazón como en el lugar de la contienda, como en el día de la tentación en el desierto;

“Cuando me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mi obra.” Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Este es un pueblo que divaga en su corazón, Y no ha conocido mis caminos:

“Por tanto, juré en mi ira que no entrarían en mi reposo” (Salmo 95:7-11). ¡Y no lo hicieron!

La generación de Israel que salió de Egipto murió en el desierto, al no estarles permitido por Dios entrar en la tierra prometida de Palestina a causa del pecado, que incluía el quebrantamiento del sábado. 

Dios había dicho: “¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que me temieran, y siempre guardaran todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!” (Deut. 5:29).

Cuando Dios reveló por primera vez Su Sábado a los hijos de Israel que habían estado en Egipto, Él les ordenó recoger el doble de la cantidad de comida en el día de “preparación”, nuestro viernes, así no estarían trabajando en el Sábado (el día de reposo).

Dios les llovía maná para proporcionarles el sustento que da vida. A pesar de los mandamientos de Dios, “Y aconteció que algunas personas salían en el séptimo día a recogerlo, y no lo hallaron.

“Y el Eterno [JHVH o Jehová siempre se traduce “SEÑOR” en letras mayúsculas en la versión del Rey Santiago] dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? Mirad que el Eterno os ha dado el sábado, por lo tanto, Él os da en el sexto día pan para dos días; respetad pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de su lugar en el séptimo día” (Éxodo 16:23-30).

La persona del soberano divino Dios que dio esta orden es el que llegó a ser Jesucristo. No hay más que leer a Juan, el primer capítulo, para probar esto absolutamente.

Observe que esta orden de observar el día Sábado de Dios fue dada antes de la entrega de los Diez Mandamientos en el monte Sinaí, la cual se encuentra ¡dos capítulos más tarde!

Ahora, observe nuevamente el tema especial de Hebreos 4: “Por tanto, puesto que todavía falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes les fue predicado primero no entraron a causa de la incredulidad [al margen: la desobediencia]:

“Una vez más, Él determina un cierto día [es decir, Él distingue, o señala, un cierto DÍA], diciendo por medio de David: Hoy, después de tanto tiempo, como se ha dicho antes, Si hoy oyereis Su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:6,7).

El salmo de David está citando del mensaje del día sábado de Josué, al igual que a su vez, Hebreos está citando el salmo de David.

El equivalente exacto en hebreo para el nombre “Jesús” es “Josué”. Como lo dice correctamente al margen, el siguiente versículo debería decir: “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, Dios no habría hablado de otro día después de ése” (Heb. 4:8).

En estos pasajes se está eligiendo un día. “Hoy”, siempre está escrito en mayúsculas por los traductores, se refiere nuevamente a la oración de Josué en aquel sábado hace mucho tiempo, cuando la segunda generación de jóvenes israelitas fueron advertidos de no endurecer sus corazones, como lo habían hecho sus padres al entrar en la tierra prometida, representada por el Sábado, a través del río Jordán.

David entonces, se refiere al mismo evento, y representa el día sábado como una imagen de “descanso” que es una especie de tierra prometida, y la sombra del descanso milenario de Cristo.

Ahora, observe una verdad asombrosa. Hasta ahora, hemos leído una y otra vez la palabra “descanso” en la palabra de Dios. Por lo menos siete veces, hemos leído la palabra “reposo”, en referencia a Dios en reposo; al “reposo” de la tierra prometida, o al “descanso” en el milenio con Jesucristo.

La palabra mencionada en griego es katapausis, o, en dos veces, katapauo, que significa: poniendo en reposo; morada, descanso, “o”, establecerse, colonizar, o en sentido figurado, a cesar o desistir, cesar, dar, descanso.”

Pero luego viene el versículo nueve de este fascinante pasaje de las Escrituras, donde se utilizó en el original una palabra griega completamente diferente. Algunas Biblias, como mi propia edición completa de la Biblia, del “estudio”, que he utilizado en el escritorio del estudio de radio y televisión durante décadas, publicado por Philadelphia Press, tiene una nota al margen sobre esta palabra. Dice: ¡”Una observancia del Sábado“! Lea la escritura: “Por tanto, queda un reposo [del griego: sabatismos] para el pueblo de Dios” (Heb. 4:9). Sabatismos significa, “Un sabadismo; el reposo de la cristiandad, el descanso.” Significa “Sabatisando” o un “descanso del sábado”

Los traductores de 1611 habían sido sometidos a siglos de tradición de la iglesia. Ellos habían “aprendido” en sus estudios de los antiguos concilios de la iglesia; de la legislación real efectuada por los papas y emperadores en relación la observancia del domingo. Aunque tenían una clara evidencia delante de ellos que la palabra katapausis significaba “poner en reposo”, o “reposar” y Sabbatismos quería decir “una observancia del sábado“, optaron por ocultar, todo lo que podían, el ¡verdadero significado del versículo 9!

Sin embargo, sólo cuando se comprende el verdadero significado del versículo 9, es cuando ¡todo el pasaje desde Hebreos 3:7 hasta Hebreos 4:11 tiene sentido!

Una y otra vez, se nos recuerda de las oraciones de Josué; de cómo él instó a los israelitas ¡”Hoy, no endurezcáis vuestros corazones”!

Se nos recuerda que la vieja generación de israelitas no igualó a la del “descanso” en la tierra prometida, y se nos advirtió que nosotros, como cristianos, no podríamos alcanzar el “descanso” en el milenio con Jesucristo si endurecíamos nuestros corazones contra las leyes de Dios.

Se nos dice que David específicamente apartó, o señaló, cierto DÍA en ese sentido (Heb. 4:7), hablando del día Sábado (de reposo).

Entonces, se nos dice que, si el verdadero “reposo” de Dios había sido dado por Josué, Dios no “hablaría de otro día.”

Luego se nos dice, “Por tanto, queda una ¡observancia del sábado para el pueblo de Dios”! (Heb. 4:9).

Búsquelo en el margen de algunas Biblias del Rey Santiago, o en el Diaglott, o en una ¡concordancia exhaustiva! Esta es la verdad de Dios en su propia Biblia, no las ideas de cualquier hombre, o la mala interpretación retorcida de las Escrituras que hemos visto en los intentos de justificar la observancia del domingo.

Ahora, uno puede entender más claramente las exhortaciones dadas en Hebreos 3: “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.

“Antes, exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.

“Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos el principio de nuestra confianza firme hasta el fin;

“En cuanto se dice: si Hoy, si oís su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:12-19).

Esto es nada menos que instar al pueblo de Dios a la comunión conjunta, para exhortarnos los unos a los otros “mientras se dice Hoy“, es decir en los días sábado (de reposo), para que ninguno se vuelva endurecido de corazón, y retroceda ante las leyes de Dios, y Su camino de vida.

El Sábado ANTES que fueran dados los Diez Mandamientos

El día sábado (de reposo) de Dios fue creado mucho antes de la entrega de los Diez Mandamientos, o el “decálogo”, como se le llama, al pie del Monte Sinaí.

Dios creó a Adán en el sexto día de la semana de la creación, y Él creó el día sábado (de reposo) en el séptimo día de la semana de la creación.

Mientras que Dios había terminado de trabajar, Él no había terminado de crear.

Dios descansó de todas Sus obras en el séptimo día de la semana de la creación, y por el hecho de descansar, Él creó el sábado. Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes.

 

“Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de Su obra” (Génesis 2:1-3). Los Diez Mandamientos no fueron codificados o escritos en piedra, hasta muchos siglos más tarde, mucho después que el diluvio del tiempo de Noé, ¡mucho tiempo después de Abraham! Es por ello que los Diez Mandamientos miran hacia atrás a la época de la creación: “Acuérdese [piense hacia atrás, y ¡nunca olvide!] del día sábado para mantenerlo santo.

“Seis días trabajarás, y harás toda tu obra.

“Pero el séptimo día es el Sabático del Señor tu Dios: en él; no hagas obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro tus ciudades:

“Porque en seis días el Señor [JHVH, o “El Eterno”, a veces llamado Jehová] hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día: por tanto el Eterno bendijo el día Sabático (de reposo), y lo santificó ¡[lo hizo santo!] (Éxodo 20:8-11).

El sábado es el único día de la semana que Dios ha dignificado con un nombre. Hoy en día, nuestros días de la semana llevan nombres completamente paganos: En la lengua inglesa ” El domingo (Sun-day) es el “día del sol”, o invictus Solís, que significa el día del sol invencible. El lunes (Mon-day) es el “día de la luna.”, en inglés o español. El martes (Tues-day) es el “día de Theus” en español, el día de Marte, mientras que el miércoles (Wednes-day) es el “día de Odín o Woden”. El jueves (Thurs-day) es el “día de Thor”, y el viernes (Fri-day) es el “día del Friea”, todos nombres de dioses paganos que no son sino el producto de la imaginación de los paganos en el lejano pasado.

El conocimiento del ciclo semanal se les dio a Adán y a todos los patriarcas mucho antes del diluvio de Noé. Cuando Dios sacó a Israel de cientos de años de esclavitud, les reveló Sus días Sabáticos (de reposo) y Sus días Santos anuales, o festivos. Fue por medio de la primera Pascua y los Días de Panes sin Levadura que Dios los sacó de la esclavitud; fuera de Egipto, y a la tierra de errante por un período de prueba; cuarenta largos años.

Una de sus grandes pruebas fue el sábado. Se trata del mandamiento “prueba”: el que requiere de nosotros hacer algo- descansar en ese día, adorando a Dios como nuestro Creador, mirando hacia atrás a la creación, y deseando que llegue el Reino de Dios.

Estudie nuevamente el capítulo 16 de Éxodo, cuatro capítulos antes del Sinaí, y la entrega de los Diez Mandamientos en dos tablas de piedra, y vea cómo Dios le recordó a Israel ¡Su día Sabático (día de reposo)! Cuando rompieron su ley sobre el Sábado, Dios preguntó: “¿Hasta cuándo no querréis vosotros guardar mis mandamientos y mis leyes?” (Ex. 16:28).

Los Diez Mandamientos de Dios a definen que es el pecado. Observe, “¿Entonces qué diremos? ¿La ley es pecado?, No, yo no he conocido el pecado sino por la ley: Porque no he conocido la lujuria, salvo que la ley ha dicho: No codiciarás” (Romanos 7: 7). La ley de Dios señala que es el pecado.

Si un policía le preguntara, “¿Sabe lo que significa violar la ley?” Usted seguramente pensaría que estaba bromeando o que estaba loco. Usted se preguntaría por qué iba a hacerle una pregunta tan ridícula. Si rompe la ley, rompe la ley – actúa en contra de la legislación escrita, o hace algo ilegal.

¿Se puede obedecer a una señal de detenerse cuando no existe tal señal? ¿Se puede superar el límite de velocidad cuando no hay límite de velocidad? ¡Por supuesto que no!

Ahora, fíjese, “Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Rom. 4:15). ¡Qué simple!

Donde no hay ninguna ley, no hay ninguna ley que violar. Se define el pecado como la ruptura de los Diez Mandamientos de Dios, Su justa ley:

“Todo aquel que comete pecado, también infringe la ley; pues EL PECADO ES LA INFRACCIÓN DE LA LEY” (1 Juan 3:4). Por lo tanto, cuando la Biblia dice que la gente pecó desde el tiempo de Adán hasta el tiempo de la entrega del Decálogo, al pie del monte Sinaí , es obvio que los Diez Mandamientos ya estaban en su lugar, que eran conocidos por los antiguos, que era un pecado violarlos.

Los Diez Mandamientos incluyen el cuarto mandamiento, “Acuérdate del día sabático (de reposo) para santificarlo.” Lleva la misma pena que el asesinato. ¡Este conlleva la pena de muerte por romperlo!

Juan escribió: “Y en esto sabemos que nosotros Le conocemos, si guardamos Sus mandamientos.

“Aquel que dice: Yo Lo conozco, y no guarda Sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:3, 4)

Así como es imposible ignorar una señal de detenerse que no existe, es imposible cometer un pecado si no hay una ley que indique que es el pecado.

Sin embargo, los seres humanos cometieron pecado desde el momento siguiente al engaño de Satanás a nuestros primeros padres, y eso claramente significa que las leyes de Dios se estaban rompiendo. Dios no “pensó” y entregó sus Diez Mandamientos en el Sinaí. Él reveló Sus leyes perfectas a nuestros primeros padres, y a todos los patriarcas mucho antes del diluvio, a Abraham, Isaac y Jacob. Sus leyes eran conocidas no sólo por sus propios piadosos patriarcas, sino también por los reyes paganos en muchos países en el Medio Oriente, mucho antes del Sinaí.

Cuando Adán y Eva pecaron contra Dios, rompieron varios aspectos importantes de los Diez Mandamientos de Dios. Primero, ellos, presos de lujuria, desearon el fruto prohibido; codiciaron lo que Dios había prohibido. Esto rompió el décimo mandamiento. Ellos desobedecieron y deshonraron a su único Padre, Dios Todopoderoso, cuando hicieron exactamente lo que Él les había prohibido hacer, rompiendo así el quinto mandamiento. Ellos tomaron lo que no era de ellos, lo estaban robando. ¡Esto rompió el octavo mandamiento!

Santiago escribió que si rompemos un mandamiento, somos culpables de romper todos ellos. “Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero la ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:9,10). Esto muestra claramente que el quebrantamiento del sábado está a la par con la idolatría, o el robo o el asesinato, que romper un punto de la ley de Dios es lo mismo que romper todos ellos. Debido a que Adán y Eva pecaron, fueron expulsados de su fabuloso jardín. Sus hijos crecieron hasta la edad adulta. Entonces se produjo el primer asesinato registrado en la Biblia. Caín mató a su propio hermano por resentimiento y celos.

El Dios Creador del Antiguo Testamento advirtió a Caín acerca de su actitud. Abel había llevado adecuadamente los primogénitos de sus ovejas como sacrificio. Dios ya había mostrado a la primera familia que la comisión del pecado requiere el derramamiento de sangre, que la paga por el pecado es la muerte, y que había necesidad de un sacrificio expiatorio por el pecado. Esto ocurrió muchos siglos antes del diluvio de Noé, muchos, muchos siglos antes de la promulgación de la ley en el Sinaí, muchos siglos antes de que hubiera una nación llamada Israel, muchos siglos antes que hubiera un sacerdocio levítico.

Más aun, el conocimiento de la expiación por el pecado, ofreciendo el primogénito de una majada, como un cordero o una cabra, había sido revelado a la primera familia. Abel obedeció las instrucciones de Dios, y su ofrenda fue vista favorablemente por Dios.

Caín, decidió en cambio, ofrecer verduras, el “fruto de la tierra” (Génesis 4:2-7). Debería haber intercambiado con Abel, que ofrecía sus productos a cambio de un animal, y luego ofrecer el animal en sacrificio.

La palabra de Dios dice: “Y el Eterno miró con agrado a Abel y a su ofrenda;

“Pero a Caín y a su ofrenda no miró. Y Caín se enojó muchísimo, y decayó su semblante.

“Y el Eterno dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante?

“Si haces bien, ¿no serás aceptado? y si no hicieres el bien, el pecado está a la puerta. A ti es su deseo, pero tú debes gobernar sobre él ” (Génesis 4:4-8). Dios le mostró a Caín que el pecado estaba justo en la puerta por la actitud airada de Caín. Él explicó que, una vez que interviene la emoción humana; amargura, resentimiento, ira, celos, odio, autocompasión – el pecado no se queda atrás.

¿Y qué es el pecado? ¿Cuál es la definición bíblica del pecado? Ya hemos leído que: “El pecado es la transgresión de la ley.” Pero no puede haber pecado donde no hay una ley que indique ¡que es pecado! “Donde no hay ley, tampoco hay transgresión.” Pero sí había una ley en vigencia – Los Diez Mandamientos del santo Dios que dicen, ¡”no cometerás ningún asesinato”!

Las Leyes de Dios Estaban Completamente Vigentes ANTES del Sinaí

Ahora, observe cómo hace mucho tiempo, y cómo desde el principio en la Biblia se menciona el pecado. Dios mismo advirtió a Caín que el pecado estaba a la puerta.

Caín, a pesar de la advertencia, siguió directamente adelante con su rencor hacia su hermano y ¡lo mató!

¿Qué es el pecado? Es la transgresión de la ley.

La ley de Dios fue revelada a nuestros primeros padres. La ley de Dios es la verdad. Es la justicia (Salmo 119:172). Es santa. Es perfecta, justa y buena (Rom. 7:12). La ley de Dios nos muestra, a través de los primeros cuatro mandamientos, cómo amar a Dios. Nos muestra, a través de los últimos seis mandamientos, como amar a nuestro prójimo. La ley de Dios no vino a la existencia en el Sinaí. Era, y es, una expresión de la voluntad de Dios para con Su humana creación-diciéndonos cómo vivir en paz, prosperidad y felicidad.

Observe cómo Dios caracterizó la repugnante, depravada homosexualidad de los sodomitas y la gente de su ciudad vecina Gomorra: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores para con el Eterno en extremo” (Génesis 13:13).

Para que esos sodomitas pudieran ser etiquetados como malos y pecadores, es que ¡tenía que haber una ley que se estaba rompiendo!

Dios destruyó el mundo antes de las inundaciones a causa del pecado. El mundo entero se había llenado de violencia y asesinato. El canibalismo circulaba rampante. Ello entristeció el corazón de Dios por haber creado al hombre. Dios encontró un solo hombre cuyo corazón estaba bien con Dios en esa generación, y gracias a él, y sólo a él , Dios salvó a Noé y su familia, y destruyó toda la raza humana a excepción de ocho personas (Génesis 6 , 7 ) .por el pecado es la muerte. Los antiguos sabían esto, sabían acerca de las leyes de Dios.

Cuando Dios hizo su pacto con Abraham, fue porque Abraham era un hombre de carácter recto. Dios mostró que todas las naciones de la tierra, en última instancia serían bendecidas por medio de Abraham, ” Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos y mis leyes ” (Génesis 26:5).

Pero Abraham no estuvo ” justificado” por mantener las leyes de Dios. Él es llamado el “padre de los fieles ” porque él creyó a Dios, y porque tenía una fe absoluta en Dios. Esto no quiere decir que él fuera perfecto. Él era capaz de pecar; de cometer errores.

Cuando Abraham había utilizado el razonamiento humano para proteger a su esposa Sarah de Abimelec, Dios intervino, así no se cometería un pecado.

Abraham se encontraba viajando hacia el sur, y estaba residiendo en una tierra llamada “Gerar” Abimelec era el rey. Abraham tenía miedo que Abimelec lo matara y se llevara a su esposa; Abraham dijo: “ella es mi hermana.” Esta fue una mentira parcial, pero no obstante, una mentira. Abraham estaba usando la razón humana, y no confiaba en Dios para proteger a Sara. Abimelec tenía grandes fuerzas. Abraham era un viajero en su país. Al ver la belleza de Sara, Abimelec la tomó, y la agregó a su harén.

Pero Dios “…vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí que tú no eres no más que un hombre muerto [ la paga por el pecado es la muerte] por la mujer que has tomado, la cual es esposa de un hombre.

“Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también a una nación justa?

¿”No me dijo él, ella es mi hermana? y ella, aun ella misma dijo: Él es mi hermano, con integridad de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.

“Y Dios le dijo a él en un sueño: Yo también sé que has hecho esto con integridad de tu corazón, y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.

“Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido, porque él es un profeta … Entonces llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué has hecho para nosotros? Y ¿en que yo te he ofendido, qué has atraído sobre mí y sobre mi reino un gran pecado? has hecho obras a mí que no se debían haber hecho” (Génesis 20:1-9).

Dios Todopoderoso dijo a Abimelec que Él había evitado que Abimelec pecara contra Dios. Abimelec mismo reconoció que si él hubiera tomado a Sara como esposa, habría sido un gran pecado, porque ella ya estaba casada. ¿Qué es el pecado? ¡Usted lo ha leído! El pecado es la transgresión de la ley. Y donde no hay ninguna ley, no puede haber ningún pecado.

Por lo tanto, está claro que la ley de Dios estaba en pleno vigor y efecto mucho antes del Sinaí.

La Codificación de los Diez Mandamientos de Dios en piedra no dio existencia a esas leyes. Las tablas de piedra entregadas a Israel por medio de Moisés simplemente le dieron a Israel un registro escrito de las leyes de Dios; escrito por el dedo de Dios en piedra, el más duradero de todos los materiales de escritura.

Pero Dios les había revelado sus leyes a los antiguos patriarcas. Él se las había revelado a Adán y Eva, a Caín y Abel; a Enoc, y Noé. Él se las reveló a Abraham. Eran conocidas y comprendidas por los reyes de pequeños ciudades-estado por todo el Medio Oriente siglos antes que Moisés condujera a Israel a los pies del Sinaí.

¡Aquel que Escribió los Diez Mandamientos es el que se convirtió en Cristo!

Los millones de personas que se dicen cristianos en las diversas y “principales” iglesias dan por sentado que Dios el Padre dio a los israelitas los Diez Mandamientos, y luego Jesucristo, el Hijo, apareció en la tierra a “ser clavado en la cruz.”

Millones de personas dan por sentado que el Hijo acabó con las leyes del Padre. Para ellos, ¡los Diez Mandamientos son duros, rigurosos, injustos!

Pero ¿que las leyes son tan “injustas”? ¿Cuáles, de los diez son tan duros y poco razonables que son una terrible carga “legalista”? ¿Es la ley contra el robo la que detestan las personas? No, todos los asistentes a la iglesia estarían de acuerdo en que es malo robar. ¿Ellos odian el mandamiento que dice ”honra a tu padre y a tu madre”? No, todos los asistentes a la iglesia coinciden en que la familia es el elemento más importante en la sociedad, que debemos amar y honrar a nuestros padres. ¿Es el mandamiento contra el adulterio aquel al que odian? Tal vez, en las iglesias “gays”, o algunos que son tan liberales que predican el libertinaje total, pero estos son extremadamente raros. Las principales iglesias fundamentalistas todas creen que las relaciones sexuales prematrimoniales o extramaritales están mal, que es un pecado que lleva a la ilegitimidad, al aborto, a las enfermedades venéreas y a los matrimonios forzados. El hecho de que ciertos tipos de pecados sean muy comunes en la sociedad no significa que las iglesias los condonen.

¿Ellos odian a los mandamientos que Cristo resumió diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y toda tu mente”? No, todos están de acuerdo en que debemos amar a Dios, porque Él nos amó primero. Pocos saben que el amor de Dios se define en la Biblia como el mantenimiento de los Diez Mandamientos: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).

Entonces, ¿Cuál es el mandamiento del cual la gente se resiente más?

Piense en ello, y sea honesto con usted mismo. Si el cuarto mandamiento dice: “Deberás guardan el domingo, ¡”no habría ninguna discusión en el mundo que profesa el “cristianismo”! ¡Pero dice que hay que recordar el día sábado para santificarlo! ¡Y ahí está el problema! Debido a que usted y yo vivimos en un mundo llamado “cristiano” que observa el domingo, con siglos de tradición en la observancia del domingo, cualquier discusión acerca de mantener día Sábado de Dios provoca una ¡discusión al instante!

No importa mucho si pueden demostrar que la observancia del domingo fue impuesta al mundo que profesa el cristianismo por un concilio de la iglesia que no tuvo lugar sino hasta ¡unos trescientos años después de Cristo! No les importa que puedan leer documentos católicos que alegremente admiten que la Iglesia Católica Romana cambió el día de culto al domingo ¡únicamente por la autoridad de los papas! No importa que puedan demostrar, con abrumadoras pruebas voluminosas de la historia, que les tomó siglos para que la observancia del domingo fuera gradualmente impuesta a los que “se dicen” cristianos.

No, para la mayoría de la gente, la tradición es más importante. La mayoría, razona: ¿”Seguramente todas estas grandes iglesias no pueden estar equivocadas”?

Dado que viven en una sociedad observante del domingo, y puesto que está en la naturaleza humana el querer cumplir, y para evitar sobresalir, o ser considerado como un “fanático religioso” de algún tipo, muchos se aferran a la observancia del domingo, a pesar de que su conciencia los regaña acerca del Sábado. Sé y entiendo ese sentimiento, porque yo mismo razonaba de esa manera en mi resentimiento contra la observancia del sábado como un adolescente. Yo no quise demostrar la razón que tenía mi padre sobre el día sábado (de reposo), yo quería demostrar ¡que estaba equivocado! ¡Pero no pude! No puedo borrar las sencillas escrituras en mi Biblia que me hacen responsable hoy de ¡guardar el sábado!

Lo que no saben millones, es que el miembro de la Trinidad, que escribió el cuarto mandamiento con su propio dedo, es la misma persona que ha nacido de la virgen María; quien se convirtió en ¡Jesucristo de Nazaret! Esta es una verdad asombrosa, y a la vez, muy fácil de probar.

Todo lo que necesita hacer es leer, despacio y con cuidado, todo el primer capítulo del evangelio de Juan sin que nadie esté allí para torcer o distorsionar el significado; que no haya nadie que le diga que no quiere decir lo que dice. Estas son las principales citas:

Juan escribió: “En el principio era el Verbo [del griego: logos, que significa “portavoz”] y el Verbo [observe que los traductores sabían que necesitan la capitalización de la letra “V”] era con Dios, y el Verbo era Dios [El Logos era Theos en griego].

“Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por Él fueron hechas; y sin Él nada de lo que fue hecho, hubiera sido hecho” (Juan 1:1-3). Así que Aquel que dijo: “Sea la luz” quien dijo: “Que aparezca la tierra seca;” quien dijo: “Así que Aquel que dijo: “Sea la luz;” quien dijo: “Que aparezca la tierra seca;” quien dijo: “Hagamos al hombre a NUESTRA imagen”, fue el Único que se convirtió en ¡Jesucristo de Nazaret!

Continúa: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

“Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.

“Fue un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

“Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la Luz, para que todos creyesen por él.

“No era él la Luz, sino para que diese testimonio de la Luz.

“Aquel era la Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.

“En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por Él; y el mundo no Le conoció.

“A lo Suyo vino, y los Suyos no Le recibieron.

“Mas a todos los que Le recibieron, Él les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en Su nombre.

“Los cuales no son engendrados [del griego] de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios.

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó [la palabra griega es “tabernáculo” y ¡tiene un gran significado!] entre nosotros (y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1- 14).

El Dios Creador del Antiguo Testamento es el miembro de la Familia divina llamada Elohim que hizo la creación. No es que Él fuera el único arquitecto del universo, porque la Biblia nos dice claramente Él dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. El Padre y el Hijo participaron en la creación – ¡la hicieron juntos!

Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno”, y dijo que el Padre que moraba en Él produjo las obras que Él hizo, y le dio el mensaje que debe hablar.

Sin embargo la Biblia indica claramente que al que usted y yo conocemos como Jesucristo de Nazaret, es el que dio los Diez Mandamientos, que era el ” Verbo”, que habló y dijo: “Sea la luz”, que descansó en el séptimo día , y lo santificó.

Fue este miembro del divino Elohim quien se ocupó de Caín, Noé, Abraham, Isaac y Jacob. Él permitió a Moisés ver Sus intenciones (Ex. 33:11-23). ¡Él escribió los Diez Mandamientos con Su propia mano! Fue Él quien creó el día sábado (de reposo), e impuso la pena de muerte a los que no lo cumplen!

Usted necesita inculcar profundamente este hecho en su mente, y nunca olvidarlo! ¡Le ayuda a entender toda la Biblia!

Millones de personas que siguen a Jesucristo; que “creer en Jesús”, se asombrarían al saber ¡que la persona que se convirtió en Jesucristo es la misma persona que escribió los Diez Mandamientos! Sin embargo, ¡está absolutamente probado en su propia Biblia!

Ahora, ¿por qué el soberano divino Elohim, a quien conocemos como Jesucristo, escribiría una ley que Él sabía que Él mismo iba a destruir?

¿Por qué iba dar a Israel una ley que Él sabía que “no iba a funcionar”, para luego llevarlos a la muerte por desobedecerla?

¿Es lógico suponer que el Gran JHVH, a veces llamado Jehová, o el gran “YO SOY”, el que se llama el “Verbo”, y que es Jesucristo, entregaría una ley a Moisés y a los israelitas que sabía que pronto rescindiría? ¿Llevaría a la gente a la muerte por desobedecerla entonces, pero permitirá a millones quebrarla hoy?

¡Tonterías! Él dice: “Porque yo soy el Eterno, NO CAMBIO, por lo tanto, vosotros, hijos de Jacob no son consumidos” (Malaquías 3:6).

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).

Jesucristo dijo a sus discípulos: “NO penséis que YO VENGO para abrogar la ley o a los profetas: NO VENGO PARA ABROGARLA sino para hacerla cumplir.

“Porque de cierto os digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de ningún modo la ley, hasta que todo se haya cumplido.

“De manera que cualquiera que quebrante el más pequeño de estos mandamientos y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, éste será llamado grande en el Reino de los Cielos.” (Mateo. 5:17-19).

Cuando se cumple una obligación, hay que llevarla a cabo. Cuando la obligación es de por vida, hay cumplirla durante todo el tiempo en que se vive. Cristo no dijo: “Yo no he venido para abrogar, sino para destruir”, lo cual sería una contradicción flagrante.

Él dijo que no vino a destruir la ley, Él no dijo que el cruce de una “t”, o el punteado de una “i” pasarían de la ley hasta que toda su intención fuera cumplida. La intención de la ley es que toda la humanidad finalmente viva dentro de sus santos preceptos, perfectos, para que el mundo se convierta en un lugar de belleza utópico, sin pecado ni delito, sin violencia, ¡sin guerra!

Es completamente absurdo pensar en Jesucristo, como el Logos, o “portavoz” del divino Elohim que daría Su ley perfecta a Su pueblo cuando Él sabía que finalmente vendría a este mundo como un ser humano carnal, para destruir la misma santa y justa ley que Él escribió ¡con Su propio dedo!

Jesús dijo: “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en Su amor” (Juan 15:10).

¡”Pero eso es Legalismo”!

Millones de personas han oído mi voz en las últimas cuatro décadas, y la voz de mi padre antes que yo, predicando el evangelio del Reino de Dios. Siempre hemos hecho hincapié en que el Reino de Dios es la venida de Dios a su gobierno mundial, y hemos mostrado que Dios no salvará a ni una sola persona que no esté dispuesta a obedecerlo. Hemos confirmado los Diez Mandamientos de Dios, y hemos mostrado que el sábado debe observarse.

“Pero eso es legalismo”, se burlan algunos. Cada semana, se predica contra el día Sábado (de reposo) de Dios en miles de sermones desde los púlpitos de aquellas confesiones que observan el domingo, y a través de los programas religiosos de radio y televisión, ¡en contra de todos los requisitos “legales” para obedecer a Dios! Gran parte de esta prédica, y un gran número de libros, artículos y folletos se han escrito para combatir miles de estos programas de radio y televisión; y folletos míos y de mi padre.

Dicen, “Acaban de llegar a la cruz”, dicen, “Sólo cree en Jesús “, dicen “No puedes ser salvados por las obras”.

¡Pero hay más en la salvación que sólo la creencia! Debemos creer lo que Jesucristo predicó, lo que Él enseñó, creer y obedecer Su ejemplo, así como creer “en “Cristo”.

¡Es cierto que ni usted ni yo podemos ser salvados por obras! Sólo podemos ser salvados por el sacrificio de la vida de Jesús en lugar nuestro lugar, para expiar el pecado, que es la ruptura de la ley de Dios. Somos salvados por la vida de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos para sentarse a la diestra del Padre en el cielo. Nos reconciliamos con Dios por la muerte de Cristo, pero somos salvados por Su vida, como pronto veremos.

Por medio de inteligentes discursos y citando hermosos versículos sobre el amor y el perdón, muchos predicadores engañan a sus oyentes induciéndolos a creer que ¡no tienen que obedecer los Diez Mandamientos de Dios!

Cuando usted va a un agente de bienes raíces y decide comprar una casa, ¿quiere que se haga legalmente? ¿Quiere una valoración legal? ¿Una búsqueda del título legal? ¿Un documento legal diciendo que la casa no fue construida sobre terreno anegadizo, o que no tiene daños por termitas? ¿Quiere un documento legal que fije un tipo de interés del cual pueda vivir? ¿Quiere una Primera Escritura Fiduciaria y una hipoteca legal, cuyas cláusulas ambas partes se comprometen a cumplir por escrito? ¡Por supuesto que sí! ¡Cuando usted compra una casa, usted quiere que se haga legalmente!

Cuando usted compra un automóvil, ¿quiere que todo se haga legalmente? ¿Quiere un documento legal que establezca que el cuentakilómetros no ha sido falseado para indicar un menor kilometraje, un documento legal que le dice el precio exacto, y la tasa de interés; un documento legal que indique que usted es el “titular registrado”? ¡Por supuesto que sí!

Puede aplicar esta analogía para cualquier cosa que haga en la vida, ya sea solicitar un trabajo, ir a la escuela, o ¡la compra de un par de pantalones! ¡Usted quiere que las cosas se hagan legalmente!

Entonces, ¿cómo es que los maestros religiosos pueden inculcar en sus seguidores la idea de que la última cosa en el mundo que quieren es LEGALISMO cuándo se trata de su relación con Dios?

¿Quiere que Dios cumpla Su promesa de QUE LE DA la vida eterna si se arrepiente del pecado, y se rinde a Él?

¿Quiere que Dios cumpla con Su palabra? ¿Para el cumplimiento de sus promesas? Dios nos promete curarnos cuando estamos enfermos; liberarnos de problemas terribles, tomar nuestro espíritu para Sí, y luego ¡traernos de entre los muertos en la resurrección! ¡Él hace muchas promesas maravillosas! Usted y yo esperamos que Dios cumpla con sus promesas, al igual que esperamos que un automóvil o una casa que compramos se nos los entreguen lícitamente- ¡LEGALMENTE!

El Antiguo Testamento es sólo eso: un testamento entre Dios y Su pueblo, como un legado. Dios prometió ser el Dios de Israel, para ser Su protector, proveedor, y fiel “esposo” si obedecían sus leyes, que fueron dadas para su bien.

Israel dijo, como una novia potencial respondiendo a la propuesta de un pretendiente: “Haremos todo lo que tiene dicho el Eterno“, (Éxodo 19:8). Israel aceptó la propuesta de Dios. Él les dijo que les daría lluvia en su tiempo, cultivos sanos , protección de sus enemigos , bebés felices, saludables, , matrimonios sólidos y duraderos; que no iba a pesar sobre ellos ninguno de los males de Egipto; que iban a heredar una maravillosa tierra que fluía con “leche y miel”. Les prometió buena salud y larga vida. ¡Les prometió paz en la tierra, y prosperidad! ¿Hay algo de malo en todas esas fabulosas promesas?

Dios dijo: “¡Quién diera que tuviesen tal corazón en ellos, que ellos guardaran todos mis mandamientos, ¡para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre! ” (Deut. 5:29). Los Diez Mandamientos de Dios, incluyendo el cuarto mandamiento de observar el día sábado (de reposo), eran para su bien, para su gran beneficio. Lo mismo vale hoy para nosotros.

Dios les dijo: ” El Eterno establecerá en ti un pueblo santo Suyo, como te ha jurado a ti, si tú guardas los mandamientos del Eterno tu Dios y andas en Sus caminos.

“Y todos los pueblos de la tierra verán que eres llamado por el nombre del Señor, y a ti te temerá.

“Y el Eterno te colmará de bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en la tierra que el Eterno juró a tus padres que te daría.

“El Eterno abrirá a ti su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos, y tú prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

“Y el Eterno te hará la cabeza, y no la cola: y estarás sólo encima y no estarás debajo, si obedecieres a los mandamientos del Eterno tu Dios, que yo te mando hoy, para observarlos y para hacerlos” (Deuteronomio 28:9-13).

Cuando el pueblo de Israel oyó la fabulosa propuesta de Dios, ¡aceptó Su propuesta con prontitud! Esta fue la alianza entre Dios y su pueblo. Este fue un acuerdo por parte de Israel de obedecer las leyes de Dios y ser fieles a Él, para que Él los bendijese con vidas ricas plenas y abundantes. El pacto fue por algo. El pacto no es la ley, sino un acuerdo acerca de la ley; un acuerdo que Israel mantendría la ley, y que Dios cumpliría sus promesas. La palabra pacto significa ” un acuerdo entre dos partes ” acerca de algo.

Dios prometió bendecirlos y protegerlos y el pueblo se comprometió a respetar Sus leyes para su propio bien.

El ” Antiguo Pacto ” se caracterizó como un acuerdo matrimonial. Dios dijo: ” He aquí que vienen días, dice el Eterno, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá: ” No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto: que ellos quebraron mi pacto, aunque Yo fui un ESPOSO para ellos, dijo el Eterno” (Jeremías 31:31,32).

El pacto, o el “Antiguo Testamento “, o el “Antiguo Legado” o “Antiguo Testimonio”, era como un acuerdo legal entre Dios, como el pretendiente, e Israel, como la novia potencial. Era como un “acuerdo prenupcial”, o un contrato.

Las leyes que Israel se comprometió a mantener, incluían el día sábado (de reposo), así como los Sábados anuales, el diezmo, y muchas leyes relativas a cómo amar a Dios, y cómo amar al prójimo. Eran buenas leyes, leyes que producirían todos los beneficios; ¡toda clase de bendiciones! Ha leído cómo Dios dijo que deseaba que sus corazones fueran tales que guardasen todos Sus mandamientos, para que “les fuera BIEN a ellos ya sus hijos.”

Pero el pueblo rompió con su parte del acuerdo. Cuando una de las partes en un contrato no puede mantener su parte del acuerdo, el contrato carece de sentido.

Dios les había advertido: ” Guardad lo que yo te mando hoy: he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, y al heteo, y al ferezeo, y al heveo, y al jebuseo.

“Ten cuidado que no sea que hagas alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti;

“Sino que habéis de destruir sus altares, romper sus Aseras (asherah), [imágenes paganas verticales- símbolos fálicos], y cortar sus bosques:

“Porque no te has de inclinar ante ningún otro dios, pues el Eterno, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso:

“No sea que hagas alianza con los moradores de la tierra, y ellos se prostituyan tras sus dioses y sacrifiquen a sus dioses, y te llamarán, y comerás de sus sacrificios;

“Y tú, tomando de sus hijas para tus hijos, y sus hijas se prostituyan con sus dioses, y hagan que tus hijos se prostituyan con sus dioses.

“Tú no harás dioses de fundición.

“La fiesta de los panes sin levadura, guardarás… Seis días trabajarás, mas en el séptimo día cesarás: cesarás aun en la arada y descansarás de la siega.

“Y tu observarás la fiesta de las semanas [Pentecostés], de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha [Tabernáculos] al final del año” (Éxodo 34:11-22).

Los paganos adoraban al sol. Ellos adoraban dioses paganos de todo tipo, entre ellos “Malcolm” y “Moloch” y “Baal”. Las características de esa adoración eran adoraciones pervertidas de ¡la procreación; de la vida! Los paganos no conocían al Dios Creador, quien nos da las estaciones. En su lugar, ellos adoraban símbolos de la vida y la fertilidad, como símbolos fálicos, conejos, huevos, y el sol mismo, al igual que millones de “cristianos profesantes” hoy continúan observando “festividades” puramente paganas, ¡con los mismos símbolos utilizados por los antiguos babilonios, egipcios, griegos y romanos!

Pero Dios ordenó a su pueblo que siguiera manteniendo Sus días Sábados (de reposo) que evocan la creación y nos recuerdan a Dios como el Creador de todo lo que es. Él les ordenó observar Sus días Sabáticos (de reposo) anuales, que abundan en características de Cristo, y que nos recuerdan estacionalmente del gran plan de Dios.

¡Pero el pueblo rompió su parte del acuerdo!

Millones de personas son engañadas haciéndoles creer que el nuevo Convenio abroga la ley, cuando en realidad está destinado a inscribir las leyes de Dios en lo íntimo de nuestros corazones y mentes; elevar sus leyes a un plano espiritual.

Como ejemplo, recordemos que Jesucristo dijo sobre la ley contra el asesinato que decía: “No matarás [no cometer ningún asesinato]”, pero Jesús dijo que si odiamos a nuestro hermano en nuestro corazón, hemos quebrantado la ley contra el asesinato! ¿Cuál es la más vinculante, la interpretación literal de la ley, o la interpretación espiritual de la ley que llega a la mente humana?

El nuevo Pacto también puede ser visto como análogo a un documento legal. Ahora, en vez de prometedoras bendiciones materiales como la lluvia en su tiempo, niños sanos, y la protección de los enemigos, Dios promete la vida eterna en el Reino de Dios si nos arrepentimos del pecado, aceptamos a Su Hijo como nuestro Salvador personal, y permitimos a Cristo para vivir su vida en nosotros. La salvación es Su amoroso don gratuito, pero Dios no da dones preciosos a las personas que Lo odian, y que odian ¡Sus leyes! Él nos ama y quiere que le devolvamos Su amor siendo obedientes a Él, honrando su día sábado (de reposo); siguiendo el ejemplo de Cristo.

Entonces, ellos no tienen el corazón para obedecer. Ahora, Dios promete cambiar nuestros corazones y mentes emplazando su Espíritu Santo en nosotros, para que sea posible que ¡seamos aceptables para Él!

La salvación es el don de Dios por la gracia, y no se puede ganar!

¡No se equivoquen! No se podría calificar para heredar el Reino de Dios observando estrictamente los Diez Mandamientos durante ¡cien vidas de cien años cada una! La salvación es un DON gratuito, amoroso de Dios por medio del sacrificio expiatorio de Jesucristo. Nunca podremos ganar la salvación.

 Por mantener el día sábado nadie “ganará” la justificación de los pecados cometidos, ni nadie ¡”ganará” la entrada en el Reino de Dios! Pero el quebrantamiento del sábado es un pecado, al igual que es pecado el robo o el asesinato.

Debemos arrepentirnos del pecado a fin de ser “justificados”, para que nuestro pasado culpable ¡sea eliminado! Ya hemos visto que el pecado es la transgresión de la ley (1 Juan 3:4). Cuando quebrantamos la ley de Dios, estamos bajo sentencia de muerte, porque la paga por el pecado es la muerte (Romanos 6:23).

Cuando nos arrepentimos de haber quebrantado la ley de Dios (Hechos 2:38), Dios nos perdona por haber pecado. Ahora, somos justificados; redimidos, hechos rectos a los ojos de Dios. Ahora, Dios nos ha perdonado por los pecados que hemos cometido, y se ha aplicado el sacrificio de la sangre de su Hijo y nuestro Salvador, Jesucristo de Nazaret, que murió en lugar nuestro, pagando así la ¡pena por el pecado!

¡Ahora, estamos bajo la gracia misericordiosa de Dios! ¿Qué es la “gracia”? Es el inmerecido, injustificado perdón por nuestros pecados pasados. No es una licencia para continuar viviendo en el pecado, para burlarnos de los Diez Mandamientos de Dios, ¡para ignorar sus días Sus Sábados (de reposo)! 

Pablo escribió: “¿Entonces qué? ¿Estaremos pecando [quebrantando las leyes de Dios] porque no estamos bajo la ley [la ley ya no contempla la pena de muerte sobre la cabeza] sino bajo la gracia? ¡Dios no lo quiera!

“¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Rom. 6:15,16).

¡Ahora, piense! Si usted es arrestado por un delito, y el juez lo sentencia a un año de prisión, pero lo perdona por ese delito y lo deja en libertad, ¿entonces está libre para salir y cometer el mismo crimen? ¡Por supuesto que no!

El perdón del pecado no significa que ¡ahora estemos libres para pecar!

El arrepentimiento y el bautismo nos justifican ante los ojos de Dios, pero el perdón de los pecados pasados, lo crea o no lo crea, ¡no nos salva! Millones creen que si “sólo creen” que han pecado; que Cristo murió para salvar a los pecadores, que Cristo les perdonará del pecado, ¡se han salvado!

Pero hay más.

Observe en su propia Biblia: ” Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

“Pues mucho más, estando ya justificados por Su sangre, SEREMOS SALVADOS de la ira por medio de Él.

“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, estando reconciliados, ¡SEREMOS SALVADOS POR SU VIDA! (Romanos 5:8-10).

Si la muerte de Cristo nos puede salvar, ¿por qué Él necesita ser resucitado? No, por Su muerte son expiados los pecados pasados. Esta es la ” justificación”. Esta es la “reconciliación”.

Si usted y un miembro querido de la familia están en desacuerdo, y si usted ha luchado y ha discutido por alguna cosa, y se han distanciado, y luego se han reconciliado, ¿eso significa que va a seguir luchando y discutiendo sobre las mismas cosas que los dividieron?

No, en ese caso la reconciliación ¡está “volviendo” al estado anterior! Tiene que ver con la eliminación de la culpa pasada, pero no es ¡un sello de aprobación por los pecados futuros!

Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote viviente, a la diestra de Dios Padre, para expiar todos los días por nosotros cuando acudimos a Él en arrepentimiento, con el corazón destrozado por los pecados que ¡todos cometemos casi todos los días! Somos reconciliados por Su muerte, pero ¡somos salvados por Su vida!

Ningún juez le dará un documento legal que indique que ha recibido el perdón por asesinato, por lo que ahora está libre de salir y matar a cualquiera que desee.

Ahora, una pregunta muy importante : Debido a que usted es libre, como resultado de un perdón , y decide no volver a cometer tal delito nuevamente, viviendo así una vida libre de crimen ¿gana el perdón que recibió? ¡Por supuesto que no! ¡Fue un regalo gratis! Usted no lo ganó.

¡Ningún estadounidense gana el derecho de la ciudadanía y sus preciosas libertades por obedecer la ley y permanecer fuera de la cárcel! Sus derechos y libertades son un regalo, dado por derecho de nacimiento o por la inmigración legal y la ciudadanía. Cuando rompemos la ley, se nos pueden quitar nuestras libertades y albedríos.

Si rompemos la ley, y un juez misericordioso nos concede un perdón, esto no quiere decir que ¡ahora somos libres para violar la ley una y otra vez!

Como escribió Pablo, “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados.

“Y libertados del pecado [porque la sangre de Cristo expió el pecado], vinisteis a ser siervos de la justicia (Romanos 6:17-18).

“Y todos tus Mandamientos son justicia”, dice Dios (Sal. 119:172). Para llegar a ser siervos de la justicia hay comenzar por vivir dentro de las leyes de Dios, permitiendo que Jesucristo more en sus corazones y mentes a través del poder del Espíritu Santo.

El Sábado es una SEÑAL Perpetua – Una “Marca” Entre Dios y Su Pueblo

Dios estableció el sábado como una ¡señal perpetua entre Él y Su pueblo! ¿Quién hizo esto? Como usted ha leído, lo hizo el miembro divino de la Trinidad ¡que se convirtió en Jesucristo!

“Y el Eterno habló a Moisés, diciendo:

“Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad, mis días Sabáticos (de reposo) guardareis porque es una señal entre mí y vosotros a través de vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy el Eterno que os santificó.

“Así que por consiguiente guardaréis el día sábado (de reposo), porque santo es a vosotros; el que lo contamine seguramente será castigado con la muerte [la paga por el pecado es la muerte], porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de en medio su pueblo.

“Seis días se hará obra, mas el día séptimo es Sábado de reposo consagrado al Eterno: cualquiera que hiciere obra el día del sábado, seguramente será condenado a muerte.

“Por tanto, los hijos de Israel deberán guardar el sábado, observar el sábado a través de sus generaciones, por un convenio perpetuo.

“Es una señal entre mí y los hijos de Israel para siempre; porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó.

“Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Ex. 31:12-18). ¿En la actualidad, existen remanentes de los últimos tiempos de los “Hijos de Israel “? Usted sabe que hay, aun si usted cree que son “judíos”, aunque sólo un pequeño porcentaje de ellos lo sea. Si todavía no ha leído mi libro Europa y América en la Profecía, el cual establece claramente la identidad de los Estados Unidos, Gran Bretaña y Europa a la luz de la historia bíblica y la profecía, por favor escriba o llame para pedirlo inmediatamente.

Dios no tiene dos normas diferentes por los cuales Él juzga los seres humanos. Este fue un pacto perpetuo, un signo perenne, uno que duraría, ¡siempre y cuando existan las dos partes!

Usted ha leído que Dios nunca cambia. Usted ha leído que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y para siempre. Usted ha leído que Aquel que escribió los Diez Mandamientos con Su propio dedo es ¡Aquel que llegó a ser Jesucristo!

Tenga en cuenta que fue el Sábado, el gran mandamiento de prueba, ¡que fue especialmente enfatizado por el Creador cuando Él le dio a Moisés las dos tablas de piedra!

El Sábado es una señal entre Dios y su pueblo. Un signo es una etiqueta de identificación, o una “marca”. Para una sorprendente visión del verdadero significado de la infame “Marca de la Bestia”, escriba o llame pidiendo mi folleto titulado, ¿La Marca De La Bestia?

Dios Prometió Grandes Bendiciones Por la Observancia del Sábado

Dios Todopoderoso prometió a Su pueblo que serían bendecidos enormemente si ¡sólo si guardan Sus leyes!

Concretamente, se refirió a Sus días sábados (de reposo) como una gran bendición.

“Así dice el Eterno, guardad juicio, y haced justicia:

“Mi salvación está próxima por venir, y mi justicia para manifestarse,

“Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que la abraza; que guarda el día Sábado (de reposo) para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.

“Ni deja que el hijo del extranjero, que se ha unido a sí mismo a lo Eterno, habla diciendo: El Eterno me apartará totalmente de Su pueblo: ni diga el eunuco, He aquí yo soy árbol seco.

“Porque así ha dicho el Eterno: A los eunucos que guarden mis días Sabáticos (de reposo) y escojan lo que yo quiero, y se apoderen de mi pacto;

“Incluso les daré en mi casa y dentro de mis muros, un lugar y nombre mejor que el de hijos e hijas: les daré un nombre eterno, que no será borrado,

“También a los hijos de los extranjeros que se alleguen al Eterno para servirle y para amar el nombre del Eterno, para ser Sus siervos, a todos los que guardaren el Sábado de profanarlo y abracen mi pacto incluso les traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi casa de oración … ” (Isaías 56:1-7).

¿Un nombre perpetuo? Esto es nada menos que una promesa de salvación.

Observe: “Si retraes del Sábado tu pie de hacer tu voluntad [de hacer lo que quieras] en mi día santo, y al sábado llamas delicia, al santo glorioso del Eterno, y lo veneras, no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras:

“Entonces te deleitarás en el Eterno, y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré de comer la heredad de tu padre Jacob [Israel] porque la boca del Eterno lo ha hablado” (Isaías. 58:13, 14 ) .

La herencia de Jacob es el Reino de Dios. Dios prometió ¡la herencia eterna de esta tierra!

Jesucristo dijo a los fariseos: “veréis a Abraham, Isaac y Jacob en el reino de Dios, y vosotros echados fuera” (Mateo 8:11,12).

Una vez más, ¿quién dijo eso? Dios no miente. Su palabra es verdad, y Él no cambia. Usted ha leído las palabras de su propia Biblia, que prueban completamente que el divino Salvador del mundo, el Señor Jesucristo de Nazaret, es la persona de la Deidad, ¡quien escribió los Diez Mandamientos con su propio dedo!

Millones que se dicen “cristianos” son simplemente engañados. Ellos no saben estas verdades bíblicas. Sus ojos están cegados por la tradición. Ellos nunca han realmente estudiado para descubrir la verdad de la Palabra de Dios acerca de Su día sábado (de reposo).

“La Costumbre” de Pablo de la Observancia del Sábado y lo que Él Enseñó a los Gentiles

Dios elevó a Pablo como su apóstol de los Gentiles de todo el mundo mediterráneo. Como Saulo, él había perseguido terriblemente a la iglesia, llevando a hombres y mujeres a la cárcel. Él fue golpeado en el camino a Damasco, cegado, y tan terriblemente sorprendido de que él estaba ya listo para obedecer a Jesucristo, para ser bautizado y recibir el Espíritu Santo de Dios (Hechos 9:1-22).

Saulo se llama a sí mismo un ” hebreo de hebreos”. Había sido educado a los pies de Gamaliel, uno de los más grandes maestros de la ley rabínica. Nunca hubo una pregunta en la mente de Pablo acerca de las leyes de Dios; sobre el día sábado (de reposo) , o los días santos anuales . Ellos eran una parte vital de su vida, ya que eran parte de la vida de todos los apóstoles. Había sido criado desde la infancia por los padres y maestros que mantenían los sábados semanales y anuales de Dios.

Mientras viajaba alrededor, él predicaba continuamente sobre el día sábado. Casi todos los pueblos y ciudades tenían una sinagoga judía. Pablo fue a las sinagogas, predicando en los sábados. Sin embargo, había muchos Gentiles viviendo en todo el Asia Menor, y que superaban en número, en casi todos los casos, a los judíos.

Observe algunos ejemplos: “Ahora, cuando Pablo y sus compañeros zarparon de Pafos, llegaron a Perga de Panfilia; y Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén.

“Pero cuando ellos pasando de Perga, llegaron a Antioquía de Pisidia, y entraron en la sinagoga en el día de sábado, y se sentaron ” (Hechos 13:14-41). Pablo fue invitado a hablar, y predicó poderosamente acerca de la resurrección de Cristo de entre los muertos, y concluyó: ” Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: He aquí, oh menospreciadores, y me pregunto, y perezco, porque yo trabajo una obra en vuestros días, obra que habéis de ninguna manera creer, aunque alguien os lo hará saber ” (Hechos 13:40-42).

Ahora, ¡fíjese lo que pasó! Los judíos salieron de la sinagoga, y sólo los gentiles se quedaron   . “Y cuando los judíos salieron de la sinagoga, los Gentiles rogaron que estas palabras fueran predicadas a ellos el próximo sábado” (Vs. 42).

¡Qué oportunidad para Pablo y sus hombres! Aquí sólo había gentiles, pidiendo al apóstol de los gentiles acerca de volver a reunirse para el culto, y el oír la palabra de Dios predicada, ¡en el siguiente día sábado (día de reposo)! Todo lo que Pablo tenía que hacer era explicar a ellos que no tienen que esperar una semana entera – que podían volver al día siguiente, el domingo, para celebrar el “¡sacrificio eucarístico!” ¿Pablo hizo esto? Recuerde, Lucas escribió estas palabras aproximadamente treinta años después que Cristo había ascendido al cielo. Habría habido tiempo de sobra en esos treinta años para la “costumbre” de “los cristianos” de reunirse el domingo en conmemoración de la resurrección”.

¿Qué pasó? “Y el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (v. 44). A estos creyentes gentiles no se les aconsejó que volvieran al día siguiente. Ni una palabra se dijo de los cristianos gentiles sobre observar el domingo como día de adoración. En cambio, todos se reunieron el siguiente día sábado. Por consiguiente, Pablo, el apóstol de los gentiles, no estaba observando el primer día de la semana, ni les enseñaba a los cristianos gentiles el hacerlo. No, les enseñaba continuamente en los días sábado.

Durante la conferencia de Jerusalén, como los apóstoles estaban luchando con la falsa enseñanza de los judíos que todos los nuevos conversos deben ser circuncidados, Santiago resumió los discursos y dio su decisión final: “Por lo cual yo juzgo, que no los perturbemos a ellos, de entre los Gentiles que se convierten a Dios:

“Pero que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo estrangulado y de la sangre.

“Porque Moisés desde tiempos antiguos tenía en cada ciudad quien lo predicara, donde era leído en las sinagogas cada sábado ” (Hechos 15:19-21). Santiago ni remotamente sugirió que se podía cambiar esta costumbre, ni tampoco ninguno de los otros apóstoles. El día sábado (de reposo) simplemente nunca fue cuestionado. Continuó siendo observado desde hace siglos por la Iglesia primitiva que fundó Jesús.

Poco después, Pablo y Silas fueron convocados de Dios en un sueño para ir a Macedonia. Pasaron de Troas a Filipos. “Y en el día sábado (de reposo) salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración, y nos sentamos, hablamos a las mujeres que se habían reunido ” (Hechos 16:12-14) .

Como muestra el Diaglott, esta palabra para “sábado” está en plural, y debe ser traducida como “días sábados (de reposo)”. Fue en la “Fiesta de los días sábados (de reposo)” o “Fiesta de las Primicias ” que Pablo y Silas hablaron con Lidia y su hogar. Desde el nacimiento de la iglesia, la fiesta de los días sábados (de reposo), o Primeros Frutos, ha sido llamada “Pentecostés”, que significa “quincuagésima”.

Ahora, fíjese, “Al pasar por Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.

“Y Pablo, como acostumbraba, [esta era su costumbre !su camino!] fue a ellos , y por tres sábados discutió con ellos basándose en las Escrituras [¡los únicas “Escrituras ” existentes eran las de nuestro Antiguo Testamento!]

“Declarando y exponiendo que era necesario que Cristo padeciera y resucitara de los muertos, y que este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo ” (Hechos 17:1-3). La ciudad se desintegró en un alboroto desenfrenado, y Pablo y Silas tuvieron que salir por la noche, y viajaron a Berea. De paso, observe, “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras [El Antiguo Testamento – ¡las únicas “escrituras” existente en ese momento!] para ver si esas cosas eran así.

“Por eso muchos de ellos creyeron, y de los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres” (Hechos 17:11, 12).

Más tarde, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto, donde encontró a Aquila, que era un fabricante de tiendas. Pablo, que conocía el oficio, se quedó con Priscila y Aquila, porque el emperador Claudio había ordenado sacar a todos los judíos de Roma, y fueron dispersados en todas direcciones.

“Y como era del mismo oficio, él [Pablo] moraba con ellos, y trabajaba; porque el oficio de ellos era hacer tiendas.

“Y discutía en la sinagoga todos los sábados y persuadía a los judíos y los griegos” (Hechos 18:1-4). Una vez más, un grupo de judíos se rebelaron y vehemente se opusieron a él. Pablo dijo: “Su sangre sea sobre vuestra cabeza; yo estoy limpio; desde ahora me iré a los gentiles ” (versículo 6).

Pablo se quedó en Corinto durante un “año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios en medio de ellos” (versículo 11).

Más tarde, llevando a Priscila y Aquila con él, Paul viajó a Éfeso, donde “él entraba en la sinagoga [los días sábados – los únicos días en los que se asistía a la sinagoga], y discutía con los judíos.

“Cuando le rogaron que se quedara más tiempo con ellos, no lo consintió;

“Pero se despidió de ellos, diciendo: Es menester que de todas maneras mantengan la fiesta que viene, en Jerusalén; mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y partió de Éfeso.” (Hechos 18:18-21). Aquí Lucas registra cómo Pablo deseaba fervientemente estar en Jerusalén, para estar con otros de los apóstoles y hermanos, en la próxima Fiesta, ¡uno de los días santos anuales de Dios! Recuerde que Lucas escribió estas palabras unos treinta años después de la resurrección de Cristo. Esto daba tiempo suficiente para que cualquier cambio en la costumbre, la práctica, y la adoración de los apóstoles de Dios y Su iglesia primitiva. Habrían tenido más de tres décadas para introducir en su lugar, cualquier tipo de cambios en la doctrina o costumbres.

Obviamente, los apóstoles y la iglesia primitiva siguieron manteniendo los sábados de Dios y Sus días santos anuales.

Mucho más tarde, en la defensa de Pablo ante el gobernador Félix, dijo, “Pero esto te confieso, que según el camino que ellos [los Judíos] llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que están escritas en la ley y en los profetas” (Hechos 24:14). Pablo creía todas las cosas escritas en el “Antiguo Testamento” ¡en su Biblia! Eso incluye todas las escrituras relativas a los Diez Mandamientos de Dios y los días sábado (de reposo) de Dios, así como los sábados anuales, y todas las muchas profecías acerca de Jesucristo.

¿Cree usted todas las cosas escritas en la ley y los profetas? ¿Cómo hacen la mayoría de los que profesan el cristianismo? ¿Cómo creen la mayoría de los predicadores y maestros religiosos en la observancia del domingo?

¡Usted sabe que no es así! La mayoría de ellos enseñan en contra del Antiguo Testamento; contra cualquier obligación de observar los días sábados (de reposo) de Dios o Sus días santos anuales.

Más tarde, antes de Agripa, Pablo dijo “Por lo tanto habiendo obtenido la ayuda de Dios, Yo continuo en el camino vigilando que nadie, pequeño o grande hable otras cosas más que aquellas que los profetas y Moisés dijeron que debían venir

“Que Cristo había de padecer, y que Él debe ser el primero de la resurrección de entre los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (Hechos 26:22, 23). Note Su creencia. Observe a Su costumbre..

En el siguiente capítulo, Lucas hace de nuevo mención de uno de los días santos anuales de Dios, el “Día de la Expiación”, como una fecha lógica e importante en el calendario, que tiene que ver con las estaciones del año: “Ahora bien, cuando se dedicó mucho tiempo, y ahora el navegar era peligroso, porque el ayuno ya había pasado, Pablo les amonestaba … “. Al margen dice: “El ayuno fue en el décimo día del séptimo mes: Lev 23:27; Núm. 29:7,..” Que se refiere al Día de la Expiación. Recuerde, Lucas estaba escribiendo aproximadamente entre los años 59 a 61 DC, ¡treinta años después de la resurrección de Cristo!

Pablo Amaba los Diez Mandamientos de Dios y se Esforzó por Mantenerlos

Durante siglos, los oponentes han intentado utilizar los escritos del apóstol Pablo para acabar con cualquier requisito de observar los días sábados (de reposo) de Dios, los días santos anuales, o ¡cualquier otra de las leyes de Dios! Pedro advirtió sobre esto, diciendo: “… tened en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación: como también la de nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que a él ha escrito a vosotros:

“Como en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los ignorantes e inconstantes tergiversan [deforman], como también hacen con las otras escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:15, 16). ¿Pablo, se contradijo a Sí mismo? Observe lo que dijo acerca de la ley de Dios: “Porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión” (Rom. 4:15). Este es un principio muy simple sobre el cual ya hemos hablado. El pecado es la transgresión de la ley.

Pablo escribió: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado [la paga por el pecado es la muerte], así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos han pecado (Romanos 5:12).

Pablo estaba explicando lo que usted ya ha leído, cómo la ley de Dios, aunque aún no codificada en piedra, estaba sin embargo en pleno vigor y efecto, y era conocida por los antiguos.

Observe cuántas veces Pablo sostiene los Diez Mandamientos de Dios: “¿Qué diremos entonces? ¿La ley es pecado? Dios no lo quiera, no, yo no he conocido el pecado [sabía de qué se trataba; cómo evitarlo], sino por la ley: porque tampoco he conocido la lujuria, excepto que la ley ha dicho: No codiciarás … De manera que la ley es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno ” (Romanos 7:7-12).

Pablo no se contradice descaradamente defendiendo continuamente la ley, diciendo que era “santa, y justa, y buena”, y luego se volvía y enseñaba a los cristianos que ¡no tenían que obedecerla!

Él escribió, “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14). Luego sigue uno de los pasajes más emotivos y alentadores de las Escrituras. Lea en su propia Biblia todo Romanos 7, especialmente los versículos 14 al 25. Después de explicar cómo Pablo, con la intención más profunda de su corazón, quería obedecer las leyes de Dios, para hacer lo que es bueno, dijo, ” me deleito en la ley de Dios según el hombre interior,

“Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado [la fuerza de la naturaleza humana carnal] que está en mis miembros. ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

“Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor, por lo que con la mente yo mismo sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado” (Rom. 7:22-25).

Pablo explicó sólo unos versículos más adelante: “Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Romanos 8:7).

El ser humano promedio posee una mente carnal, física, humana, que es ¡antagónica a la ley de Dios!

Dios muestra que está en la naturaleza humana resentir la autoridad de Dios, resentir sus leyes. Miles de aspirantes a maestros “cristianos” están perfectamente dispuestos a “creer en ” Jesucristo, siempre y cuando se sientan que ¡no tienen la obligación de obedecerle!

Millones dicen que aman al Señor Jesucristo, pero ¡no van a hacer lo que Él dijo!

Cuando muchos de los que afirman ser “cristianos” se oponen apasionadamente la ley de Dios, es obvio que todavía son carnales, y no están verdaderamente convertidos. Una prueba inmediata para determinar si uno está hecho de mente carnal en lugar de una espiritual, es simplemente preguntarse si uno cree que debe guardar los Diez Mandamientos de Dios. Si la gente es hostil hacia las leyes de Dios, ellos son carnales; aún no convertidos. Si aman a las leyes de Dios, lo más probable es que estén convertidos.

Una de las mejores definiciones de la Biblia de un cristiano se encuentra en unos pocos versículos más adelante: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, ellos son hijos de Dios” (Rom. 8:14). La única manera de recibir el Espíritu de Dios es: “Arrepentíos, y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Pero Dios sólo dará su Espíritu Santo a aquellos que Lo obedecen (Hechos 5:32).

¿Qué es el arrepentimiento? Es el profundo remordimiento por haber quebrantado las leyes de Dios, por haber pecado, que es la transgresión de la ley (1 Juan 3:4).

Por lo tanto, la definición de un cristiano es la de aquel que se ha apenado profundamente por haber quebrantado las leyes de Dios, y se ha arrepentido de haberlas roto, que fue bautizado y recibió el Espíritu Santo de Dios. Entonces, esa persona quiere vivir una vida de obediencia a Dios lo mejor que pueda, ir a Dios en oración por cada defecto humano, error, o pecado.

Pablo, que escribió con tanto sentimiento a los Romanos acerca de cuan santa, justa y buena era la ley de Dios; quien dijo que sirvió a la ley de Dios, quien dijo que era espiritual, nunca se ha dado la vuelta y escrito a una iglesia gentil diferente ¡que no tenía que mantenerlos!

Los Débiles y Mendaces Elementos

Fiel a la advertencia de Pedro, hay quienes tuercen las escrituras de Pablo; que seleccionan ciertos ” textos de prueba “, que son ” difíciles de entender “, con el fin de “demostrar” a las personas que no tienen que respetar las leyes de Dios.

Por supuesto, ellos no están tratando de dejar de lado las leyes ¡en contra de la idolatría, o la avaricia, o el adulterio o el asesinato! No, ellos sólo están interesados en deshacerse de los Sábados y los días santos anuales, de manera que puedan seguir siendo ¡PARTE de un mundo observante del Domingo! Desesperadamente quieren CONFORMAR al mundo que les rodea, buscando a la gran Iglesia Católica, o de su propia confesión protestante, diciéndose a sí mismos, “sin duda, todas estos las iglesias no puede estar equivocadas” Pero sí que están EQUIVOCADAS, como lo ha visto ¡con sus propios ojos, y en su propia Biblia!

La carta de Pablo a los Gálatas es un excelente ejemplo de cómo los falsos maestros ARREBATAN los escritos de Pablo en sus intentos de acabar con el Sábado y los días santos anuales. Estos pueblos gentiles en el área de Iconio, Listra y Derbe estaban muy influenciados por judíos “creyentes” farisaicos, “judaizantes”, que, mientras aceptaban a Jesucristo, no podían dejar de lado docenas de “permisos y prohibiciones” del “libro de la ley”. Una de las controversias principales que surgieron en la iglesia primitiva fue la insistencia de muchos conversos judíos que los gentiles necesitaban ser circuncidados y observar las leyes ceremoniales, como las que se encuentran en la Torá y el Talmud.

El capítulo 15 de Hechos es un documento histórico importante, que demuestra cuán extendida estaba esta enseñanza. Pablo se enteró de que los cristianos gentiles en la región de Galacia estaban siendo gravemente afectados por aquellos que querían que abarcaran todas las leyes de Moisés. Los Diez Mandamientos no fueron simplemente una cuestión entre esas personas. Más bien, los maestros judaizantes querían que se involucraran profundamente con todas las leyes de la Torá, incluyendo muchas ordenanzas adicionales, hechas por el hombre, normas y reglamentos.

Pablo presentó el tema escribiendo, “Estoy maravillado que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio.

“Lo que no es otra cosa, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo [falsos maestros, que insistían que para la salvación deben haber muchas obras físicas; exhibiciones exteriores y manifestaciones].

“Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, que sea anatematizado” (Gálatas 1:6-9). Pablo repitió esta declaración ominosa, por lo que es una doble maldición.

El primero y segundo capítulo están escritos para probar que Pablo fue especialmente llamado por Dios, que él no era ” el mensajero de Pedro”, y que él era igual en todos los sentidos a los otros apóstoles. Relató cómo Pedro, cediendo a las inclinaciones racistas, estaba comiendo con un grupo de gentiles, pero cuando los líderes judíos de Jerusalén llegaron a Antioquía, Pedro se “retrajo y apartó [rehuyendo los gentiles con los que había estado teniendo comunión], teniendo miedo de los que eran de la circuncisión” (Gálatas 2:12).

Lea el apasionado reproche de Pablo en Gálatas 2:14-21.

Un gran versículo incomprendido es Gálatas 2:16: “Sabiendo que el hombre no está justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.

Pablo resume el mismo pensamiento cuando dice: “… porque si la justicia viene por la ley , entonces Cristo murió en vano” (Gálatas 2:21).

Pablo está hablando de la “Torá” a los Gálatas, toda la ley, tal como figura en los primeros cinco libros de la Biblia. Él deja claro que Israel nunca podría haber alcanzado la salvación viviendo dentro de los términos y condiciones de la Ley de Moisés, incluyendo los Diez Mandamientos. ¡La ley no puede salvarnos! La ley señala lo que es pecado.

La justificación o el perdón de los pecados (el pecado es la transgresión de las leyes de Dios) sólo puede venir a través de la fe en el sacrificio de Cristo para expiar los pecados. No puede venir a través de los rituales del espectáculo, la ceremonia, o a través de la rigurosa abstinencia de alimentos, bebidas o ropas prohibidas.

Sin embargo, a pesar de que los Diez Mandamientos de Dios no son el tema específico de la carta de Pablo a los Gálatas, él deja claro que el Antiguo Pacto, incluso los rituales y sacrificios, se añadieron porque se estaban quebrantando las leyes de Dios.

Cuando Pablo escribe sobre el “libro de la ley”, incluye la Torá, o Génesis a través de Deuteronomio.

Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, Él les ordenó ¡obedecer Su voz! Pero ellos desobedecieron. Ellos continuamente rompieron sus leyes. Hemos leído que Dios impuso la pena de muerte por el quebrantamiento del sábado, antes que los Diez Mandamientos fueran escritos sobre piedra en el Monte Sinaí. El pecado ocurrió durante todo el período de tiempo desde la creación de Adán hasta la entrega de la ley en el Sinaí, y el pecado no se imputa cuando no hay ley (Rom. 4:15). Se estaban quebrantando los Diez Mandamientos de Dios, lo cual era pecado.

Las leyes añadidas, incluyendo los rituales y sacrificios, nunca podrían llevarlos a la salvación. Ellos fueron agregados como un “tutor”, para enseñar a aquellas personas que se requiere el derramamiento de sangre para expiar el pecado.

Dios dijo: ” Porque no hablé yo con vuestros padres, ni les mandé el día que los saqué de la tierra de Egipto, acerca de holocaustos o sacrificios:

“Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mandare, para que os vaya bien.” (Jer. 7:22).

¡Hunda esta verdad en lo profundo de su mente, y entiéndalo! Como ya se ha demostrado, las leyes de Dios estaban en plena vigencia y efecto desde la creación hasta el Sinaí. Ellas no vinieron su existencia en el Monte Sinaí, fueron codificadas; escritas con el dedo de Dios, y finalmente, contenidas dos veces en la Torá, en Éxodo 20 y Deuteronomio 5.

Hablando de la codificación de las leyes de Dios, incluyendo los rituales, Pablo escribe: “¿Pues de qué sirve la ley? Ella fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa. Y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador [Moisés] ” (Gálatas 3:19). Si uno tiene una pierna rota, y se coloca sobre ella una férula o un yeso, el yeso o férula se añade a la pierna porque se ha roto. Una “transgresión” es un pecado. El pecado es la “transgresión de la ley” (1 Juan 3:4). Debido a que estos israelitas de dura cerviz estaban quebrantando la ley de Dios, cometiendo pecado, Dios añadió el “libro de la ley.” Como Pablo explicó: “De manera que la ley ha sido nuestro tutor, para llevarnos a Cristo, para que fuésemos justificados por la fe.

“Pero después que ha llegado la fe [fe en la eficacia del sacrificio de Jesucristo, quien ¡murió por nuestros pecados!], ya no estamos bajo un “tutor” (Gálatas 3:24).

La palabra griega para “tutor” es paidagogus. En ella usted reconocerá la palabra hispana “pedagogo”. Un pedagogo es un maestro, o un director. Los sistemas escolares modernos de hoy en día por lo general no cuentan con un ” director ” de moda en el siglo 17 en Gran Bretaña. La ley fue como un “tutor”, o un director de escuela, para mantener a los hijos de Israel en un modo de aprendizaje disciplinado, ordenado.

El director de antes, no era sólo un instructor, era un disciplinante estricto. Pablo está mostrando los gentiles que la ley era un estricto disciplinante; como un director de escuela, que tenía el poder de castigar las infracciones.

Las leyes de Dios dadas a Israel no sólo enseñaron a la gente de las terribles consecuencias del pecado, ellas ¡prescribieron las sanciones por infracciones! Por lo tanto, uno podía ser expulsado de la comunidad; verse obligado a restituir algo robado, tal vez devolviendo el doble, o sufrir la pena de muerte infligida por la comunidad civil por romper varios puntos de la ley.

Una de las principales manifestaciones externas de aquel “director” o “tutor” era la circuncisión. Es uno de los temas principales que aborda Pablo en su carta a los Gálatas: “He aquí, yo Pablo os digo, que si sois circuncidados, Cristo no os beneficiará en nada.

“Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley [observar todos los otros ritos y ceremonias]” (Gálatas 5:2,3).

Una vez más, “Porque en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada, ni la in-circuncisión, sino la nueva criatura.” (Gálatas 6:15).

Recuerde, esa gente en Iconio, Listra y Derbe eran gentiles, con un trasfondo pagano, politeísta. Habían sido criados en una cultura que enseñaba decenas de supersticiones. Desde el momento en que eran niños, sus padres les habían enseñado acerca de dioses falsos, tabúes, signos ominosos en el cielo, días de “suerte” o “días de mala suerte”. Ellos estaban “consternados” de las estaciones; los fenómenos astro-lógicos. Pensaban que algunos meses o días, o estaciones, eran propicios o no propicios.

Como nuevos convertidos, estos cristianos gentiles estaban más que dispuestos a escuchar a maestros y oradores inteligentes y dotados que querían hacer que fuesen circuncidados , así como animarlos a aceptar todos las diversos “permisos y prohibiciones” añadidos a la ley de Moisés. Si deberían o no romper los Diez Mandamientos simplemente no era parte de la materia.

Pablo les dijo que habían estado ” en la esclavitud bajo los rudimentos del mundo” de su niñez: ” Ahora os digo que el heredero, siempre y cuando sea niño, en nada difiere del esclavo, aunque sea señor de todo;

“Sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el Padre.

“Así también nosotros, cuando nosotros éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los elementos [del griego: “rudimentos”] del mundo” (Gálatas 4:1-3).

La palabra ” rudimentos ” significa elemental, fundamental, básico, algo más o menos formado. Observe que Pablo habla de la esclavitud del mundo, y no habla en absoluto de los días sabáticos (de reposo) de Dios, o los Diez Mandamientos de Dios. Él está hablando acerca de los tabúes y los requisitos creados por el hombre que hacían de la vida diaria, una continua rigurosa molestia agobiada por docenas de pequeños detalles que cumplir, incluyendo la forma de vestir, los estilos de cabello y otros usos similares.

Sólo cuando uno ha estudiado las increíbles vidas que lleva la gente desde el Tíbet hasta Haití, y desde las selvas de la Amazonía hasta las calles de Beijing, se puede entender cómo muchas personas son esclavas de diversas supersticiones y prácticas rituales. Dudo que cualquiera que lea este libro encienda un “pebetero” y lo coloque en su puerta cada mañana al salir para el trabajo, o rece a un árbol, pidiendo disculpas a su espíritu”, antes de cortarlo. Ni se le advierte de evitar matar una pulga en sábado ¡a menos que lo pique primero!

Ahora, observe un pasaje de las Escrituras que es uno de los favoritos de aquellos que insisten en que guardar el sábado de Dios es ¡”esclavitud”!

“Pero entonces, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses [idolatría pagana; adorar deidades inexistentes].

“Pero ahora, después que habéis conocido a Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo [¡Recuerde! Estos eran gentiles, y algunos de ellos volvían de nuevo a su pasado pagano] a los débiles y mendaces elementos [rudimentos] a los cuales os ¿queréis volver a esclavizar?

“Guardad los días, los meses, y los tiempos, y los años.

Temo por vosotros, que quizá en vano he trabajado por vosotros.” (Gálatas 4:8-11).

¡Nunca Dios le ordenó a su pueblo que observara los meses! Él condenó a aquellos que eran “observadores de los tiempos.”

Cuando Israel expulsó a los habitantes de la tierra prometida, Dios les dijo que evitaran la adopción de cualquiera de sus abominables prácticas paganas, tales como “la observación de los tiempos.” “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a hija por el fuego, ni quien practique la adivinación [tratar con los demonios, o “espíritus familiares”], o un observador de tiempos [los que creen que ciertas posiciones de los planetas , algunos meses o temporadas o años, o son especialmente propicios, o son desafortunados], o un mago o una bruja, ni encantador , ni quien consulte a los espíritus familiares , o un nigromante [ quien dice predecir el futuro mediante la comunicación con los muertos].

“Porque cualquiera que hace estas cosas, es una abominación para el Eterno, y por estas abominaciones el Eterno tu Dios expulsará a estas naciones de delante de ti” (Deuteronomio 18:9-12).

Los habitantes de Galacia fueron criados en un mundo totalmente pagano. Sus padres y sus abuelos creían en muchos diferentes mitos paganos y supersticiones. Por otro lado, eran conscientes de las sinagogas judías en medio de ellos; de las diferentes formas de vestir, y los hábitos de los judíos. Ambos elementos influían en ellos cuando Pablo escribió su carta.

Los primeros cristianos de Galacia estaban siendo empujados de una u otra manera por los diferentes profesores. Algunos eran judaizantes, tratando de hacer que los Gálatas se involucrasen en todo el espectáculo ritual hacia el exterior de la “justicia”, como la circuncisión, los ayunos prescritos, los hábitos de vestir y de una plétora del ” se hace y no se hace” que dominarían cada uno de sus amaneceres. Otros enseñaban astrología pagana; alentándolos a ser “observadores de los tiempos”

En ninguna parte Pablo dice que abandonen el ¡día sábado de Dios, o sus días sabáticos (de reposo anuales! Pablo escribió a los gentiles en Corinto: “Acerquémonos pues, celebremos la fiesta”, en referencia a la Pascua y los Días de los Panes sin Levadura (1 Cor. 5:8).

Ahora, observe cómo los gentiles en Colosas también estaban siendo afectados por falsos maestros, que insistían en que ellos observaran diversos ritos físicos, sensuales exteriorizados, tabúes y requisitos: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los rudimentos [elementos] del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8)

Pablo estaba enseñando en contra de las tradiciones hechas por el hombre; contra los vanos “rudimentos” del mundo, no las leyes de Dios, o el día sabático (de reposo) de Dios. Volver a los “rudimentos del mundo” sería como si un avanzado licenciado inglés, estudiando para recibir un título de doctor, estuviera obligado a aprender su “ABC”. Sería como alejarse del conocimiento verdadero, del estudio y la comprensión avanzada.

Después que estos gentiles se habían liberado de las supersticiones, tabúes, creencias en dioses paganos, el mito y la idolatría, los falsos maestros estaban tratando de influir para que se convirtieran en esclavos de diversas costumbres rituales, no sólo la circuncisión, sino muchos otros “tabúes”.

Pablo mostró cómo Jesucristo había hecho totalmente innecesarios todos estos “rudimentos” del mundo.

“Y a vosotros, estando muertos en vuestros pecados y en la in-circuncisión de vuestra carne, os dio vida [vivificados] juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados,

“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz [del griego: stauros, que significa poste vertical, estaca, o árbol]” (Col. 2: 13,14).

Nunca los Diez Mandamientos de Dios son mencionados como “el acta de las ordenanzas”. Estas “ordenanzas” eran restricciones humanamente concebidas, como la abstención de ciertos tipos de alimentos en determinados días, evitar las relaciones comerciales en los días ” de mala suerte”, o casarse en un determinado mes. Había docenas de ellas, de las cuales el “Viernes 13” y cosas como caminar debajo de una escalera, romper un espejo o que un gato negro se cruce en su camino son los remanentes de los tiempos modernos.

Nunca se habla de los Diez Mandamientos de Dios como “contrarios” a nosotros. En cambio, Dios muestra que son para nuestro bien. Lea otra vez Deuteronomio 5:29, “¡Quién diera que tuviesen tal corazón en ellas, que me temiesen, y guardaran todos mis mandamientos, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre!”

Ahora, continúe con el siguiente versículo en Colosenses: “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz [o, por medio de “Sí mismo”].”

¡Cristo triunfó sobre la muerte! Él triunfó sobre Satanás el diablo, sobre el Sanedrín; sobre el gobierno romano. Su triunfo fue que la muerte no pudo retenerlo, que Dios Lo resucitó de entre los muertos, completando así el maravilloso plan de salvar a la humanidad del pecado. Debido a que Cristo había hecho esto – debido a Su triunfo sobre la paga por el pecado, Pablo insta a estos gentiles a no permitir que nadie los juzgue y condene en minutos, en un ritualismo ritual sin importancia al igual que varios tabúes. Los instruyó a no preocuparse por lo que otras personas dicen, sino en vivir la vida por Cristo: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, o de nueva luna, o de los días sabáticos (de reposo)” (Col. 2:14,15).

Observe que esto no dice dejar que cualquier hombre lo juzgue o condene, sino que no dice nada acerca de Dios juzgando. ¿Por qué los hombres habrían de juzgar, criticar o condenar a la gente de Colosas? Simplemente porque, a partir de cualquiera de los extremos del judaísmo o el paganismo, los falsos maestros querían que se conviertan en ¡esclavos de muchas y variadas restricciones! Los judaizantes querían que se convirtiesen en circuncisos, y los ” observadores de los tiempos ” querían que guardaran rígidamente diferentes “tiempos” y otras supersticiones.

A otros hombres los estaban juzgando porque comían carne, o porque violaron ciertas restricciones de bebidas. A algunos los estaban juzgando y condenando a causa de la manera en que estas personas estaban observando los días santos de Dios, la manera en que se estaban observando el día sábado de Dios. Seis de los siete sábados anuales son días festivos, en los que los alimentos y bebidas juegan un papel importante. La única excepción es el Día de la Expiación, que es un día de ayuno.

Pablo no estaba diciendo que Dios los estaba juzgando o condenando, pero ese hombre si lo estaba haciendo.

Al margen dice “Por tanto, que nadie os juzgue ¡a causa de vuestra forma de comer y beber“!

¿Sabe usted cuantos tabúes sobre el “comer y beber ” se imponen actualmente sobre la gente religiosa? ¿Quién no ha oído hablar del experimento estadounidense con la prohibición total en los años veinte? ¿Quién no está familiarizado con las “leyes azules”? ¿Quién no conoce acerca de algunas iglesias que prohíben totalmente ciertos tipos de bebidas, en algunos casos, incluso el café y el té? ¿Quién no conoce decenas de miles de restaurantes que los viernes ofrecen sopa de pescado como su “sopa del día”? Qué extraño es que decenas de miles de restaurantes honren a la religión católica al comer pescado los viernes, e ignoren totalmente las proscripciones judías y árabes (musulmanas) en contra de los productos de cerdo. Tales prácticas son una clara violación del principio de la separación de Iglesia y Estado, pero los diversos activistas de derechos civiles, como la ACLU (del inglés American Civil Liberties Union: Unión Estadounidense por las Libertades Civiles) ¡todavía tienen que protestar!

Actualmente, muchos grupos religiosos observan muchas diferentes “ordenanzas escritas”, que imponen a sus pueblos; muchas veces utilizadas como motivo de des asociamiento si se rompen. La mayoría de los bautistas se abstienen de cualquier bebida alcohólica; los mormones evitan cualquier tipo de estimulantes, como el té y el café; los católicos creen que los viernes uno debe comer pescado.

Pablo continúa el pensamiento: “Que nadie os juzgue [por] la comida o la bebida, o por la luna nueva, o por los días de reposo, que son una sombra de las cosas por venir, pero el cuerpo es de Cristo. ” (Col. 2:16,17). La palabra “es” se ha puesto en cursiva por los traductores, que confunden el significado del versículo. A primera vista, el versículo parece decir que la sustancia de las cosas prefiguraba a Jesucristo. Sin embargo, simplemente observando los ciclos de la luna, y por lo tanto el saber si es el primer mes o el mes séptimo en la determinación de los días santos anuales de Dios, difícilmente prefigure a Cristo. Tampoco la carne prefigura a Cristo.

El punto es, que la comprensión de una sombra, aunque importante, no es tan importante como el objeto que proyecta la sombra, en este caso, Jesucristo. La gente, entonces como ahora, estaban haciendo una religión de minucias; pequeñas, ritos y rituales sin importancia, tabúes, y las diversas formas prescritas de hacer las cosas.

La consecuencia puede ser que es el “cuerpo de Cristo”, es decir la Iglesia , a quien Cristo le dio el poder de “atar y desatar”, quien debe discernir la forma en que el pueblo de Dios observa los días santos de Dios, y los sábados (de reposo), y no profesores auto – designados que tratan de imponer varios “rudimentos del mundo”.

Piense de nuevo en su propia formación religiosa. ¿Sabe usted de cualquier cosa relativamente insignificante que fuera impuesta ya sea como obligación o proscrita como cosa que debe evitarse? Yo sí. Recuerdo muy bien muchas de las restricciones que implican el largo del cabello, el vello facial de los hombres como la barba y el bigote, el maquillaje, aun cuando en algunos servicios de la iglesia fuesen o no fuesen permitidas algunas sencillas y tranquila visitas.

Si no se controla, no pasará mucho tiempo hasta que los líderes religiosos “espirituales” comenzarán a imponer a sus seguidores un número increíble de cosas que “se deben hacer y cosas que no se deben hacer”. Seamos realistas. A la gente le ¡ENCANTA EL RITUAL! Es tan fácil de realizar ciertos ritos, como evitar ciertos alimentos o bebidas, o el uso de cierta vestimenta, en lugar de amar a nuestros enemigos o “hacer el bien a los que lo odian.” Una demostración externa es mucho, mucho más fácil que el control de las propias emociones y los pensamientos más íntimos.

Pablo también condenó la apariencia exterior de “la humildad espiritual”, que a algunas personas les encanta exhibir y que algunos líderes religiosos las propician.

Observe: Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, metiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal (Colosenses 2:18).

“La humildad fingida” no es la verdadera humildad, sino ¡una demostración externa de una fingida humildad! ¿Cómo entran las personas en la “humildad fingida”? Usando cierta ropa austera, gris, oscura, poco atractiva, por la abstinencia al extremo, como ayunos obligatorios que no han sido ordenados por Dios; usando ciertos tocados, como velos o ciertos cortes de pelo, o la falta del mismo.

Incluso hoy en día, algunos grupos religiosos hacen cumplir a sus miembros señales externas de la “humildad fingida”. Esta no es la verdadera humildad de corazón que enseñó Jesucristo, sino que es simplemente la “tradición de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo” (versículo 8).

Pablo escribió: “Pues si habéis muerto con Cristo [por medio del arrepentimiento y el bautismo (Rom. 6:1-4)] de los rudimentos [elementos de base] del mundo [no de Dios, sino del mundo], ¿por qué, si vivieras en el mundo, os sometéis a ordenanzas (No tocar, ni gustar, no manejar, que todas se destruyen con el uso) y doctrinas de hombres?” (Colosenses 2:20-22).

Lea este versículo lentamente y con cuidado, y vea lo que no dice, así como lo que sí dice. No llama a los Diez Mandamientos de Dios, o al día sabático (de reposo), “las ordenanzas de los hombres. “No hay otro mandamiento que diga “no tocar, no saborear, no manejar.” Estas son proscripciones humanamente inventadas; tabúes religiosos.

Existen muchas, muchas restricciones impuestas a los miembros de los diversos grupos religiosos que se ajustan ¡exactamente a esta descripción! Uno sólo tiene que investigar el increíble número de “ordenanzas escritas ” en el Talmud y en el judaísmo de la época de Pablo, para entender cuan rigurosa era la vida cotidiana de un adherente. Lo mismo es cierto hoy en día en varias órdenes católicas, en las vidas rigurosas de los monjes tibetanos, y entre otros muchos cultos.

Pablo está condenando a los “mandamientos y doctrinas de los HOMBRES”, ¡no los de Dios! En los tiempos modernos, estos mandamientos y doctrinas de los hombres incluyen todo, desde los estilos de cabello y vello facial hasta el largo de las faldas y el maquillaje, desde los tipos de tela que se pueden utilizar en la ropa hasta los ingredientes de las galletas de soda.

Por sorprendente que pueda parecer, los “tabúes” religiosos pueden llegar a ser tan omnipresentes que dominan prácticamente toda elección personal en la vida , incluyendo la posibilidad de ver a un médico profesional cuando uno está enfermo o el uso o prohibición de suplementos dietéticos. En algunos grupos religiosos, varios hábitos de vestir, sombreros y tocados, incluso los tipos de medios de transporte disponibles, están específicamente prohibidos o permitidos. Uno de los más destructivos de estos ” mandamientos y doctrinas de hombres ” es aquel en que los líderes religiosos interfieren en la elección de la pareja.

Pablo está tratando con una combinación de teosofía oriental, ascetismo y judaísmo. Para la “teosofía oriental”, léase: Paganismo Gentil Politeísta de Medio Oriente, o la creencia en muchos “dioses” paganos, que eran nada más que la imaginación de los filósofos gentiles.

Si uno fuera a parafrasear los versículos 14 al 18, sería leer, en español moderno, “anulando las ordenanzas humanamente escritas que eran tan onerosas para nosotros, y las sacó de en medio clavándola a Su árbol:

“Y habiendo demolido a los principados y potestades [los que Lo juzgaron y lo condenaron, así como al mismo Satanás, que era el señor de los muertos], Él les mostró abiertamente tal como eran, y triunfó sobre ellos.

“Por lo tanto, no deje que nadie lo critique o condene por su consumo de carne, o por su forma de beber, o de la manera en que observa los días santos, o la luna nueva, o los días sábados (de reposo), que son sombras de las cosas por venir, sino concéntrese en Jesucristo ” .

En español moderno: “No deje que nadie le engañe fuera de su recompensa por afectaciones externas de la humildad, como hábitos diferentes de vestir, estilos de pelo, ayunos y otros hábitos similares, o el culto a los ángeles, porque esos maestros se entrometen en cosas de las que no saben nada, vanamente hinchados por sus mentes carnales.

“Ellos no se están concentrando en la Cabeza, Jesucristo, de quien todo el cuerpo [de la iglesia] por las coyunturas y ligamentos [miembros] ha recibido el alimento, y habiéndolos reunidos, aumenta con el crecimiento de Dios.

“Así que, si usted es considerado “muerto con Cristo” a través del arrepentimiento y el bautismo; muerto a ninguna obligación de volver a la base, a los toscos rudimentos del mundo, por eso es que, aunque usted debe seguir viviendo en este mundo,¿ por qué debe estar sujeto a las ordenanzas hechas por el hombre, tales como “no tocar, no probar, no manejar” – todas las cuales son completamente inútiles, mandamientos y doctrinas humanamente ideadas?

Este es el sentido de lo que estaba transmitiendo Pablo. ¡Nunca el día sábado (de reposo de Dios) fue conocido como uno de los “rudimentos” o “elementos” de este mundo malvado! Los que utilizan estas escrituras para argumentar en contra de la ley y el sábado están ignorando completamente las muchas y claras declaraciones de Pablo que él amó y sirvió a la ley de Dios. El día sábado (de reposo) desde la Semana de la Creación hasta el Reino de Dios.

Dios creó el día sábado santo (de reposo), que lo distingue para la humanidad como un maravilloso descanso de sus labores, un día que mira hacia atrás al maravilloso milagro de la creación misma, un día, que reconoce a Dios como Creador, un día que espera con interés el milenario “descanso” de Jesucristo.

Dios puso Su presencia en el día sábado (de reposo), lo “santificó”, lo que significa que lo distingue para un propósito santo. Reveló su sábado a la primera familia, ya todos los que le seguían. Enoc “caminó con Dios”, y habló de la venida del Reino de Dios (Judas 14, 15). Enoc nunca podría haber sido descrito así, si él hubiera sido un quebrantador del día sábado. Él mantuvo las leyes de Dios.

El día de reposo De la creación de la Semana del Reino de Dios

El Día Sábado (de reposo) de Dios fue guardado por los antiguos patriarcas, incluyendo a Noé. Abraham lo mantuvo, al igual que Isaac y Jacob. Moisés e Israel lo mantuvieron, y cuando algunos se rebelaron y rompieron el sábado de Dios, ¡fueron impuestos en el acto con la pena de muerte! ¡Es aquel que conocemos como Jesucristo quién hizo esto! El día sábado (de reposo) fue siempre el mandamiento de prueba, más que cualquier otro. Cuando Josué advirtió a la segunda generación de israelitas de evitar la idolatría y de permanecer fieles a las leyes de Dios, él les habló en el día sábado, justo antes de cruzar el Jordán.

Cada vez que el antiguo Israel estuvo plagado por Dios Él permitió que fuera golpeado violentamente delante de sus enemigos, fue por el quebrantamiento de dos pecados principales; el sábado y la idolatría. La gran restauración bajo Ezequías trajo la observancia de la Pascua en el segundo mes. Ellos observaron durante siete días enteros el día de los Panes sin Levadura, y luego, porque el rey y la nación tanto se regocijaron en la restauración de los santos Sábados de Dios, que ” después de consultar a otros siete días, y celebraron los siete días con alegría ” (2 Cron. 30:23).

Ezequías estaba restaurando la verdadera adoración de Dios, que su predecesor, Acaz, había abandonado. Dios dijo: “Y se oyó su voz, y su oración llegó hasta Su santa morada, hasta los cielos” (2 Crón. 30:27). Lea todo el capítulo, ya que es muy inspirador.

Jesucristo, su salvador y el mío, guardó el sábado. Él se llamó a sí mismo “Señor del día Sábado (de reposo)” (Marcos 2:27). Todos los apóstoles guardaron el sábado. Pablo guardó el día sábado (de reposo), y predicó a los gentiles en sábado. La iglesia primitiva mantuvo el día sábado (de reposo), y siguió observando la Pascua el 14 de Nisán a través de la historia.

No fue sino hasta más de tres siglos después de la época de Cristo, que Constantino convocó el Concilio de Nicea, y una iglesia apóstata empezó estableciendo fechas para la “Pascua” (Ishtar o Astarté, diosa pagana de la fertilidad), y comenzó a tratar de abolir el día sábado (de reposo). A la iglesia apóstata le llevó siglos forzar a aquellos que seguían respetando la Pascua el día catorce de Abib a desistir de hacerlo. Aun así, la iglesia apóstata nunca logró barrer completamente la observancia del sábado. Ha habido pequeños, grupos dispersos a lo largo de toda la historia que se han aferrado tenazmente a la “fe dada una vez a los santos”, manteniendo días sábados semanales de Dios y la observancia de la Pascua el 14 de Nisán.

Hay una gran cantidad de literatura disponible para cualquier estudiante serio de la Biblia para demostrar que la Iglesia Católica Romana fue la “única autoridad” para el cambio de la práctica de la iglesia grande, visible de la observancia del sábado al domingo o al “día del sol “, (del inglés: Sun-day, día del sol).

La verdadera iglesia de Dios es descrita sólo como un remanente en la próxima Gran Tribulación y el Día del Señor. ¿Qué estará haciendo para ese entonces, la iglesia remanente perseguida? “Entonces el dragón [Satanás] se llenó de ira contra la mujer [la verdadera iglesia], y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12: 17).

El “testimonio” de Jesús Cristo es el mensaje que Él trajo” a esta tierra. Es lo que dijo, o testificó. Él dio el Evangelio a sus discípulos, y los comisionó para predicarlo a todo el mundo. Las dos principales señales de identidad de la verdadera iglesia que Cristo edificó son, (1) ellos se esfuerzan por GUARDAR LOS MANDAMIENTOS DE DIOS, y (2), ellos mantienen el ayuno para el EVANGELIO de Cristo y tratan de predicarlo a todo el mundo !

En el comienzo mismo de la Biblia, Dios nos muestra que Él creó el sábado. Justo al final de la Biblia, observe la descripción de aquellos a los que se les permite la entrada en la Ciudad Santa, que simboliza la salvación y el reino de Dios: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad ” (Apocalipsis 22:14).

En poco tiempo, ahora, el tiempo en que los hombres y las mujeres pueden leer y estudiar y meditar, e investigar varias doctrinas y puntos de la verdad habrá terminado. En poco tiempo, ahora, Jesucristo establecerá su reino de justicia en esta tierra, y hará cumplir a sus días sabáticos (de reposo), y Sus días santos anuales (Zac. 14:16-19).

En poco tiempo, ahora, la obra de Jesucristo que se está llevando a cabo a través de Su Iglesia como un instrumento humano en Sus manos, será cosa del pasado. En poco tiempo, ahora, la “ventana de oportunidad” para que la gente lea, investigue y piense, y se convenza de la verdad de Dios ¡de una buena vez, habrá terminado!

En poco tiempo, ahora, Dios romperá los cielos y revelará ¡Su gran poder a toda la humanidad!

En el tiempo por venir, el tiempo de la Gran Tribulación y los signos celestiales (Apocalipsis 6,7), el tiempo del gran Día del Señor (Joel 2; Miqueas 4, Rev. 16-19) no habrá necesidad de un maestro humano para presentar la verdad de Dios por la televisión o la radio, o en la página impresa, o fuera de un púlpito.

En poco tiempo, ahora, Dios mostrará a toda la humanidad Su glorioso poder y ya no habrá un solo ser humano ¡que dude de Dios!

Juan escribió: “Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre.

“Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos, y es sacudida por un fuerte viento.

“Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

“Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

“Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:

“Porque el gran día de su ira ha llegado; y ¿quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:12-17).

Cuando Cristo revele Su gran poder y gloria, el momento de que los argumentos en contra de la palabra de Dios, el tiempo de manifestaciones de “opiniones” personales acerca del sábado y las leyes de Dios ¡habrán terminado!

Cristo establecerá Su Reino en esta tierra, y comienza a GOBERNAR ¡con vara de hierro! Él le y me ofrece un lugar con Él ¡para gobernar a este mundo! “Al que venciere, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro … ” (Apocalipsis 2:26).

Observe la imagen de la vida en esta tierra poco después que regrese Jesucristo, la vida en esta tierra, incluso antes de que los cuerpos de todos aquellos que se rebelaron en contra de Dios hayan sido consumidas por el fuego: “Y acontecerá que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dice el Señor.

“Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá [los gusanos no mueren -ellos eclosionan en moscas], ni se apagará el fuego [¡Gehena de fuego!] y ellos serán abominables a toda carne” (Isaías 66:23 , 24 )

¡Sí, será un espectáculo abominable! Un horrible, apestoso , abominable visión de la quema de cuerpos hinchados, muertos, físicos que serán arrojados al infierno de fuego, para convertirse en cenizas bajo los pies de los que han recibido a Jesucristo, se arrepintieron del pecado, han sido bautizados y engendrados como hijos de Dios, y que han aprendido a obedecer a Dios (Mal. 4:1-3)

Tal destino no tiene por qué ocurrir a cualquier ser humano. Dios Todopoderoso ruega con todos nosotros, urgiéndonos a obedecer Sus Leyes para que nos vaya bien a nosotros y a nuestros hijos y nietos.

¡Dios ama a los pecadores! Él odia el pecado, pero ¡ama al pecador que fue esclavizado por el pecado! A pesar de que Ezequiel le rogó a Israel, “Volveos [¡arrepentíos!], Volveos, ¿por qué moriréis, oh Israel?” Así que Dios le pide a toda la humanidad de hoy: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Recuerde: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea no se pierda, [como ilustra la imagen detestable de Isaías], sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Su Salvador y el mío es el que creó el día sábado (de reposo). Él lo bendijo; lo distinguió; santificó, lo hizo el tiempo sagrado para nuestra gran bendición, semana tras semana. Él hará cumplir Sus Sábados y sus días de reposo anuales sobre toda la humanidad durante su reinado como Rey de reyes y Señor de señores. Los únicos que van a compartir Su gobierno milenario sobre la tierra son los que van a entregarse a Él, los que no sólo va a creer en Él, sino que van a creer a Él y lo van a obedecer! En muy pocos años, USTED va a mantener el día sábado (de reposo) de Dios con entusiasmo, alegría, acción de gracias, y felicidad, ¡al igual que cualquier otra persona en toda la tierra!

Además, lo crea o no, los miembros de la Familia tan divina de Dios; como coherederos con Cristo, serán los encargados de velar para que todo el mundo obedezca ¡los sábados de Dios por mil años!

Por último, este mundo enfermo de pecado, de miseria, pobreza, enfermedad y dolor, de delincuencia, droga-adicción, violencia y guerra conocerá la paz. Por último, toda la humanidad habrá entrado en mil años de “descanso” de Dios; el maravilloso abundante feliz glorioso, gozoso Reino de Dios bajo el dominio amoroso, misericordioso de Jesucristo.

Que el amoroso, misericordioso Dios lo llevará a entregarse a Él, para honrarlo y obedecerlo, para entrar en sus días de reposo con gozo y acción de gracias.


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