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El Evangelio del Reino

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¡Un Mensaje Para Nuestro Tiempo y Para el Siglo XXI!

Millones de personas han escuchado lo que ellos creen que es el “evangelio”. La mayoría han oído un evangelio “a cerca” de Jesucristo, ¡pero ellos NUNCA HAN ESCUCHADO el evangelio que ÉL TRAJO! Jesucristo vino a predicar el “evangelio del Reino de Dios”. ¡Pocos saben LO QUE predicaba! Tan impactante como pueda parecer, por INCREÍBLE que pueda parecer, millones de cristianos profesantes ¡NUNCA HAN ESCUCHADO el verdadero Evangelio!

Para la mayoría, la palabra evangelio se refiere a un pasado lejano. Al igual que el viejo himno familiar, “Cuéntame La Vieja, Vieja Historia,” es algo viejo, algo antiguo. Los que creen que están escuchando el “evangelio” de los predicadores de radio y televisión, o desde los púlpitos de las iglesias locales, oyen hablar de “Jesús y de Su amor,” una y otra vez. Ellos creen que están escuchando una historia muy antigua, algo que tuvo lugar hace unos dos mil largos años.

Millones son los que suponen que esta “vieja historia” acerca de Jesús es el “evangelio”. Sin embargo, por sorprendente que pueda parecer, son millones los que ¡nunca han escuchado el verdadero Evangelio! Tal afirmación suena increíble. Sin embargo, es verdadera.

Lejos de ser solamente la historia de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Evangelio también es el mensaje que Él trajo. El evangelio que predicó Jesucristo tiene que ver con nuestros días, ahora, y con el futuro inmediato. La palabra evangelio misma transmite un mensaje futurista, una descripción del mundo en el próximo siglo, y en el futuro para toda la eternidad.

El verdadero evangelio incluye las respuestas a las preguntas más desconcertantes a las que se enfrenta la humanidad durante toda su existencia en la tierra: ¿Quiénes somos? ¿Qué somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Somos una “alma ” consciente dentro de un cuerpo que envejece, ¿un “alma” que vive de manera consciente después de que el cuerpo muere? ¿Vivimos en una “fábrica de almas”, donde miles de “almas” llegan a la existencia cada día en todo el mundo, mientras que miles de personas están revoloteando allá en cielo o bajando al “infierno”?

¿Es Dios como un “propietario ausente”, que puso todo esto en movimiento, y que ahora espera en algún lugar “allá arriba”, con “San Pedro a las puertas del cielo” afanosamente dando la bienvenida las almas entrantes, mientras que el diablo baila con alegría mientras da la bienvenida a los que descienden al “infierno”?

El verdadero evangelio da respuesta a las preguntas más profundas de la vida. El mensaje de Cristo explica cómo podemos ser cambiados de carne a espíritu, cómo podemos renacer en el espíritu, cómo podemos llegar a ser coherederos con Cristo, compartiendo con Él el poder maravilloso de la vida eterna, juzgando, gobernando con Él durante Su reinado milenario en la tierra.

Lo que está a punto de leer es la verdad. Está probado más allá de toda sombra de duda en su propia Biblia.

Arrepentíos“, dijo Jesucristo, “¡porque el reino de los cielos está cerca“! (Mateo 4:17). Todos los otros tres escritores del evangelio, Marcos, Lucas y Juan, utilizan la expresión Reino de Dios. “Después que Juan [el Bautista] fuera encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, y diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed el evangelio ” (Marco 1:15).

Contenido en esas palabras hay un mensaje secular profético, envolviendo al mundo como una faja, un mensaje acerca de nuestro tiempo ya y de los años por venir, ¡que millones de cristianos profesantes nunca han entendido! Observe que el evangelio de Cristo no fue titulado “El Evangelio Acerca de Mí”, sino el evangelio del Reino de Dios.

Puede que también la palabra evangelio sea eliminada de la mayoría de los diccionarios y borrada del lenguaje. Son millones los que creen haber “recibido a Cristo”, que “creen en Jesús” y sin embargo “no tienen la menor idea del ¡significado real de la palabra! La palabra castellana evangelio lleva consigo muchas diferentes connotaciones “religiosas”. Como se indicó anteriormente, el primero y principal significado que se le atribuye es la historia de Jesucristo. La gente que va a una campaña evangelista o un servicio de fortalecimiento a “escuchar el evangelio” esperan escuchar acerca de Jesucristo, no un mensaje acerca de guerras y rumores de guerras, sequías, hambrunas, terremotos, plagas y un gran falso profeta haciendo descender fuego del cielo.

La gente dice: “Ese es el evangelio, hermano”, que significa “esa es la verdad”. Hay iglesias “evangélicas”, donde el verdadero mensaje que predicó Jesús nunca se escucha, pero donde se predican cientos de sermones acerca de la vida cristiana, el amor, la alegría, la paz, la fe, y otros temas bíblicos. La música “Evangélica” es una industria gigante de miles de millones de dólares de decenas de estrellas de la canción, cuartetos y grupos corales familiares.

Un incontable número de cristianos han asistido a los servicios religiosos durante toda su vida, participando en conmovedora lecturas y oraciones, servicios de cánticos y bautismos; recitado el “Credo de los Apóstoles”, y escuchado sermones. Sin embargo, rara vez, o nunca, han oído sobre el destino futuro de todas las naciones, sobre el tiempo catastrófico de la Gran Tribulación y el Día del Señor. Las escenas espeluznantes descritas por Jesucristo no son un material vendedor para los sermones. Es por eso que la mayoría de los predicadores evitan la profecía, y prefieren atenerse a los sermones sobre las tres gracias de amor, alegría y la paz, y las filosofías religiosas diversas.

Cristo ciertamente habló sobre el amor. Él habló sobre el perdón y la humildad. Él dio a la humanidad la “regla de oro”, que debemos hacer a los demás como nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Pero Cristo también se refirió continuamente a Su reino venidero. El suyo fue un mensaje acerca de la llegada de la resurrección de entre los muertos, acerca de guerras masivas, sequías, hambrunas y terremotos destructivos; acerca de las señales en los cielos, y las naciones de la tierra tambaleándose por plagas que desafían la imaginación. Su mensaje fue sobre su regreso a esta tierra en el esplendor, poder y gloria de Dios, un mensaje acerca de aplastar a los gobiernos de este mundo que desafían a Dios, y del establecimiento de Su maravilloso y envolvente reino, trayendo ¡por fin! la paz del mundo.

La palabra evangelio (en inglés “gospel” proviene de dos antiguas palabras anglosajonas. Proviene de “good” “bueno” y “spell” “hablar” o spiel, en el alemán. Simplemente, significa “buenas nuevas“). No entendiendo la idea central del mensaje de Cristo, la mayoría se ha concentrado en el Mensajero, y han ignorado el mensaje que Él trajo. Sería como si una familia respondiera al timbre para encontrar un mensajero de Western Union en la puerta. Cuando intentó entregarles el mensaje que había sido enviado para entregar, la familia ellos le abrazó con éxtasis. Entonces, ellos querían saber todo acerca de él: ¿Dónde nació? ¿Qué edad tenía? ¿Cuáles eran sus gustos favoritos? ¿Cómo llevaba su cabello? ¿Era un buen chico? ¿Era gentil y amable? ¿Qué creía él? ¿Cómo era su querida madre? Entonces, después que se fue, se apartaron de la puerta, ignorando el telegrama que había caído en el porche. Con el pasar los años, continuamente se refirieron al “maravilloso mensajero” que había llegado a su casa ese día, hace mucho tiempo. Millones de cristianos “nominales” idólatramente han “creído en” el Mensajero, permaneciendo ignorantes de Su mensaje. Para entender realmente el mensaje del evangelio que trajo Jesucristo, debemos entender cada uno de los siguientes puntos:

(1)¿Quién, o qué, era Jesucristo antes de su nacimiento humano?

(2) ¿Por qué vino a este mundo?

(3) ¿Cuál fue el mensaje que él entregó a sus discípulos?

(4) ¿Por qué Él habla con acertijos (parábolas) para el público en general?

(5) ¿Por qué murió?

(6) ¿Fue resucitado?

(7) ¿Cuánto tiempo estuvo en la tumba?

(8) ¿Hoy está vivo?

(9) ¿Qué ha estado haciendo desde su resurrección?

(10) ¿Va a volver a esta tierra?

Cada una de estas preguntas de vital importancia debe ser respondida. Cada uno de ellas lleva directamente a los principales elementos del Evangelio, y cada una fue dirigida por el mismo Jesucristo.

¿Quién, o Qué, era Jesucristo Antes de Su Nacimiento Humano?

Esta no sólo es una de las más importantes preguntas que pueden hacerse, la respuesta desbloqueará nuestra comprensión de muchas, muchas verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Responde a las preguntas acerca de si la ley de Dios está “abolida”, si el “Antiguo Testamento está abolido” si el Nuevo Pacto significa que un cristiano no necesita obedecer los Diez Mandamientos de Dios, si se requiere del día del Sábado para cumplirlo.

Ahora, observe este importante pasaje de la Escritura del Evangelio de Juan. Lea lentamente y con cuidado, y crea la Palabra de Dios: 

“En el principio fue el Verbo [del griego: logos, que significa” portavoz”] y el Verbo estaba con Dios [Griego: Theos, el equivalente del hebreo Elohim], Y el Verbo era Dios El mismo estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3).

Hay sólo dos lugares en la Biblia donde se usa la frase en el principio: aquí en Juan 1:1, y en Génesis 1:1. Aquí leemos que el que creó el universo, Aquel que “habló y fue así”, era el mismo Personaje del Dios Soberano, quien se convirtió en Jesucristo de Nazaret.

Observe más adelante: “Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por Él, y el mundo no le conoció. Él vino a los suyos [los Judíos], y Los suyos no le recibieron , pero a todos los que le recibieron, a ellos Él les dio potestad para convertirse e hijos de Dios, a los que creen en su nombre: los cuales son nacidos [del griego: gennao, que significa “engendrado ” o “nacido”], no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, la gloria del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:10-14).

Simplemente no hay discusión sobre lo que significan estas claras palabras, nada, excepto Jesucristo. Él era el “Verbo”, o el Portavoz Divino, quien dijo: “Sea la luz”, y “Que aparezca la tierra seca” y “Hagamos al hombre a nuestra imagen” (Génesis 1:3, 9,26). Durante siglos, los cristianos “nominales” (los que dicen ser cristianos pero en verdad no lo son) han supuesto que el Dios del Antiguo Testamento era el Padre.

Ellos suponen que Jesucristo vino a esta tierra muchos siglos después que Moisés, y que los profetas ¡para acabar con la antigua ley de su Padre! Pero ¿por qué iba alguien iría a suponer tal cosa cuando estas escrituras, ya en el primer capítulo de Juan, uno de los cuatro relatos del Evangelio , prueban absolutamente que el que se convirtió en Jesucristo es el que hizo la creación?

Entonces, ¿cuáles son las consecuencias lógicas de esta verdad?

Son millones que no saben que Jesucristo, en Su forma pre humana, fue el que llamó a Abraham, Isaac y Jacob, el que luchó con Jacob, y lo renombró “Israel”, el que habló a Moisés de en la zarza ardiente, el que escribió los Diez Mandamientos ¡con su propio dedo! Él es el que propuso a Israel el Antiguo Convenio, El que inspiró a los profetas y El que envió a Israel y a Judá al cautiverio ¡por romper Sus leyes!

Observe una prueba más de su propia Biblia: “Dios, habiendo hablado por los profetas muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres, en estos postreros días nos ha hablado por Su Hijo, a quien Él constituyó heredero de todas las cosas nombradas, y por quien también hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:1-3).

Todo el libro de Hebreos magnifica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo. El primer capítulo, que sienta las bases para los doce capítulos que siguen, exalta a Jesucristo como Aquel “para quién y por quién, son todas las cosas”. Lea ahora, con algunas explicaciones insertadas para aclarar las hermosas palabras que ensalzan y exaltan a nuestro Salvador, como Él es Aquel a través de quien el Padre divino creó todas las cosas:

“Por haber sido hecho tanto mejor que los ángeles, ha obtenido por herencia un nombre más excelso que el de ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles Dios le dijo jamás lo que sigue?: Tú eres mi Hijo, este día yo te he creado a ti Y otra vez, yo seré para él un Padre, y Él será para mí un hijo, y nuevamente, cuando Él trae al Primogénito [Jesucristo, nacido de la virgen María] al mundo, dice: y que todos los ángeles de Dios le adoren “y de los ángeles dice: Quién hace a Sus ángeles espíritus, y a Sus ministros [“servidores”, otra expresión para los ángeles, no humanos] una llama de fuego. Mas del Hijo dice: Tu trono, OH DIOS [en griego: Theos] es eterno y para siempre; el cetro de tu reino es un cetro de equidad [Jesucristo gobernará en la tierra durante 1000 años (Apocalipsis 2:26; 3:21; 20:4)]. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por eso Dios, el Dios tuyo, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros. Y tú, Señor [refiriéndose a Jesucristo] en el principio has sentado la fundación de la tierra, y los cielos son la obra de tus manos” (Hebreos 1:4-10).

Simplemente no hay cuestión alguna sobre el significado de ambos, Juan 1 y Hebreos 1. Ambos revelan que Jesucristo, en Su estado pre humano como miembro divino de Elohim, ¡fue el Creador del universo, de la tierra, y de toda vida sobre ella!

Observe la herencia eterna de Cristo: “Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos envejecerán como una vestidura, Y como una vestidura tú has de doblarlos y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán. Pero ¿a cuál de los ángeles jamás dijo Dios: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? ¿No son todos espíritus servidores, enviados para servicio de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:11-14).

Si millones de cristianos profesantes supieran estas profundas y simples verdades, tendrían un concepto totalmente diferente de Jesucristo. Ellos lo reconocerían como Aquel que dio Su ley a Israel, y que les llega a saber que Jesucristo es “el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8), y que Él dice que Él “no cambia” (ver Malaquías 3:6). Ahora que sabemos quién era Jesucristo antes de su nacimiento humano, físico, vamos a ver por qué vino a este mundo.

¿Por qué Jesuristo Vino a Este Mundo?

Son millones los que se han sentido desconcertados por el plan de salvación. Se preguntan: “¿Por qué Jesús tuvo que morir por los pecados de la humanidad?” Y muchos se preguntan, “¿Cómo puede la muerte de un solo hombre expiar los pecados de tantos?”

En primer lugar, debemos entender que Dios Todopoderoso está reproduciendo a ¡alguien de Su propia clase! La creación no se terminó en el Jardín del Edén, ¡sólo acaba de empezar! La creación del universo y nuestra tierra se llevó a cabo tal vez hace unos largos cinco mil millones de años, de acuerdo a la manera en que cuenta el tiempo el hombre. Cuando Dios (Aquel que se convirtió a Cristo en carne humana) creó nuestra tierra, Él creó un mundo perfecto hermoso y, a continuación, sobre su creación coloca un arcángel llamado Lucifer.

El mundo era exuberante y verde, lleno de vida pre-adánica, era un lugar de piedras preciosas y metales, un lugar increíblemente hermoso. Observe cómo la Palabra de Dios describe este mundo antes de Adán, y nos dice lo que pasó:

“Pero la palabra del SEÑOR vino a mí, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho el SEÑOR Dios: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. Tú has estado en el Edén, en el huerto de Dios estuviste; toda piedra preciosa era tu vestidura, la cornalina [rubí], el topacio y el diamante, el berilo, el ónice y el jaspe, el zafiro, la esmeralda, y el carbunclo, y oro; los primores de tus tamboriles y pífanos estuvieron apercibidos para ti en el día que fuiste creado” (Ezequiel 28:11-13).

Aquí, el rey de Tiro, utiliza una especie de Lucifer, quien se convirtió en Satanás, el diablo. La expresión: “Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura”, nunca podría ser dicha por cualquier ser humano.

“Tú, querubín ungido que cubres, yo te puse allí: te puse en el santo monte de Dios, tú has andado de arriba abajo, en medio de las piedras de fuego” (Ezequiel 28:14). El trono de Dios está representado por la famosa Arca del Convenio, que tenía dos querubines con sus alas desplegándose sobre el “propiciatorio”. El arca era un símbolo del trono de Dios, los dos querubines representan dos de los seres espirituales alrededor del trono de Dios.

“Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que la iniquidad se halló en ti” (Ezequiel 28:14,15). La verdad es verdaderamente más extraña que la ficción. Mientras millones ansiosamente devoran películas o telefilmes como Star Wars, y ésos que ofrecen grandes imperios en el universo, en un combate de la era espacial con rayos mortales y naves espaciales; estrellas enteras y planetas que estallan – muy pocos entienden la verdad acerca de la pre-creación adánica; sobre el tiempo, tal vez miles de millones de años en el pasado, cuando un arcángel gobernó al mundo.

Pero Lucifer no estaba satisfecho con su lugar asignado en la tierra. Dios había un tercio de las huestes angélicas totalmente bajo su control. Durante incontables años, Lucifer “caminó arriba y abajo” en la tierra, hablando, razonando, argumentando, tratando de vender su punto de vista. Sentía que Dios no era justo, que Dios tenía todo el universo mientras que él, Lucifer, sólo tenía la tierra para gobernar.

Observe en Isaías la descripción de estos eventos:

“¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Pero tú dijiste en tu corazón: Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. Subiré sobre las alturas de las nubes, seré semejante al Altísimo.” (Isaías 14:12-14).

Lucifer finalmente tuvo éxito en pervertir totalmente a los ángeles que estaban bajo su gobierno. Lucifer intentó subir al cielo y derrocar a Dios.

Observe: “A causa de la abundancia de tu comercio [“traficando” andando como vendedor, mercadeando] llenaron tu interior de violencia, y pecaste; yo, pues, te he expulsado por profano del monte de Dios, y te he eliminado, oh querubín protector, de en medio de las piedras de fuego” (Ezequiel 28:16,17). La frase “multitud de tus mercaderías” es oscura en la versión inglesa antigua del Rey Santiago. Significa “abundancia de su tráfico”, transmitiendo la idea de comercialización o de venta. Fue una idea revolucionaria que Lucifer estuviera vendiendo. La Biblia Compañera de Bullinger dice: “Mercancía = tráfico, andar por allí, como en el versículo 18. Por lo tanto, significaba calumniador (difamador), en un sentido moral.” (P. 1146).

Finalmente, llegó el momento en que Lucifer y sus ángeles intentaron derrocar a Dios mismo. Pero Dios los arrojó fuera, y en un frenesí de odio e ira, Satanás y sus ángeles destruyeron la tierra. Toda la astronomía muestra un sistema solar destrozado; nuestra luna sin vida, marcada por la viruela, muestra que innumerables meteoritos y asteroides se han estrellado en su superficie. Los otros planetas y sus lunas muestran características idénticas. La superficie sin vida de Marte está plagada de rocas; Venus está oscurecida debajo de gases espesos, venenosos, las tormentas de Júpiter, más grandes que la tierra, se aremolinan rabiosas.

Tenga en cuenta que nuestra Biblia se inicia con la escena de una tierra en ruinas, sin vida; las placas tectónicas y las masas de tierra continental situadas debajo de caudalosos, estigios mares negros, cubiertas por densísimas nubes.

“En el principio Dios [Elohim: más de una persona] creó el cielo y la tierra, y la tierra se [hizo] sin forma [en hebreo: tohu] y vacía [en hebreo: bohu]; y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movió sobre la faz de las aguas y dijo Dios: sea la luz: y se hizo la luz” (Génesis 1:1-3).

Ahora, observe la prueba bíblica de que la Tierra no fue creada originalmente “vacía y en vano”, según se transmite por las palabras hebreas tohu y bohu.

“Porqué así dijo el Señor, que creó los cielos; Dios Mismo el que formó la tierra y la hizo, Él la estableció, no la creó en vano [tohu], sino que la formó para ser habitada: Yo soy el SEÑOR, y no hay otro” (Isaías 45:18).

Es interesante el comentario de Bullinger sobre este versículo: “En vano = tohu. La misma palabra que en Génesis 1,2 (“sin forma”) Por lo tanto, debe haber convertido en tohu: que es exactamente lo que Génesis 1.2 declara: … En Gen. 1.1 tenemos “el mundo que era entonces” (de. 2 Pedro 3,6), y en el versículo 2 tenemos la ruina en que cayó. No se nos dice cómo, cuándo, ni por qué, ni cuánto tiempo duró. Cuando los geólogos hayan establecido los años que se requieren, podrán colocarlos entre los versículos 1 y 2 de Génesis 1. En Génesis 1.2 a 2.4, tenemos que “los cielos y la tierra, que son ahora” de 2 Pedro 3.7. Ambos estan en contraste con los “nuevos cielos y la nueva tierra ” de 2 Pedro 3:13 “(Companion Bible de Bullinger, p. 989).

Todos los eventos descritos en Ezequiel 28 e Isaías 14 relativos al fallido intento de Lucifer de derrocar a Dios tuvieron lugar entre el momento en que la tierra fue creada en impecable belleza y perfección, y el momento en que se hizo tohu y bohu o vacía, ruinosa, y caótica. Puede que haya habido una gran cantidad de tiempo – tal vez miles de millones de años en la forma en que calculamos el tiempo de hoy – entre la temprana creación perfecta y el momento de la reconstrucción de la superficie de la tierra tal como es revelada en Génesis 1:2 y versículos siguientes.

Jesucristo hizo frecuente referencia a su existencia prehumana. Él enfureció a los judíos cuando Él les dijo: “Antes que fuese Abraham, ¡yo SOY!” (Juan 8:58). ¿Vamos a creer en Cristo, al igual que “creemos en Él”? Cuando Sus discípulos volvieron a Él, alegres de que los demonios les habían obedecido en nombre de Cristo, Él les dijo: “¡Yo veía a Satanás caer ¡como un rayo del cielo!” (Lucas 10:18). Por supuesto que sí, porque él estaba allí, con el Padre Divino. Los dos mismos, los cuales comprenden a Elohim, estaban en el lugar del trono de Dios cuando Satanás intentó ¡su violenta rebelión! ¿Cree usted en Cristo? Él dijo que estaba allí para ver caer a Satanás como un relámpago o un cometa ardiente ¡del cielo a esta tierra!

A raíz de la creación del hombre, Satanás se apareció instantaneamente en el Jardín. Era esencialmente el mismo lugar que había habitado con anterioridad a los restos de la tierra, como se lee en Ezequiel 28:13. Pero Satanás no apareció como una serpiente enroscada alrededor de un árbol. La palabra hebrea es nachash, que significa “encantador susurrante” y no remite a ningún aspecto físico.

Desde el principio, el que se convirtió en Jesucristo había planeado con el que se reveló como el “Padre”, la creación del hombre como un prototipo de la Familia Divina. Ellos se dijeron el unoa al otro: ” Hagamos al hombre a NUESTRA imagen” (Génesis 1:26). En el Edén, pusieron un árbol, llamado “el árbol de la vida” y otro árbol, llamado el árbol de la “ciencia del bien y del mal”. A Adán y Eva se les dijo que podían comer de cualquiera de los de arboles, de los que había cientos, pero no iban a participar del “árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9). ¿Eran árboles reales? La Biblia dice que lo eran. Muchas fábulas se han construido en torno a la historia de la creación, y la historia de “Adán y Eva en el Jardín”. Pero no hay evidencia de que la fruta del mal fuera una manzana. Y la “caja de voz” visible en las gargantas de muchos hombres en realidad no es su “manzana de Adán”.

Una de las fábulas más perjudiciales es que el primer pecado fue un pecado sexual. Pero eso es absurdo a primera vista, porque Dios dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra” (Génesis 1:28). Más tarde, dijo: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). La Palabra de Dios contiene mucho sobre el matrimonio. El Tercero y el Séptimo Mandamiento tienen que ver con la familia y el hogar, al igual que el Décimo Mandamientot.

La criatura que se les apareció a Adán y Eva muy bien pudo haber sido como un querubín. Lucifer, quien se convirtió en Satanás, fue uno de los tres llamados “arcángeles” en la Biblia. Los otros son Miguel y Gabriel. Al parecer, Dios le asignó a cada uno, un tercio de todos los ángeles. Estudie a Ezequiel 1 y 10, junto con Isaías 6, para obtener información sobre los querubines y serafines. Cada querubín apareció con cuatro aspectos: el de un hombre, un águila, un león y un buey.

A lo largo de muchas civilizaciones antiguas, incluyendo las de Méjico, América Central y del Sur, el Medio Oriente y más allá, en China y Japón, hay criaturas mitológicas que muestran las características de los querubines y serafines. La esfinge, guardando la gran pirámide, presenta el cuerpo de un león y la cabeza de un hombre. Enormes toros, con cabeza de hombre, con alas de águila, garras y cola de león aparecen como decorados en las paredes de antiguas ciudades y en sus palacios. Una “serpiente alada, volaroda” fue adorada por muchas de las antiguas tribus indias de Méjico y Centro y Sudamérica, llamada “Quetzalcóatl”. Quetzal es un pájaro, y coatl significa “serpiente”.

Apareció Satanás, el cual, en cualquier aspecto que lo haya hecho, de inmediato comenzó a influir sobre Eva. Dio a entender que Dios era injusto. “Pero la serpiente [en hebreo, nachash, que significa “encantador susurrante”] era el más astuto de todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: Con que Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo los árboles del jardín? Y la mujer respondió a la serpiente: Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios, no comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Y la serpiente dijo a la mujer: No moriréis: sino que sabe Dios que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”(Génesis 3:1-5).

Eva escuchó los argumentos del “encantador susurrante”, y tomó del fruto prohibido. Adam se unió a ella, y así se cometió el pecado original. El pecado fue una combinación de varias cosas. En primer lugar, ellos desobedecieron su único Padre, que es Dios. Permitieron que el fruto prohibido se interpusiera entre ellos y la obediencia a Dios, por lo que es un “ídolo”, porque “la codicia es idolatría” (Colosenses 3:5). Robaron la fruta, que no les pertenecía a ellos, sino que estaba expresamente prohibida. Codiciaron la “ciencia del bien y del mal”, y escucharon argumentos sutiles del diablo, con ganas de ser “¡como Dios!”.

Adán y Eva fueron creados con “naturaleza humana”. La naturaleza humana es una mezcla de muchas motivaciones, emociones y pasiones, sobre todo las de la vanidad, los celos, la lujuria y la codicia. Hablando de la naturaleza del hombre, Pablo escribió: “Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo” (Romanos 8:5-7).

La palabra carnal significa “física” o “de la carne” Adán y Eva no eran de mente espiritual, porque ellos aún no habían tomado del “árbol de la vida” que Dios puso en el Jardín. Ambos fueron fácilmente influenciados por Satanás.

Pablo escribió a la iglesia de Corinto: “Porque os celo con celo de Dios: Pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo, pero me temo, no sea que por cualquier medio, ya que la serpiente engañó a Eva con su astucia, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:2,3).

La Biblia dice que Adán “No no fue engañado,” porque fue Eva la que que escuchó los argumentos del diablo; quien tomó del fruto prohibido, y luego se lo dio a su marido. Adam dócilmente siguió la decisión de su esposa.

Pablo le dijo a Timoteo: “Porque Adán fue formado primero, después Eva. Y Adán no fue engañado, sino la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión” (1 Timoteo 2:13-14). A través de nuestros primeros padres, el pecado original entró en el mundo. El pecado es la transgresión de la ley de Dios (1 Juan 3:4).

Al escribir esta verdad esencial, Pablo dijo: “Por tanto, como por un hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte por el pecado, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron: Pues antes de la ley [la codificación de la ley en el Sinaí] el pecado estaba en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual [Moisés, no Adán] es la figura de Él que habría de venir” (Romanos 5:12-14).

Dios Todopoderoso es perfecto. Él es el personaje perfecto, perfectamente justo y santo. Dios es TODOPODEROSO. Él tiene el poder de crear, y Él tiene el poder de destruir. Una vez que la primera familia había pecado; había cedido a las tentaciones del diablo, Dios no les permitiría participar del árbol de la vida. Estudie el segundo y tercer capítulo del Génesis. Una vez que habían pecado, Adán y Eva se dieron cuenta de que estaban desnudos. Ahora, la desnudez traía con ella vergüenza, donde anteriormente habían sido como dos niños pequeños, felizmente inconscientes y sin vergüenza.

Observe el relato: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, ella tomó de su fruto, y comió, y también dio a comer de el a su marido con ella, y él comió y los ojos de ambos se abrieron y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del jardín. Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo, y me escondí y Él dijo: ¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que te mandé que no comieras? y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo comí. Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? y dijo la mujer: la serpiente me engañó, y comí y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste , maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás vete, y polvo comerás todos los días de tu vida y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer Él dijo: multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos, y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz detu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: no comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; en dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos a luz te producirán, y comerás hierba del campo; con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres [la palabra hebrea denota “arcilla roja”] y al polvo has de volver” (Génesis 3:6-19).

Dios les reveló hace tiempo a Sus patriarcas justos, a Sus profetas, y los apóstoles, que la referencia a “la simiente suya” es una referencia velada a Cristo. Los estudiosos modernos de la Biblia están de acuerdo en esto. Halley escribió, en relación con la simiente de la mujer: “Aquí, inmediatamente después de la Caída del Hombre, está la profecía de Dios que Su creación del hombre aún resultaría ser un éxito, a través de la “Simiente de la Mujer.” Este es el primer indicio en la Biblia de la venida de un Redentor. El uso de “Él” (15) muestra que una persona tiene la intención … : Aquí, justo al comienzo de la historia de la Biblia, es donde se halla un vislumbre de Cristo, y, a medida que pasan las páginas, las sugerencias, los vislumbre, los destellos, las imágenes y las declaraciones llanas se hacen más claras y más abundantes, de modo que, a medida que llegamos al final del Antiguo Testamento se ha elaborado un cuadro bastante completo de Cristo” (Bible Handbook de Halley , p. 67) .

Durante siglos, los filósofos se han quedado desconcertados sobre la razón por la cual Dios no hizo al hombre de modo que no pudiera pecar. La respuesta es muy simple. Dios no está en el proceso de crear autómatas. Él está recreando al de ¡su propia clase! Dios tiene un caracter perfecto, santo y justo El carácter requiere libertad de elección. Se requiere del libre albedrío.

Dios Todopoderoso no peca porque ¡Él NO VA A pecar! No hay ningún mayor poder que impida que Dios peque, porque Dios es todopoderoso! Pero Dios se AUTOgobierna! Porque Él es la fuerza de voluntad perfecta, su caracter es santo, divino, justo. ¡Dios siempre hará la elección correcta!

Usted y yo somos criaturas de elección. Cada día, elegimos si hacer esto o lo otro, ya sea esforzarnos por vivir de acuerdo a las leyes de Dios y arrepentirnos de nuestros pecados y debilidades cuando fallamos, o si vivir desafiando a Dios y a sus justas leyes.

Dios deja en claro que Él ha puesto una opción ante la humanidad. A Israel le dijo: “Al cielo y a la tierra por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19). Dios deja en claro que nuestra experiencia humana se compone de dos opuestos. El modo de vida, y la forma de muerte.

Innatamente, tendemos hacia el camino de la muerte, el camino del pecado. ¿Que experimenta la humanidad? Mire el estado de toda la humanidad hoy en día, y preguntémonos cuanto camino hemos recorrido hacia las bendiciones utópicas que todos buscamos. ¿Qué es lo que queremos en la vida? Queremos una buena salud, mentes sanas, cuerpos fuertes, amor y comprensión, el éxito y las posesiones materiales. Queremos matrimonios felices, hijos felices, obedientes, saludables; sociedades pacíficas. Pero ¿Qué experimenta el hombre? Sobre todo, él experimenta la enfermedad y la dolencia, el divorcio, la deserción y el abandono, el infanticidio en la forma de aborto, la ilegitimidad, deformidades, crimen desenfrenado incluso entre nuestros jóvenes, el abuso de drogas y la adicción, el asesinato, la extorsión, el robo, la enfermedad mental, y la guerra.

¿Por qué? Debido a la naturaleza humana, que es ¡vanidad, celos, lujuria y codicia!

Dios expulsó a nuestros primeros padres del Edén, para que no participen del árbol de la vida en ¡su estado pecaminoso!

Desde el principio, Dios sabía que Adán y Eva cometerían el pecado. Pero preguntarse por qué Él no lo impidió es hacer caso omiso de las verdades fundamentales que acabamos de discutir. Pero Dios también había pensado el plan de redención de toda la humanidad. Juan, transportado hacia adelante en el tiempo a través de una visión de Dios, vio a una mujer simbólica, la iglesia, que que esa la vez una sombría representación de Eva como de María.

Él escribió: “Y allí apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas [simbolizan las doce tribus de Israel: Y estando con los gritos del niño con dolores de parto, y pintado para ser entregado También apareció otra señal en el cielo. Y he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y siete coronas sobre sus cabezas y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas de cielo [ángeles: Apocalipsis 1:10], y las arrojó sobre la tierra, y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. y dio a luz a un hombre niño, que había de regir todas las naciones con vara de hierro: y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono” (Apocalipsis 12:1-5).

Jesucristo vino a este mundo por todos de los siguientes motivos:

( 1 ) Para sufrir y morir por los pecados de toda la humanidad; ¡su propia creación! Porque Jesucristo es el Creador de toda vida, Su única vida vale más que todo el resto de la vida humana combinada.

( 2 ) Para calificar para convertirse en el futuro Rey de Reyes y Señor de Señores, ¡el futuro gobernante del mundo!

( 3 ) Para descalificar el actual gobernante malvado del mundo, que es Satanás el diablo (2 Corintios 4:4, Apocalipsis 12:9).

( 4 ) Para convocar y capacitar a sus discípulos, entregándoles el mensaje del evangelio.

( 5 ) Para formar a Sus discípulos en Su Iglesia (Mateo 16:18) y encargarles llevar el mensaje que Él trajo, el evangelio, a todo el mundo, como testimonio (Mateo 28:18-20, Lucas 24:44-49).

( 6 ) Para establecer un ejemplo para toda la humanidad, para que sigamos sus pisadas, viviendo como Él vivió.

( 7 ) Para el cumplimiento de las muchas profecías del Antiguo Testamento concernientes tanto a Cristo como al Mesías.

( 8 ) Para ser resucitado de entre los muertos después de exactamente tres días y tres noches en la tumba (ver Mateo 12:40), convirtiéndose así en el “Primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).

( 9 ) Para enviar el Espíritu Santo como lo prometió, construyendo así Su verdadera Iglesia en el primer Día de Pentecostés.

Se podrían acumular fácilmente muchas más razones por las que Jesucristo vino a esta tierra como el humilde carpintero de Nazaret. Sin embargo, millones de cristianos “nominales” creen que Jesucristo vino a ¡”salvar al mundo”! ¡Él no hizo tal cosa! ¡Si hubiera querido “salvarlo”, Él lo hubiera hecho! Pero entonces Él no vino a salvar al mundo. Él mismo dijo que Él habló a las masas con acertijos, por lo que no entenderían Su mensaje (Mateo 13:10-17).

¿Por qué? Debido a que Dios Todopoderoso tiene un gran plan que está llevando a cabo aquí abajo, y que el plan está diseñado para adaptarse a un marco temporal ordenado por Dios. Eventualmente, Dios quiere ver miles de millones de hijos e hijas en Su reino para un propósito impresionante, ¡espectacular! Con el tiempo, mucha, si no la mayoría, de la humanidad se salvará.

¿Cuál fue el Mensaje que Pronunció ante Sus discípulos?

Como vimos al principio de este libro, Jesucristo vino a predicar el “Evangelio del Reino de Dios”. Jesucristo no vino a ¡”iniciar la religión cristiana”! Él no vino a provocar un renacimiento en las sinagogas. Entonces ¡Él no vino a “salvar” al mundo! Él vino por todas las razones enumeradas anteriormente, de los cuales, no menos importante, fue para entregar a sus discípulos el mensaje que Él trajo a esta tierra de Su Padre.

Cristo dijo: “Yo tengo muchas cosas que decir y juzgar de vosotros: mas Él que me envió es verdadero, y yo hablo al mundo las cosas que he oído hablar de Él. Ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Entonces Jesús les dijo: Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy Él, y que nada hago yo por mí mismo; mas como el Padre me me ha enseñado., Yo hablo esto. Y Él, que me envió, está conmigo: Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada. Al hablar estas cosas, muchos creyeron en Él” (Juan 8:26-30).

Una y otra vez, Jesucristo insistió en que el Padre le había enviado expresamente, que el Padre le había dado el mensaje que debía entregar a este mundo: “Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, me ha dado un mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar y sé que su mandamiento es vida eterna. Todo lo que yo hablo, es lo que me dijo el Padre, así Yo hablo” (Juan 12:49, 50).

Constantemente, Cristo habló de su reino venidero. Habló de la época en que los profetas y patriarcas justos estarían en ese reino; del momento en que los discípulos se sentarían sobre doce tronos, ¡para juzgar a las tribus de Israel!

Durante la famosa última cena, se produjo un altercado entre algunos de los discípulos sobre quién de ellos sería “el más grande” en el reino de Cristo. Él los reprendió, recordándoles que los gobernantes gentiles “dominaban sobre sus súbditos “, pero ordenó a sus discípulos a ser humildes, como servidores. Entonces, Él dijo: “Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones Y yo os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí. Para que comáis y bebáis de mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel” (Lucas 22:30).

Jesucristo fue profetizado que heredaría un trono terrenal; el trono de Su padre David. Sus discípulos esperaban sin duda alguna, que Él ascendiera al trono en Jerusalén, gobernando sobre un reino restaurado como el de la época de Salomón. Ellos esperaban que Él arrojara fuera a los ejércitos romanos ocupantes, que derrocara al Sanedrín y estableciera una teocracia.

Cuando el arcángel Gabriel anunció a María que ella sería la madre del Mesías, él dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y he aquí que tú concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo al que darás por nombre JESÚS. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de Su padre David: Y Él reinará sobre la casa de Jacob por siempre; y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:30-33).

Debido a las falsas doctrinas acerca de la “inmortalidad del alma”, y los conceptos de “ir al cielo” cuando morimos, son millones los que permanecen completamente ignorantes del verdadero evangelio – las buenas nuevas que Jesucristo va a regresar a la tierra para gobernar ¡con vara de hierro!

Cristo ilustra este hecho en Sus “parábolas del reino”. En Su parábola acerca de la levadura, mostró cómo el Reino de Dios finalmente llenará la tierra (Mateo 13:33), cuan inestimable es su valor (Mateo 13:44-46), cómo habrá algunos que responderán a Su llamado al arrepentimiento, y algunos que no lo harán, pero que van a ser arrojados fuera (Mateo 13:47-50).

En una parábola especialmente destacable, Cristo se describe a Sí mismo como un joven noble, que había viajado muy lejos para obtener un reino para luego volver: “Y llamando a diez siervos suyos, les entregó diez libras [estándar monetario británico], y les dijo, Usadlas hasta que vuelva. Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron un mensaje tras él, diciendo: No queremos que éste hombre reine sobre nosotros. Y aconteció, que vuelto él, habiendo recibido el reino, entonces mandó que estos siervos se presentaran ante él, a los cuales había dado el dinero, para que pudiera saber cuánto habían ganado cada uno comerciando. Entonces vino el primero, diciendo: Señor, tu libra ha ganado diez libras. Y le dijo: bien, buen siervo; porque has sido fiel en lo poco, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Y vino el segundo, diciendo: Señor, tu libra ha producido cinco libras Y también a éste dijo él, tú también sé sobre cinco ciudades Y vino otro, diciendo: Señor, mira, aquí está tu libra, que he tenido guardada en un pañuelo: Porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Y él le dijo: por tu propia boca te juzgo, Siervo malvado. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré: Por qué, pues, ¿no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? Y él les dijo a los que estaban allí, tomad de él la libra, y dadla al que tiene las diez libras. (Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez libras.) Porque yo os digo que a todo el que tiene, se le dará, y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. Pero a aquellos, mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y los matarán delante de mí” (Lucas 19:12-27).

Esta hermosa parábola es rica en arquetipos. El joven noble es un arquetipo de Cristo. Cada uno de los servidores es un arquetipo de los que Él llama a participar de su reino venidero. La “libra” sola o la suma de dinero, se le da a cada uno de los servidores, de acuerdo a sus talentos y habilidades naturales. Uno, a través de un esfuerzo diligente, que tipifica vivir una vida de superación, la incrementa en diez veces. Otro, con igual esfuerzo, pero con menos capacidad natural, aumenta su regalo en cinco veces. El tercero resiente el don y al Dador. Él está enojado porque ¡no es su dinero! Se queja de que el noble, Cristo, es un “hombre austero”, que “cosecha donde no sembró”, o que se beneficia de ¡los trabajos de los demás! En vez de estar agradecido por el don gratuito, que tipifica la salvación, y luego trabajando diligentemente, aumentar el don, que tipifica a la superación, esconde su dinero y se prepara para “devolverlo” tal y como lo recibió. Porque no ha producido; porque no ha crecido, ¡se pierde tanto su recompensa como su salvación!

Las claras afirmaciones de los dos que habían producido y vencido han de ser “sobre las ciudades” es un arquetipo del hecho que Jesucristo prometió posiciones de gobierno sobre las naciones, a aquellos que se superan.

Observe “Y al que hubiere vencido, y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro; como vaso de alfarero serán quebradas a temblar: así como yo la he recibido de mi Padre” (Apocalipsis 2:26,27). Un alfarero, cuando encuentra una olla que es defectuosa después que la ha formado, la arroja hacia abajo, rompiéndola en pedazos.

Observe cómo se utiliza este mismo tipo de analogía en la interpretación de Daniel del sueño de Nabucodonosor: Sus piernas de hierro, sus pies parte de hierro y parte de arcilla.

“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Luego fue el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, hecho pedazos juntos, y se convirtió como el tamo de las eras del verano, y el viento se los llevó, y ningún lugar se encontró para ellos: Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:34,35).

La gran imagen representa los cuatro grandes reinos paganos – gobernadores del mundo de la época de la antigua Babilonia hasta la actualidad, y en el futuro. La cabeza de oro era el reino de Nabucodonosor, el pecho y los brazos de plata el Imperio Persa, el vientre y los muslos de bronce el reino greco- macedonio de Alejandro Magno, las piernas y los pies de hierro mezclado con barro el Imperio Romano, que iba a tener sucesivas resurrecciones a lo largo de la historia hasta nuestros días. Los diez dedos de los pies representan la unión definitiva de diez naciones que serán destrozadas en el olvido por Cristo en su segunda venida (Apocalipsis 17:12-14; 19:11-21).

Daniel interpretó el sueño para Nabucodonosor. Note la referencia ineludible a la Segunda Venida de Cristo, De cómo Él romperá las diez naciones combinadas llamadas la Bestia: “Y en los días de estos reyes [las diez, representadas por los dedos de la imagen], el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido, y el reino no será dejado a otro pueblo, pero todos estos reinos serán destrozados y consumimidos, pero el suyo permanecerá para siempre. La manera que viste que la piedra [un arquetipo de Cristo, al regresar de los cielos] fue cortada de la montaña sin manos, la cual destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, el gran Dios ha hecho saber al rey lo que ha de acontecer en lo sucesivo: y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Daniel 2:44,45).

¡Esta no es una profecía “religiosa”! Si usted fuera a leer las noticias de los “Estados Unidos de Europa” que se están formando, armados hasta los dientes con armas nucleares, químicas y biológicas; una superpotencia masiva de 250 millones de personas con el poder económico, industrial y militar para conquistar los Estados Unidos; y si usted lee las noticias de tal poder ocupando Palestina, ¡usted no estará leyendo un evento “religioso”!

El evangelio de Cristo fue muy profético, como se puede ver de inmediato leyendo su famosa Profecía de los Olivos que se encuentra en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21, junto con el libro de Apocalipsis.

Millones de personas, asiduos asitentes de la iglesia y cristianos confesos, no saben nada de los acontecimientos calamitosos, tumultuosos, catastróficos que Jesucristo predijo. Siguen siendo ignorantes al poderoso testimonio y advertencia sobre el futuro; sobre nuestro tiempo, ahora, y el futuro inmediato que tenemos ante nosotros ¡en el próximo siglo!

Estos grandes eventos van a tener lugar AQUÍ, en nuestra tierra, entre las naciones de este mundo, en un futuro próximo. ¿Cuál fue el mensaje que Jesucristo entregó a sus discípulos? Está contenido en los cuatro relatos del Evangelio, por supuesto. En un breve resumen en lenguaje moderno, Él les explicó que Él iba a establecer un reino mundial en esta tierra, el Reino de Dios. Demostró que sería un reino gobernado por el Mismo Jesucristo, y que ellos, y todos los demás que quieran arrepentirse y recibir el Espíritu Santo de Dios, podían podían formar parte de el. Demostró que el poderoso poder de la bestia de los últimos tiempos se resistirá a Su regreso; cómo Él romperá el poder de la Bestia y del Falso Profeta en el olvido, trayendo ¡por fin! la PAZ a este mundo desgarrado por la guerra.

Sus discípulos esperaban que todo eso sucediera ¡durante el transcurso de su vida! Incluso después de su resurrección, justo antes de ser llevado al cielo, le preguntaron: “Señor, ¿restaurarás en ese tiempo el reino a Israel? Y él les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las estaciones que el Padre puso en su sola potestad. Pero recibiréis poder, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros. y vosotros me seréis testigos a mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, en Samaria, y hasta el último confín de la tierra” (Hechos 1:6-8).

Los discípulos no tenían duda alguna sobre el significado, anillado al planeta, del mensaje de Cristo. Lea Mateo 24 en su totalidad, y compárelo con la versión de Lucas de la misma profecía en Lucas 21. Éstos son algunos extractos:

“Y salió Jesús y ya se apartaba del templo: y Sus discípulos se acercaron a Él para mostrarle los edificios del templo Y Jesús les dijo: ¿Veis todo esto? de cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada Y estando Él sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas, y cual será la señal de tu venida, [en griego: “edad”, no es el fin de la tierra] y de la consumación de este siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe porque muchos vendrán en mi nombrediciendo: yo soy el Cristo; y engañarán a muchos y oiréis de guerras y rumores de guerras: ved que no os turbéis, porque todas estas cosas tienen que acontecer, pero el fin [de la época, el tiempo de Su Segunda Venida] aún no ha llegado. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá hambrunas y pestilencias [una masiva cantidad de enfermedades epidémicas], y terremotos en diferentes lugares. Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores [problemas, o la Gran Tribulación]” (Mateo 24:1-8).

La mayor parte de las enseñanzas de Jesús registradas en la Biblia fueron dadas en privado a Sus discípulos. Ellos se asombraron cuando les dijo que los enormes muros, columnas y edificios del templo serían arrasados. Querían saber lo que significaría su venida como Rey de Reyes para gobernar el mundo, qué signos debían esperar que señalaría el fin de la era de las sociedades organizadas del hombre.

Observe cómo Él caracterizó Su Profecía de los Olivos, que calificó como “ESTE evangelio”, porque también contenía la promesa de Su Segunda Venida: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre Y entonces muchos serán escandalizados; y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán. Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos. Y porque abundará la iniquidad [anarquía; desafío a las leyes de Dios], el amor de muchos se enfriará. Pero aquel que persevere hasta el fin, ése será salvo. Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, como testimonio para todas las naciones; y entonces vendrá el fin [de la era, el fin de la civilización tal como la conocemos]” (Mateo 24:9-14).

Es tanto un testigo en contra de las naciones, como un testigo para ellos, porque predice guerras masivas, la pérdida de millones de vidas humanas, catastróficos desastres “naturales” y señales en los cielos, seguidas por el regreso de Cristo.

Durante décadas he preguntado: “¿Qué tiene de ‘religiosa’ una sequía? ¿Qué tiene de ‘religioso’ el hambre?” Estas no son predicciones “religiosas”, sino que son predicciones de gran alcance, predicciones que envuelven al globo sobre la destrucción más desastrosa, ¡más alucinante de la vida y la civilización humana jamás contada!

Es un mensaje para el AHORA, un mensaje para el futuro inmediato, ¡para el inicio del próximo siglo!

Observe las crudas predicciones de Cristo: “Porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás. Y si aquellos días no fueran acortados, ninguna carne se salvaría [!con vida! Esto no está hablando de la salvación espiritual, sino de la preservación de la vida humana]; pero por causa de los elegidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:21,22).

Compare la profecía de Cristo con una profecía entregada por un arcángel a Daniel concerniente al mismo tiempo: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe está de pie junto a los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces; y en ese tiempo tu pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno.” (Daniel 12:1,2).

¿Cuál es el elemento de tiempo de esta profecía? Es exactamente el mismo tiempo que describió Cristo. No pueden existir dos tiempos “como nunca los hubo antes” o se excluirían mutuamente. La frase es hipersuperlativa, un momento único en la historia del mundo.

Este tipo de lenguaje nunca pudo ser entendido por completo hasta el advenimiento de la bomba atómica y de hidrógeno. Ahora, el hombre ha almacenado explosivos nucleares suficientes para destruir ¡toda vida en veinte mundos del tamaño del nuestro! ¡Sólo en el arsenal ruso hay 25.000 cabezas nucleares! Muchos países poseen arsenales de agentes biológicos letales, que pueden propagar ántrax en vastas regiones; la “toxina botulínica” que puede matar a millones. Muchos países poseen agentes químicos horribles, como gases venenosos. Estas armas fueron utilizadas por Saddam Hussein contra su propio pueblo, los kurdos. Las armas químicas fueron almacenadas por adelantado en depósitos de municiones en la guerra del Golfo. El Pentágono finalmente ha admitido que un vertedero de tales municiones explotó cerca de la frontera con Kuwait, y miles de tropas de Estados Unidos creen que fueron expuestas a productos químicos que causan muchos diferentes tipos de terribles trastornos.

Actualmente, un solo bombardero B-52 puede llevar la fuerza explosiva equivalente a más de dos veces los explosivos lanzados por todos lados durante la Segunda Guerra Mundial. Un solo submarino a propulsión nuclear, llamado “boomer” (debido a que lleva muchos misiles balísticos con ojivas nucleares), puede desatar un poder mucho más explosivo que toda la Segunda Guerra Mundial.

Jesucristo no entregó a Sus discípulos un mensaje moralista de postura sentimental “religiosa” sino un mensaje sobre el inminente fin de la civilización tal como la conocemos, y la retumbante INTERVENCIÓN DE DIOS en la forma del regreso ¡del Cristo conquistador!

Observe cómo Jesucristo describió este gran evento: “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí o allí está el Cristo, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que, si fuera posible [!pero no lo es!], aun a los mismos elegidos… Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis: He aquí, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24:23-27).

Incluso hoy en día, hay quienes desparramarán exactamente dicho falso rumor. La palabra relámpago simplemente significa “un brillo”, o “una mirada.” Porque decimos “truenos y relámpagos”, asociamos la brillante descarga de electricidad durante una tormenta con el sonido que hace y los ecos retumbantes producidos por las nubes. Sin embargo, la descarga de electricidad durante una tormenta puede ser desde cero, o de nube en nube, o de las nubes al suelo. El único “rayo” o “brillo” o “reflejo” del que se sabe que “viene del oriente” y luego “brilla hasta el occidente” ¡es el sol!

Cristo va a regresar con tal poder y esplendor que Él brillará como el SOL en todo su esplendor; tan brillante, tan deslumbrante, que ningún ojo humano puede mirar ¡a Él!

Observe cómo describe Juan al Cristo glorificado Él vio en visión: “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve, y sus ojos eran como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas y él tenía en su diestra siete estrellas:.. y de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza y cuando le vi, caí a sus pies como muerto y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: no temas;. Yo soy el primero y el último” (Apocalipsis 1:14-17)

Como ya lo dijimos, el sol “transita el cielo” una vez al día, (en realidad, no hace tal cosa, la tierra gira “lejos” del sol que aparenta “subir” desde el este y “ponerse” en el oeste).

En la Segunda Venida de Cristo, aparecerán en los cielos tales impresionantes y enormes exhibiciones que ningún ser humano en la tierra ¡podra permancer ignorándolas! En realidad, de acuerdo a la teoría “un día por año” (Números 14:34; Ezequiel 4:6) ¡el Día del Señor puede consumir un año para que se cumpla!

La Gran Tribulación, las Señales Celestiales, y el Día del Señor juntos consumen tres años y medio.

Este es el mismo período de tres años y medio en tendrán lugar los siguientes grandes eventos: (1) Israel, el pueblo de Diosm entra en la Gran Tribulación, y son llevado en cautiverio; (2) Jerusalén es “pisoteada por los gentiles”, (3) el Falso Profeta se sienta en el “templo de Dios, mostrando que él es Dios”, (4) los dos testigos cumplen sus profecías, (5) los santos de Dios son horriblemente perseguidos.

Los horrores de la Gran Tribulación se acortan por la alucinante visualización de Señales Celestiales de Dios. Note la descripción: “Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra [una lluvia masiva de meteoritos, más grande que cualquier otra en la historia], como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares [terremotos en una escala nunca antes imaginada] y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, y decían a los montes ya las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. Porque llega el gran día de Su ira, ¿y quién podrá estar de pie?” (Apocalipsis 6:12-17).

Estos tumultuosos eventos son en gran medida ¡una parte importante del EVANGELIO!

Observe el orden temporal de los siguientes eventos: (1) la Gran Tribulación, (2) las Señales Celestiales, (3) el Día del Señor. Mirando sólo dos escrituras se ve la prueba absoluta, irrefutable de esto. Ellas son Joel 2:31, que dice: “El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que llegue el grande y terrible día del Señor”, y Mateo 24:29, que dice: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán csacudidos.”

Jesucristo está siendo citado en persona en la Escritura que acabamos de ver arriba. Observe el siguiente versículo: “Y entonces [después de las Señales Celestiales] aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre y entonces todas las tribus de la tierra llorarn, y verán al Hijo del hombre no viendo su cara, sino una luz brillante, como si el ¡SOL se acerca a la tierra!, llegando en las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).

Ahora usted conoce una parte importante del mensaje que Jesucristo entregó a sus discípulos. Fue un poderoso mensaje acerca de Su venida al gobierno mundial (Isaías 2, 4 Miqueas, Isaías 11 y Apocalipsis 20) . Fue también un mensaje sobre el arrepentimiento; sobre cómo los seres humanos pueden recibir el Espíritu Santo de Dios, y con el tiempo convertirse en un hijo de Dios. Se trataba de “nacer de nuevo” demanera que, con la última trompeta cuando Cristo desciende a esta tierra, cada cristiano convertido puede nacer en la Familia gobernante de Dios, ¡convertirse en una parte del Reino de Dios!

¿Porqué Cristo Habló con Acertijos o Parábolas al Público en General?

Son millones los que suponen que Jesucristo trató de salvar a todo el que podía. Suponen que siempre gritó, que predicó a la gente en público, instándoles a entenderlo. Son millones los que suponen que Él nunca echaría a una sola personaa, que nunca rechazará a cualquiera que se le acercara. Simplemente estas suposiciones no son verdaderas.

Sus propios discípulos se preguntaron por qué hablaba a la gente en parábolas, o acertijos. “Respondiendo, Él, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado. Porqué a cualquiera que tiene, le será dado, y tendrá más; pero al que no tiene, le será quitado aun lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden “(Mateo 13:10-13).

Cristo mostró a sus discípulos que los Escribas, los Fariseos y Saduceos habían endurecido sus corazones contra Él. Mostró cómo fueron pronunciadas por Isaías. Él dijo: “Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis: Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane Pero bienaventurados son vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen, porque de cierto os digo , que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:14-17 ).

Debido a que las personas eran “sordas para oír”, cegadas por su propia superioridad religiosa autosuficiente, fariseica, Cristo dijo que Él deliberadamente confundía el significado de Sus enseñanzas “¡para que no fuesen convertidos!”

¿Por qué? Debido a que Dios está llevando a cabo su plan de aquí abajo ¡en un plazo fijado! Entonces, no era el momento para que las masas comprendieran. Cuando Isaías fue encargado con Sus vastas e importantes profecías, él reveló que él había visto en visión serafines, que, como querubines y arcángeles, crean seres espirituales alrededor del trono de Dios. Dijo que uno de ellos voló hacia él, sosteniendo un carbón del altar, con el cual tocó (en la visión) para los labios de Isaías. Isaías dijo entonces que estaba listo para transmitir el mensaje de Dios al mundo (Isaías 6:1-8).

Observe: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto” (Isaías 6:9-11).

En otras palabras, hasta que el tiempo del fin de la era, cuando al fin se levantará el “velo” que se ha colocado en los ojos de las masas.

Hablando del establecimiento del reino de Dios en la tierra, y de la época del maravilloso reinado milenario de Cristo, Isaías profetizó: “Y en este monte el Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, un banquete de refinados vinos, de gruesos tuétanos y de vinos bien refinados. Y Él destruirá en este monte la cobertura que cubre todos los pueblos, y el velo extendido sobre todas las naciones. Él destruirá a la muerte para siempre, y el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo los quitará de toda la tierra: porque el Señor ha hablado” (Isaías 25:6-8) .

Cristo explicó que Dios está llamando sólo aquellos que pueden entender. Él dijo: “Ninguno puede venir a mí, excepto que le trajere el Padre que me envió” (Juan 6:44).

Son muchos los que están muy desconcertados por esto. Al no entender que Dios está llevando a cabo un gran plan aquí abajo en cronograma específico para un gran propósito, se preguntan si de alguna manera Dios no es “injusto”. ¿No son acaso aquellos que están cegados; aquellos que no pueden comprender, los que no han sido llamados perdidos?

Una de las principales falsas doctrinas aceptadapor millones es el concepto de “salvados o perdidos”. Las principales confesiones enseñan que hoy (es decir, en el curso de la vida de las personas a las que predican) es el ¡”único día de salvación”! Al no comprender la enseñanza de Cristo sobre el Juicio del Gran Trono Blanco, acerca de la gran resurrección general de los muertos (Apocalipsis 20), creen que uno es “salvado” en esta vida, o uno está “perdido”. Obviamente, esta creencia condena a un “infierno que arde eternamente” a incontables millones de chinos, indonesios, japoneses, mongoles, nepalíes, indios, kurdos, afganos, y docenas de otras naciones, así como a cientos de millones de creyentes en el Islam. ¿Es así de cuel el “Dios” que adoran? ¿Querría Dios, que dice que Él es amor, hacer que niños pequeños inocentes, que nunca han oído una sola palabra acerca de la religión cristiana, que nunca han oído el nombre de Jesúsristo, se quemen como un filete en una sartén, retorciéndose de dolor, día tras día, semana tras semana, año tras año interminables, porque nunca tuvieron la oportunidad de escuchar o entender el evangelio? Y en todo caso ¿Cuánto puede entender un niño?

A modo de ejemplo clásico, hipotético, tal creencia significa que si una niña china de unos cortos cinco años, está mortalmente enferma, y un misionero que está en camino a su aldea , tiene un neumático desinflado en el camino primitivo, y por lo tanto no puede llegar a la niña antes de morir para enseñarle sobre “el pequeño Señor Jesús” ella va inmediatemente, por toda la eternidad, a un infierno de fuego siempre ardiente La doctrina católica, aunque igualmente falsa, ya que se basa en la falsa idea de la “inmortalidad del alma”, es un poco más práctica con respecto a algunas de las cuestiones fundamentales relativas a este tipo de situaciones. Dicen que hay un “limbo” especial adonde van las “almas” de estos niños; un “limbo” especial, como un compartimiento del “purgatorio”, donde, en un estado intermedio, las almas “no salvadas” esperan por períodos indeterminados de tiempo antes de que puedan alcanzar la “visión beatífica”. Así se inventaron el patrium limbo (por los patriarcas y los que vivieron antes de la época de Cristo) y el infantum limbo.

Cristo mismo mostró que incluso muchos de los que escuchan la verdad de Dios no la comprenden. Después de Su “parábola del sembrador”, Él explicó por qué le habló a la gente en acertijos que no podían entender. A continuación, en privado, les explicó a sus discípulos el significado de la parábola.

“Vosotros, pues, escuchad la parábola [el acertijo] del sembrador. A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino. Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, éste es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que sólo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae. Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto. Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.” (Mateo 13:18-23).

Obviamente, entonces, Jesucristo muestra que cuando son muchos los llamados por Dios para oír su verdad, algunosestán tan profundamente inmersos en el mundo de Satanás que rápidamente larechazan. Otros la reciben, comienzan con entusiasmo, pero pronto abandonan su fe y compromiso debido a familiares y amigos, debido a la persecución de la sociedad que cree que están adoptando una “extraña” religión. Y otros permiten que los deseos de las cosas materiales, casas, automóviles, dinero, inversiones, seguridad física, y el “engaño de las riquezas” “ahoguen la palabra.” Llegan a estar completamente absorbidos en esta breve vida física que pierden de vista el maravilloso Reino de Dios.

Ahora bien, ¿de alguna manera, Dios es “injusto” porque Él permite que algunos sean cegados, y llama especialmente a otros? Pablo explicó esta importante cuestión a los gentiles en Roma. Estudie cuidadosamente Romanos 9, 10 y 11. El espacio no permite la reimpresión de todo este material aquí, pero unos pocos extractos tienen que ser suficientes. Pablo muestra que Dios a veces no sólo permite que la gente esté cegada, y no reciban la salvación en este primer tramo de la vida física, sino que a veces Él deliberadamente endurece sus corazones a fin de que averiguen Su propósito:

“Tal como está escrito: A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí. ¿Qué diremos entonces? Que hay injusticia en Dios? ¡Dios no lo quiera! Porque Él dice a Moisés: Tendre misericordia del que yo tenga misericordia, y tendre compasion del que yo tenga compasion. Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para demostrar mi poder en ti, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra”(Romanos 9:13-17).

Pablo estaba mostrando cómo Dios había permitido que los judíos se volvieran ciegos. Él utilizó la analogía de un olivo, en referencia a Israel como el árbol, y los gentiles como un árbol “injertado”, en sustitución del árbol original.

Anticipándose a su pregunta acerca de si Dios es “justo” al hacer eso, Pablo dijo a los romanos, “Así, Él tiene misericordia de quien quiere tener misericordia, y al que quiere, endurece. Tú dirás entonces: ¿Por qué, pues, Él se enoja? Porque, ¿quién ha resistido a Su voluntad? Al contrario, ¿quién eres tú oh hombre para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar Su ira y hacer notorio Su poder, soportó con mucha paciencia a los vasos de ira preparados para destrucción? Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia, que de antemano El preparó para gloria, es decir, nosotros, a quienes también llamó, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles.” (Romanos 9:18-24).

Pablo explicó que “el endurecimiento en parte” les había ocurrido a los judios para que pudiese llegar la “plenitud de los gentiles”.

Observe: “Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables Porque así como vosotros en algún tiempo no creísteis a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia a través de la desobediencia de ellos. Aún así, éstos ahora también han sido desobedientes, para que por la misericordia de ellos también puedan alcanzar misericordia. Porque Dios sujetó a todos [“callándoles”, o cegándoles] en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos”! (Romanos 11:29-33).

Millones de personas que creen que han oído hablar del “evangelio” no saben nada de estas verdades profundas. Dios escogió a su pueblo, Israel, llamándolo a salir de Egipto y les propuso un convenio con ellos. Si iban a obedecer sus leyes, Él les bendecirá con bendiciones inimaginables. Pablo les compara con el “olivo natural”, que fue cortado, por lo que el “árbol silvestre de olivo”, los gentiles, podrían ser “injertados”, recibiendo así la promesa de la salvación.

Independientemente de si nos gusta o estamos de acuerdo con ello, Jesucristo dijo claramente que “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Si al mundo antisemita le gusta o no, Jesucristo era un judío. Acomo usted leyó antes, “A lo Suyos vino, y los suyos no Le recibieron”. La mujer samaritana le preguntó: “¿Cómo es que tú, siendo judío … ?” Él dice expresamente ser de la “Casa de Judá” (Hebreos 7:14).

Observe lo que Pablo explicó a los romanos: “Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne [es decir, judíos. Pablo dijo que él era un “hebreo de entre hebreos”], que son israelitas, a quienes pertenece la adopción [filiación] como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, y el servicio de Dios, [el servicio en el templo, el único sitio aprobado por Dios en el momento del sacerdocio terrenal para la verdadera adoración de Dios] y las promesas, de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 9:1-5).

Cuando los judíos rechazaron a Cristo, lo que continuamente han hecho desde el momento en que comenzó su ministerio en Nazaret hace casi 2000 años, la profecía de Oseas llegó a pasar. Él dijo: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento: porque tú haz rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6).

¿Podemos creerle a Jesucristo? Él dijo claramente las profecías de Isaías acerca de la ceguera espiritual habían llegado a pasar; que por lo tanto Él hablaba en parábolas desconcertantes, no sea que “convieran”, y ¡Él los tuviera que sanar!

Millones son los que no saben POR QUÉ Cristo habló en parábolas, a pesar que ¡Él lo explicó claramente! Ahora ya lo sabe. Jesucristo, entonces no trató de salvar el mundo. Sabía que su propia gente estaba espiritualmente cegada y que sus corazones estaban endurecidos contra Él. Él dijo a sus discípulos que habían sido especialmente llamados. También dijo que “muchos hombres justos” habían deseado conocer las cosas que Él les estaba enseñando, pero que “no se les daba” a las masas en ese momento.

Jesucristo Prometió, “Yo Edificaré Mi Iglesia”

Existen más malentendidos y confusión sobre la palabra iglesia que sobre la palabra evangelio. Son millones los que piensan en la palabra iglesia como un edificio, o como una denominación, o una organización religiosa. Expresiones comunes son: “Yo voy a la iglesia,” o, “Somos miembros de tal o cual iglesia.” Una iglesia es un edificio con una torre (que usted debe investigar – el origen de la costumbre es interesante), con ventanas de cristales de colores y, a menudo en forma de cruz. La gente piensa en bascilicas, catedrales y grandes imponentes estructuras de piedra y ladrillo como ” iglesias”.

Pero la palabra griega para “iglesia” no connota ni remotamente una catedral o un edificio. La palabra es ekklesia, y simplemente significa “asamblea”. Puede referirse a un “grupo”, o los “llamados a reunirse”.

Cristo dijo a Pedro y a sus discípulos: “Y yo también te digo que tú eres Pedro [del griego: Petros, una piedra o gravilla] y sobre esta roca [del griego: Petra, una gran piedra, como un monolito o una montaña de roca] edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno [hades , el sepulcro] no prevalecerán contra ella y yo a ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.” (Mateo 16:18,19)

La lengua griega tiene terminaciones masculinas y femeninas, al igual que las lenguas latinas. La palabra petros es la forma masculina de “roca” y significa “una piedra”, tal como se podría sostener en la mano. La palabra petra, con la terminación femenina, significa una roca grande, tal como un monolito. Esto es de vital importancia, puesto que a millones se les ha enseñado que Cristo edificó su Iglesia sobre Pedro, que Pedro “tenía la primacía.” Esto no es cierto. Cristo Mismo fue y es la Cabeza de Su Iglesia verdadera, y nunca dio la jefatura a ningún hombre.

Sólo dos capítulos después, Cristo es citado diciendo a todos los discípulos: “De cierto os digo, que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos. Y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo, de nuevo digo a vosotros que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:18-20).

Él no dijo: “Donde esté Pedro … “, sino que dijo si “dos o tres” de ellos estuvieran reunidos, Él, Cristo, los dirigiría y guiaría.

Observe que Cristo, no Pedro, es la CABEZA de su iglesia: “Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que están en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, o dominios, oprincipados o poderes: Todas las cosas fueron creadas por Él y para Él [como ya hemos visto, en Juan 1 y Hebreos 1]: Y Él está antes que todas las cosas, y por Él todas las cosas existen. Y Él es la cabeza del cuerpo, la iglesia, que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que Él tenga la preeminencia en todo” (Colosenses 1:16-18).

Pablo dijo a los efesios que Cristo era “sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en los que están por venir: Y [el Padre] todo sometió bajo sus pies [de Cristo] y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo” (Efesios 1:21-23).

Observe la analogía: que la iglesia es el cuerpo de Cristo, ¡no el cuerpo de Pedro!

Pablo insistió en que era igual a Pedro en todos los sentidos, a pesar de que él era como un “engendrado fuera de tiempo”, así llamado después de Pentecostés. Él escribió: “Porque supongo que no estaba en zaga a aquellos grandes apóstoles” (2 Corintios 11:5). Más tarde, reafirmó: “Me he convertido en un tonto al gloriarme; vosotros me habéis obligado, pues yo debía haber sido alabado por vosotros; porque en nada estoy detrás de aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy” (2 Corintios 12: 11).

Como prueba definitiva e incontrovertible, observe que los apóstoles, en plural, enviaron a Pedro y a Juan en una misión. No fue al revés: “Cuando los apóstoles [! Plural! Todos ellos] que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, quienes cuando hubieron descendido, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo” (Hechos 8:14,15). La conferencia de Jerusalén demuestra que fue Santiago, no Pedro, quien presentó la decisión final (Hechos 15:19).

¿Qué ES “la iglesia”? Es ese grupo colectivo de individuos llamados desde afuera que están comisionados para predicar al mundo las buenas nuevas del reino venidero de Cristo. Jesucristo dijo: “No temáis, pequeña manada, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino” (Lucas 12:32). Demostró que Suyo sería un grupo perseguido; que ellos serían dispersados. “Entonces Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados por mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Mateo 26:31).

Así lo registró Juan, Jesús dijo: “He aquí, la hora viene, sí, y ha venido ya, en que seréis dispersos cada uno por su lado, y me dejaréis solo: mas no estoy solo, porque el Padre está comigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz en el mundo, tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:32,33).

Cristo dijo que las persecuciones que dispersaron a su pueblo fueron el cumplimiento de la profecía de Zacarías: “Levántate, oh espada, contra mi pastor, y contra el hombre compañero mío, dice el Señor de los ejércitos: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas y haré volver mi mano contra las pequeñitas” (Zacarías 13:7).

Cristo nunca profetizó que su iglesia se convertiría en una iglesia grande y visible, ¡”universal”! Lea el interesante artículo en el Manual Bíblico de Halley (pp. 757-804). Encontrará una increíble información sobre el surgimiento de una iglesia apóstata, y sobre terribles martirios de cientos de miles de personas durante siglos. Jesucristo no tenía la intención de que Su verdadera iglesia se conviertiera en una enorme jerarquía monolítica, fabulosamente rica, ejerciendo el poder político sobre las naciones y manteniendo relación con los gobiernos terrenales. Por otro lado, la gran falsa iglesia, es descripta exactamente así. Juan vio una visión la gran iglesia apóstata cuando fue espiritualmente transportado hacia adelante en el tiempo, en el Día del Señor.

Él escribió: “Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas: con quien han fornicado los reyes de la tierra [ella es un estado, así como una iglesia que tiene relaciones políticas con los gobiernos] , y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación [símbolo de sus falsas doctrinas]. Así y me llevó en el espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres blasfemos que tenía siete cabezas y diez cuernos y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata , y estaba adornada de oro y piedras preciosas y de perlas, sosteniendo su mano un cáliz de oro en lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; y en su frente escrito un nombre, un misterio:BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Y vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús: y cuando la vi, quedé asombrado con gran admiración [choque, alarma, temor, de ninguna maner aprobación]” (Apocalipsis 17:01 -6).

Jesucristo llamó a sus discípulos, les enseñó el mensaje que había recibido de su Padre, a continuación, los comisionó para predicar ese mensaje al mundo. El término asociación evangelística transmite a la mente de uno una imagen más precisa de la verdadera función de la iglesia en lo referente a sus responsabilidades para con las naciones del mundo. Sin embargo, Jesucristo dio una comisión de dos partes sus apóstoles. La primera parte fue predicar el evangelio del Reino en el mundo. La segunda parte fue “apacienta mis ovejas”, o el cuidado de la iglesia. Así, a medida que vrecía la iglesia primitiva, Jesucristo inspiró a los primeros apóstoles a crear numerosas funciones diferentes en la iglesia, tales como pastores y maestros, diáconos y diaconisas, “ayuda, gobiernos”, y similares. A este respecto, estudie 1 Corintios 12, Efesios 4 y 1 Timoteo 3.

Dios no es el autor de confusión (1 Corintios 14:33), y así Jesucristo puso el gobierno y la organización dentro de su iglesia. Nunca tuvo el propósito que se convierta en una dictadura autocrática, con gente superior de “alto rango”, arrogante y altiva, como teniendo ¡señorío sobre el rebaño! En cambio, sus ministros (siervos) se convirtieron en “ayudantes de su alegría.”

Ahora, entendamos una de las verdades más vitales de todas:

¿Porque Murió Él?

Millones de “cristianos” profesantes asuduos asitentes a la iglesia creen que la muerte de Jesucristo los ha “salvado” ¡a ellos! Muchos creen que “una vez salvados”, siempre estarán salvados “, y “estan convencidos que que no son necesarias las obras ¡para obtener la salvación.

Dios Todopoderoso ha dado a la humanidad Su ley, que es tan justa, tan santa y perfecta, que el rostro de Moisés resplandecía cuando bajó del monte con las dos tablas de piedra. Dios le mostró que la obediencia a Su ley significaba una larga vida, buena salud, maravillosos cultivos, niños sanos y paz en la tierra. También significaba la ausencia de todo mal, como la enfermedad y las dolencias, la locura, la destrucción de cultivos y propiedades, la conscripción militar y los altos impuestos y la guerra. Estudie las “bendiciones y maldiciones” de Levítico 26 y Deuteronomio 28.

Como hemos visto, Dios le dijo a Adán el día que él desobedeció a Dios, que estaba bajo ¡sentencia de muerte! “La paga por el pecado es la muerte” (Romanos 3:26). Pero Dios Todopoderoso ¡AMA a la humanidad! Él hizo al hombre a su imagen, conforme a su propia semejanza. Él está recreando a los de Su propia especie. Ahora llegamos a la escritura favorita de millones de cristianos profesantes: “Porque tanto amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

De este versículo se han predicado incontables miles de sermones. Se lo exibe en banners en los principales eventos deportivos, donde los que desean dar ” testimonio” de su religión, pintan en caracteres enrmes “JUAN 3:16” en una hoja y la cuelgan en un cartel donde creen que las cámaras de televisión la mostrarán.

Son millones los que se lo saben de memoria. Sin embargo, muchos de ellos no creen lo que dice ¡tan claramente! Jesucristo mismo dijo estas palabras en el contexto de una lección sobre los dos opuestos, la vida por un lado, y la muerte por el otro. Él usó la palabra ¡perecer! En todo el contexto, Cristo estaba mostrando que el resultado del pecado es la muerte, la destrucción – ¡perecer! Lea Malaquías 4:1-3. Por otra parte, el arrepentimiento del pecado, que es la ruptura de cualquiera de las leyes de Dios, resulta en el perdón de los pecados, y la creencia en Jesucristo como aquel que pagó el castigo por el pecado en lugar nuestro, es el primer paso hacia la salvación.

Observe los versículos anteriores y siguientes: “Y nadie subió al cielo, sino Él que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo” (versículo 13). El mundo que se dice cristiano, rechaza totalmente esta declaración de Cristo. Millones creen que los “santos” de la Biblia subieron al cielo, porque las “almas” de las personas suben al cielo cuando mueren.

Observe esto que sigue: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado [refiriéndose a Su ser fijado a ” un árbol” o a la estaca y el ser “levantado” a morir en ella], para que todo aquel que cree en Él no perezca, mas [por el contrario, como un opuesto de perecer] tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo fuera salvado por Él. Aquel que en cree no es condenado, pero el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condena: esa luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:13-19). Hechos, no sólo “creencias.”

Jesucristo ofreció su vida, la vida del mismo Creador, cuya sola vida vale más que todo el resto de la vida humana junta, ¡por los pecados del mundo! La paga por el pecado es la muerte, no la vida eterna en un “fuego del infierno que arde eternamente.” Cristo mismo habló muchas veces de la destrucción en el fuego del Gehena (véase Mateo 10:28; 23:33).

Observe lo que escribió Juan: “Y él es la propiciación [o “sacrificio expiatorio”] por nuestros pecados. Y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos [en otras palabras, ¡si dejamos de pecar!]. Aquel que dice: yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él” (1 Juan 2:2-4). Se cuentan por millones aquellos a los que les encata decir lo hormoso que es “conocer al Señor.” Sin embargo, esas mismas personas se niegan a obedecer los mandamientos de Dios – sobre todo el cuarto, que ellos insisten que esá “abolido”.

Una de las expresiones más comúnmente escuchada en la cristiandad “nominal” es “Cristo murió para salvar a los pecadores”. Uno puede ver estas palabras pintadas en graneros a lo largo de las carreteras, en viejos autobuses, en vallas publicitarias y en rocas. En tanto que la expresión no se agote, es cierto.

Pablo le escribió a Timoteo: “Esta es una Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero Pero por esto recibí misericordia, para que en mí, Cristo Jesús mostrara toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en Él eternamente” (1 Timoteo 2:15,16). Pero la muerte de Jesucristo es eficaz para el perdón de los pecados, ¡NO un permiso general para seguir pecando!

Si usted llegara a ver a un hombre que se está ahogando, que él mismo se había arrojado deliberadamente en un lago, pero que luego comenzó a llamar en busca de ayuda, y usted rescató al hombre, ¿cómo se sentiría si después se lanza nuevamente en el mismo lago?

Cuando Cristo nos rescata, cuando su sangre derramada expía porque hemos pecado, Él no nos da carta blanca general para volver directamente a la vida de la que nos salvó! Observe que la salvación incluye no sólo la muerte de Cristo por nuestros pecados, sino Su VIDA como nuestro diario Sumo Sacerdote en el cielo: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en Su sangre, por Él seremos salvados de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvados por Su vida.” (Romanos 5:8-10). Si la muerte de Cristo salvó al mundo en sí mismo, ¡entonces no habría necesidad de Su resurrección! Es porqué Él VIVE hoy, que Él venció al pecado en la carne, que Él calificó para convertirse en el gobernante del mundo y qué resucitó de entre los muertos, que el ¡plan de la salvación está completo!

Cuando somos perdonados, Dios espera que vivamos la vida de una manera nueva y diferente, el camino de las leyes de Dios. Cuando somos bautizados después dde arrepentirnos, la ley nos considera “muertos”. La pena ha sido pagada. Cristo pagó el castigo por nosotros. Sería una terrible bofetada en la cara a Jesucristo mismo si luego, al igual que el hombre que se lanzó de nuevo en el lago, siguieramos viviendo de la misma vieja manera de antes.

Pablo lo dice de esta manera: “Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió de una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. No reine, pues, el pecado [la ruptura de cualquier punto de la ley de Dios] en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:8-12).

¿Por qué murió Cristo? Murió a causa de su amor, y el de su Padre en el cielo, que es TAN GRANDE por humanidad sin ley que desafía a Dios, que rechaza a Dios, pecadora, que Él voluntariamente dio Su vida que siguió a la terrible humillación, los golpes, y el sufrimiento ¡por su propia creación! Como usted bien lo sabe, hay mucho más para entender que lo que se le transmitió a la mayoría de la gente por la tan repetida declaración: “Cristo murió para salvar a los pecadores.”

¿Realmente Jesucristo Resucitó de entre losMuertos?

No hay ninguna duda al respecto. La resurrección de Jesucristo es la verdad fundamental sobre la que se asienta toda la religión cristiana. Continuamente, Jesucristo predijo su propia resurrección. En una ocasión, Cristo permitió que Pedro, Santiago y Juan que vieran una visión de su reino venidero en lo que se denomina la “Transfiguración”. Léalo, en Mateo 17. Después que hubopasado la visión, y cuando bajaban del monte, Jesús ” les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión del hombre, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos” (Mateo 17:9).

Sólo un poco más tarde, Él concretamente predijo Su muerte y resurrección: “Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán, y al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron” (Mateo 17:22,23). Cuando se produjo el arresto, la brutal flagelación, y la muerte de Jesucristo, fiel a sus predicciones, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Estudie Juan 18-21 para muchos más detalles. Como se desprende de los escritos de los testigos presenciales de la muerte de Jesús, ¡sus discípulos no creyeron que había sido resucitado!

Sin embargo, en cinco ocasiones distintas Jesucristo les había dicho personalmente que Él iba a morir y resucitar de entre los muertos. La primera fue después de la confesión de Pedro que Jesús era el Cristo, sin importar las falsas historias que circularon que Jesús era “Elías” o “Juan el Bautista”, o ” uno de los profetas” (Mateo 16:21, Marcos 8:31; Lucas 9:22). La segunda fue en ocasión del ejemplo que acabamos de ver, después de la Transfiguración. La tercera fue después de la curación de un epiléptico (Lucas 9:44). La cuarta fue cuando que estaban pasando por Galilea (Mateo 17:22 – 23; Marcos 9:31). La quinta, cuando estaban cerca de Jerusalén, y fue bastante específica:

“Y tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, ni entendían las cosas que les decía” (Lucas 18:31-34).

Este es un punto importante, porque la historia que “Sus discípulos robaron el cuerpo” fue deliberadamente desparramada entonces, y se ha repetido desde entonces, A travás de los siglos, se han escrito libros que alegan que el estaba sólo “desmayado”, o que sus discípulos conspiraron con él para fingir su resurrección.

Sin embargo, observe que los discípulos no creyeron que había sido resucitado: ” Y el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús y aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí dos varones se pusieron junto a ellas en vestidos brillantes. Y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás. Fueron María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás mujeres que estaban con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Y a ellos, sus palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron” (Lucas 24:1-11).

No fue sino hasta después que Jesucristo se les apareció en persona en varias ocasiones diferentes, en lugares diferentes, incluso milagrosamente “materializado” a través de paredes sólidas, ¡que finalmente creyeron! Lea los versículos del 13 al 31 de este mismo capítulo, cómo caminaban hacia un pueblo llamado Emaús y se les apareció Cristo.

Después de escuchar su incredulidad, Él los reprendió: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en Su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a El en todas las Escrituras.”(Lucas 24:25-27).

Poco tiempo después, mientras comían, Él “al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos.” (Lucas 24: 30,31).

¿Quién no ha oído hablar de “Tomás el incrédulo”? Cristo había aparecido de repente en el interior de una gran sala cerrada, donde los discípulos “estaban reunidos por miedo de los Judíos, [entonces] vino Jesús y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y cuando hubo dicho esto, Él les mostró sus manos y su costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:19,20)

Cuando alegremente le contaron a Tomás sobre ello, observe lo que sucedió: ” Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron: Hemos visto al Señor. Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el lugar de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás entonces vino Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Entonces dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!. Jesús le dijo: Tomás, porque me has visto, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Y muchas otras señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro: Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida a través de Su nombre” (Juan 20:24-31).

No sólo hay muchos casos registrados de cuando Cristo se apareció a sus discípulos y otros después de Su resurrección, sino que Juan dice que hay muchos otros que no fueron registrados.

Pablo escribió: “Porque os transmití en primer lugar lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; Y que Él se apareció a Cefas [Pedro], y después a los doce: Después de eso , Él se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún hasta este momento, pero algunos ya duermen Después de eso, se apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles. Y al último de todos se me apareció a mí, como a uno nacido fuera de tiempo” (1 Corintios 15:3-8).

Santiago, el hermano de Juan, fue decapitado (Hechos 12:1,2). El mismo Pablo fue martirizado, probablemente ¡arrojado a la arena en Roma! Esteban fue apedreado (Hechos 7). ¡Muchos de los siervos de Cristo fueron asesinados! ¡Ahora, piense! ¿Iirían estos hombres de buena gana a la muerte, incluyendo ese tipo de horribles muertes como ser despedazados por fieras, o ser quemado vivo, en aras de un “complot ” conspirativo que SABEN que es una patraña? ¡No, ni siquiera forzando al máximo la imaginación!

¿Los judíos “robaron su cuerpo”? ¡Tonterías! ¡Si lo hubieran hecho, lo habrían mostrado públicamente! Ellos fueron los que se acercaron a los romanos, insistiendo en que su tumba debía tener vigilancia ¡día y noche!

La resurrección de Jesucristo no fue una teoría extravagante “agregada” por los escritores de la fe cristiana en años posteriores. ¡No, fue la causa misma de su fe! Una parte importante del evangelio es el hecho mismode la resurrección de Jesús, y la impresionante verdad de POR QUÉ ¡fue resucitado de entre los muertos! Él está sentado a la diestra del Padre en el cielo, sólo HASTA que sus enemigos hayan sido vencidos, hasta que sus enemigos se hayan postrado a sus pies, hasta el tiempo de la restauración de todas las cosas.”

En el Día de Pentecostés, Pedro dijo: “Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Así, siendo exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís [llameantes coronas de fuego alrededor de sus cabezas, un sonido de un viento poderoso rugiente y arrollador] Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Hechos 2:32-35).

El hecho más importante que los apóstoles repiten una y otra vez era que habían sido testigos oculares de Su muerte, y después habían sido testigos de que ¡ESTABA VIVO! ¡Este mensaje fue la causa de su persecución!

“Y ellos hablaron al pueblo, a los sacerdotes, y al magistrado del templo, y los saduceos, vinieron sobre ellos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente …” (Hechos 4:1-3).

Estudie el famoso capítulo de la “resurrección” de 1 Corintios 15. Pablo dejó muy en claro que si Jesucristo no resucitó de entre los muertos, entonces ¡la totalidad de la religión cristiana está en vano! Él escribió: “Ahora bien, si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó: Y si Cristo no está resurecto, entonce nuestra predicación es en vano, y también vuestra fe es vana Sí, y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo: Si en verdad los los muertos no resucitan, entonces,:Él no resucitó, Porque si los muertos no resucitan , entonces a Cristo no fue resurecto. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; y aún estáis en medio devuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron Si en esta vida solamente tenemos esperanza en Cristo, somos los hombres más miserables. Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, y son primicias de los que se durmieron” (1 Corintios 15:12-20).

Las “primicias” de los muertos hacen referencia al sentido de la Fiesta de las Primicias, que se hizo conocida como Pentecostés. Esto se debió a que la fiesta se determinó contando desde el día sábado semanal durante los Días de los Panes sin Levadura hasta que el “día siguiente al séptimo Sábado (día de reposo)”, que sería el día cincuenta. Por lo tanto, Pentecostés simplemente significa “quincuagésimo”. Cristo es el “primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29). Aquellos que con el tiempo hayan nacido de Dios se convertirán en miembros de la misma familia espiritual como Jesucristo, que es el primogénito. En este sentido, estudie 1 Corintios 15:50-52 y Romanos 8:15-29.

¿Cuánto Tiempo Estuvo Jesús en la Tumba?

La única señal perpetua que dijo Jesucristo que Él dejaría al mundo como prueba de que Él era el verdadero Mesías fue la duración exacta de tiempo que ¡estaría en la tumba! Él dijo: “Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra” (Mateo 12:40). Sin embargo, durante muchos siglos después que la gran apostasía se sobrepuso a la iglesia grande, visible, son millones aquellos a los que se les ha enseñado que Cristo era sólo “parte” de tres días y tres noches en la tumba. Así, sin darse cuenta, muchas generaciones de cristianos “nominales” han rechazado inconscientemente la ¡única señal que dejó Cristo!

Debido a las tradiciones paganas que rodeaban la “Pascua”, que no era otra cosa que una celebración del equinoccio de primavera y la nueva vida en la primavera, se adoptó la fábula del “Viernes Santo – Domingo de Pascua por la mañana”. Este es un tema muy amplio, y hay mucha literatura que demuestra cómo Pascua se impuso finalmente sobre la iglesia visible.

Jesucristo no fue sepultado en un viernes, y Él no se levantó el “Domingo de Pascua.”Fue enterrado al final de la tarde de un miércoles, y resurgió exactamente tres días y tres noches más tarde, al final de una tarde de sábado. Las notas y anexos de la Companion Bible de Bullinger, constituyen una muy buena fuente de información sobre el momento exacto de la muerte de Cristo, su sepultura y resurrección.

Cristo mismo declaró específicamente cuánto tiempo estaría en la tumba. Él citó al profeta Jonás, y Jonás fue escrito en lenguaje hebreo, ¡no griego! Millones de personas han sido informados de que la expresión “tres días y tres noches ” es un modismo griego, y no quiere decir lo que dice. Algunos, decididos a aferrarse a las tradiciones heredadas de la época del Concilio de Nicea del año 325 DC, han alegado que el libro de Jonás ¡utiliza un modismo!

El apóstol Juan escribió en detalle sobre la muerte de Cristo. Observe: “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es: Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu [del griego: “su último suspiro”o “expiró”] Por lo tanto, los judíos, porqué así era la preparación, que los cuerpos no quedasen sobre la cruz [del griego: stauros o estaca ] en el día Sábado (de reposo), pues aquel día de reposo era de gran solemnidad, rogaron a Pilato que se quebraran sus piernas para que le fueran quitadas” (Juan 19:30,31).

Ese fue el “Día del Sábado Solemne”, o el primer día de los Panes Ácimos (Levítico 23:6), y no el sábado semanal regular. Cayó en jueves, por lo que los cuerpos fueron enterrados en un miércoles por la tarde. La fiesta siempre caía el quince de Nisán, el primer mes del año sagrado. Cristo murió en la decimocuarto, al igual que eran sacrificados los primeros corderos pascuales. Fue debido a que miles de cristianos verdaderos se aferraron tenazmente a la costumbre de Cristo y a la práctica de los apóstoles del primer siglo que se convirtieron en los llamados “cuartodecimos”. La palabra significa precisamente eso “los decimocuartos”. Esos cristianos observaban las mismas costumbres que Cristo dio a sus apóstoles (1 Corintios 11:23). Los cuartodecimanos fueron implacablemente perseguidos, y muchos miles de ellos fueron condenados a muerte porque se negaron a observar la Pascua pagana, y se aferraron en su lugar, al catorce de Nisán.

En el apéndice 144 de la Companion Bible de Bullinger, encontrará una explicación detallada del significado exacto de los “tres días y tres noches” de Mateo 12:40. En parte, dice, “Cuando se indica el número de ‘noches’ así como el número de ‘días’, entonces la expresión deja de ser una expresión idiomática y se convierte en una declaración literal de un hecho.

“Por otra parte, como el día hebreo comenzaba al atardecer del día, se contaba, las “doce horas del día” de una puesta de sol a otra, (Juan 11,9 ) y las doce horas de la noche se contaban a partir de la salida del sol hasta la puesta del sol . Así un ciclo tarde – mañana se utiliza para todo un día de veinte y cuatro horas, al igual que en el primer capítulo del Génesis. De ahí la expresión “una noche y un día” en 2 Corintios 11,25 denota un día completo (En griego: nuchthemeron, la duración de un día y una noche, 24 horas).

“Cuando Esther dice (Ester 4,16) “ayunad por mí, y no comáis ni bebáis tres días, ella define su significado como tres días completos, ya que añade (siendo una judía) “noches o días”. Y cuando está escrito que el ayuno terminaba el “tercer día” (5,1) “al tercer día” debe haber ocurrido e incluído la tercera noche.

“De la misma manera, el registro sagrado dice que el joven (en 1 Samuel 30,12) “no había comido pan ni bebido agua durante tres días y tres noches”. Por lo tanto, cuando el joven explica la razón, dice, “porque sólo tres días caí enfermo”. Por lo tanto, significa tres días completos con sus noches, porque, al ser un egipcio (vv. 11,13), que de forma natural contaban sus días comenzando por el amanecer, de acuerdo a la manera egipcia (ver Enciclopedia Británica, 11ava ed., [Cambridge] Vol. XI, p. 77]. Su tres días sólo’ se refieren al comienzo de su enfermedad, e incluye todo el período, dando la razón de haber estado sin comida durante todo el periodo indicado.

“Por lo tanto, cuando se dice que “Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches” (Jonás 1,17) significa exactamente lo que dice, y que este puede ser el único significado de la expresión en Mateo 12.40; 16.4, Lucas 11,30, se muestra en el apéndice 156″ (p. 170).

Durante siglos, los llamados “eruditos” han afirmado que Cristo murió en el año 29, 30, 32, o incluso ¡en el 33! DC. Ni por “accidente” eligen el año 31 DC, ya que es el único año en ese período de cinco años en que la fiesta de los panes sin levadura, o el quince de Nisán, comienza ¡un jueves!

Jesucristo murió en el atardecer de un miércoles. Fue enterrado rápidamente, en un sepulcro nuevo, que estaba al alcance de la mano en el Gólgota. Observe: ” Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias, como es la costumbre de enterrar de los judíos Ahora en aquel lugar donde fue crucificado hay un huerto, y en el huerto un nuevo sepulcro, el cual aún no yacía ningún hombre. Por tanto pusieron a Jesús debido a la preparación de los judíos porque aquel sepulcro estaba cerca” (Juan 19:40-42). El día de la preparación fue el miércoles, la preparación del “Día Sábado Solemne” ¡de la Fiesta!

Hoy ¿Está Vivo Jesucristo?

Cuando Cristo resucitó, fue cambiado de su forma humana, carnal para convertirse literalmente en Espíritu. La enorme piedra que cubría el sepulcro no se ha retrotraído para dejar que Cristo saliera de la tumba, sino para permitir que ¡el mundo la viera! Para el momento en que las mujeres fueron al sepulcro, Él ya se había elevado algunas horas antes.

Mateo escribió: “Al final del día sábado (de reposo) [el sábado semanal, el tercer día desde que Cristo había sido enterrado] ya que comenzaba el atardecer del el primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y he aquí, había [del griego: “había habido”] un gran terremoto, porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y aproximándose, removió la piedra de la puerta y se sentó sobre ella” (Mateo 28:1, 2). Incluso la nota marginal en muchas Biblias del Rey Santigo dice “había sido” en lugar de “fue”. La Companion Bible de Bullinger tiene una nota acerca de las palabras “deshechas”, diciendo, “se había deshecho”. El terremoto, que desalojó la piedra, no era un acontecimiento pasado sino que había tenido lugar antes de la llegada de las mujeres. Como hemos visto, hay muchas pruebas de la resurrección de Cristo.

Cristo prometió que nunca dejaría a sus discípulos, y que estaría siempree con su pueblo, velando por su Iglesia: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra Por lo tanto, id y enseñad a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del del mundo” (Mateo 28:18-20).

Marcos escribió: “Entonces el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la palabra con señales subsiguientes. Amén “(Marcos 16:19,20).

Cuando Esteban fue martirizado por lapidación, exclamó al morir: “Pero él, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos se abrió, y el Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios Entonces clamó a gran voz, se taparon los oídos, y arremetieron contra él al unísimo, y le echaron fuera de la ciudad, le apedrearon y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saul.” (Hechos 7:55-58).

Saul fue derribado en el camino a Damasco, se convirtió profundamente y se convirtió en el apóstol Pablo. Es posible que haya visto a Jesucristo en un período de más de tres años en el desierto. Él escribió: ” ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?” (1 Corintios 9:1). La única vez que Pablo pudo haber visto a Jesucristo personalmente fue cuando estaba en Arabia.

Él escribió a los Gálatas: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, para revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre ni acudí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y estuve con él quince días, pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.” (Gálatas 1:15-19).

No sólo hubo muchos cientos de testigos oculares del hecho de que Jesucristo estaba vivo, sino que Pablo puede haber visto a Jesús una y otra vez mientras se encontraba en el desierto de Arabia.

Todo el libro de Hebreos trata sobre el sumo sacerdocio de Jesucristo. Es un libro de la Biblia profundamente importante que muestra la intercesión diaria de Cristo en favor de su pueblo, intercediendo en su favor ante su Padre a su lado izquierdo.

Observe: “Entonces, viendo que tenemos un Gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades; pero fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14-16).

El tema entero del libro de Hebreos es la eficacia del Sumo Sacerdocio de Cristo viviente sobre la del sacerdocio levítico – que Él está vivo, y capaz de guiar, dirigir y corregir su iglesia, para intervenir en el curso de los acontecimientos humanos, para interceder en favor de su pueblo, y está esperando el momento de su regreso a la tierra.

Tras el hermoso capítulo once de Hebreos que enumera muchos de los más famosos y reverenciados de los mártires de Dios a través de los siglos, se nos insta a recordar a estos grandes testigos, y a mirar a Jesucristo como el Salvador viviente: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro una pléyade de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz , menospreciando el oprobio, y está sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, no sea que se canse hasta desmayar en sus mentes” (Hebreos 12:1-3).

Millones de cristianos “nominales”, sin darse cuenta, tienden a pensar en un Cristo muerto, ¡colgado en una cruz! Sus mentes no están enfocadas en un Salvador vivo, sentado a la diestra del Padre, Su rostro resplandeciente como el sol en su fuerza, capaz de escuchar y sentir nuestro dolor, nuestra angustia, el sufrimiento y el dolor, y se vuelve a su Padre como nuestro Abogado, interviniendo en nombre nuestro. Sí , y debemos alabar a Dios todos los días por el hecho que Jesucristo ¡ hoy está vivo!

¿Jesucristo, va a Volver a Esta Tierra?

Uno de los más poderosos aspectos del Evangelio, es la buena noticia del Reino de Dios, es que ¡Cristo viene otra vez! Él lo dijo así continuamente! Cristo les dijo a los fariseos, santurrones altivos que iban a ver a Abraham, Isaac y Jacob en el reino de Dios, y ellos mismos le rechazaron, ¡lo echaron fuera!

Son millones los que creen que es “fácil” ¡ser salvados! Todo lo que tienen que hacer es “creer de corazón” y “confesar con su boca que” Jesucristo “murió para salvar a los pecadores”, y que uno puede salvarse, dicen. Pero Jesucristo dijo claramente que no es ¡tan fácil!

“Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta (estrecha, dificil); porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.”(Lucas 13:23-29).

Como se ha visto, la famosa Profecía de los Olivos, que es la profecía más importante de toda la Biblia, tiene como tema principal el regreso de Cristo a esta tierra en el poder y la gloria de Dios: “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24:27). Jesucristo habló continuamente del tiempo de su regreso a la tierra ¡para establecer su reino!

Fíjese en las promesas que le hizo aaquellos que se superen durante esta breve, humana vida: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, Y las dominará con mano de hierro y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” (Apocalipsis 2:26,27).

Él describió varias veces Su Segunda Venida a Sus discípulos en la profecía de los Olivos. Él dijo: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo y entonces todas las tribus de la tierra llorararán, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y enviará Sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:30,31).

¿Y dónde VA A ESTAR Jesucristo cuando Él “venga de nuevo a esta tierra”? ¿Porqué? ¡En la tierra, por supuesto! Muchas, muchas profecías proclaman ¡esta verdad fundamental! Cristo mismo lo dijo ¡una y otra vez!

El primer mensaje que jamás volvió a la tierra de un mensajero celestial como Jesucristo ¡fue recibido arriba reconfirmado! Observe: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:9-11).

¿Dónde estará Cristo cuando Él regrese? Observe la profecía de Zacarías: “Entonces el SEÑOR saldrá, y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por el medio, hacia el oriente y hacia el oeste, y habrá un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur “(Zacarías 14: 3,4)

Hay muchas, muchas profecías de la Palabra de Dios acerca de la Segunda Venida de Cristo y el establecimiento de su reino en esta tierra.

Isaías escribió: “Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa del Señor será establecido como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados. Y todas las naciones irán y correrán hacia él Y muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y la palabra del Señor de Jerusalén y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos. Y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4).

Mientras millones de personas han sido engañados en la creencia de que “las almas” van inmediatamente al cielo cuando mueren, la Biblia dice claramente Cristo resucitará a los “muertos en Cristo” en primer lugar, y que los que hayamos quedado, en el momento de Su Segunda Venida seremos “arrebatados juntamente con ellos en las nubes” (que forman parte de la atmósfera de la tierra), y luego vivir en el Reino de Dios con Cristo. Mientras que ascienden para encontrarse con Cristo en las nubes, sólo unos pocos miles de metros por encima de la tierra, serán transportados por los ángeles de Dios (Mateo 24:31) para descender “en ese día” sobre ¡el Monte de los Olivos!

Pablo escribió: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados Pero cada uno a su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en Su Venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies” (1 Corintios 15:22-25).

A los Tesalonicenses, Pablo escribió: “Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire [parte de la atmósfera de la tierra], y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16,17). ¿Y dónde ESTARÁ el Señor? Él estará en la tierra, estableciendo su capital espiritual en Jerusalén!

Observe la descripción de la segunda venida de Jesucristo vista por Juan en visión: “Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en Su cabeza muchas diademas y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado la Palabra de Dios y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, y de su boca sale una espada aguda, para con ella golpear a las naciones : Y las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso y Él en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES y vi a un ángel de pie en el sol , y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid , y congregaos a la cena del gran Dios, para que comáis carnes de reyes, y de la carne de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos, y la carne de todos los hombres, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella, con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada del que estaba sentado sobre el caballo, cuya espada salía de la boca; y todas las aves se saciaron de las carnes” (Apocalipsis 19:11-21).

Cualquiera que dude por un momento de la Segunda Venida de Jesucristo es una persona que simplemente rechaza lo que Cristo mismo dijo una y otra vez, y rechaza ¡el punto focal de toda la profecía! Nada se enfatiza más fuertemente o continuamente que el regreso de Cristo a esta tierra para gobernar como ¡Rey de Reyes y Señor de Señores! La buena noticia que Jesucristo trajo a esta tierra hace mucho tiempo es PARA NUESTRO DÍA, AHORA, y para ¡los años que tenemos por delante! Es un mensaje del último minuto sobre las condiciones en que está el mundo que inexorablemente nos conduce a la época de la Gran Tribulación profetizada, un tiempo de angustia mundial, como nunca ha habido desde el principio del mundo hasta este momento.

Daniel profetizó de este tiempo, tal como lo hizo Jesucristo. Un arcángel dijo a Daniel: “Y en aquel día [el “tiempo del fin”, ver Daniel 11:40-45] se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será un tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo naciones hasta entonces; pero en aquel tiempo será liberado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:1,2).

La noticia más importante que usted y yo nunca hubiéramos podido oír, es que Jesucristo va a intervenir en los asuntos humanos para PONER FIN a las dementes guerras satánicas inminentes en el futuro, a consecuencia de las cuales, excepto que intervenga Dios, no quedaría con vida en esta tierra ¡ningún hombre, mujer o niño!

Lucas escribió sobre el alentador recordatorio de Cristo que cuando estas cosas terribles EMPIECEN A OCURRIR, su pueblo debe “levantar la cabeza”, y saber que ¡su redención está muy cerca! Él dijo: “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temormuchos caerán muertos de los ataques del corazón!] y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:25-36).

Como usted bien sabe, el así llamado “evangelio” que millones de personas han escuchado es sólo una pequeña parte del mensaje que Jesucristo trajo a esta tierra y comisionó a sus discípulos para predicarlo a todo el mundo, ¡como un testimonio! Su gran buena noticia fue que Él va a intervenir en el curso de los acontecimientos humanos, Él regresará a esta tierra para ¡GOBERNAR con vara de hierro!

Hoy, la obra de la iglesia de Dios es la obra de proclamar a todo el mundo este envolvente, tumultuoso, impresionante mensaje, ¡como un testimonio! Dios dice que muchos lo rechazarán, y que se van a negar a creer el mensaje de Cristo, que se negarán a arrepentirse y recibir el bautismo en señal de su arrepentimiento ante Dios. Pero algunos lo oirán, y entenderán. Algunos recibirán la semilla en la “buena tierra”, en la que echaránán raíces y crecerán.

¿Podría ser usted uno de los que Dios está llamando? ¿Podría ser usted una de las personas que van a ser usadas por Dios Todopoderoso para tomar parte en su obra? El tiempo se acerca en que Dios ya no será el Juez de la gente por medio de la predicación y la escritura. El tiempo se acerca en el que no habrá ninguna duda en la mente de la gente sobre ¡la existencia del Dios Todopoderoso! Pronto ahora, cuando la Tribulación profetizada esté sobre nosotros, cuando se muestren las impresionantes Señales Celestiales, no habrá dudas que queden ¡en ninguna mente humana! pronto ahora. . . .


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