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¿Puede Usted Entender las Profecías de la Biblia?

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¡Millones de personas saben que estamos viviendo en tiempos impresionantes e inquietantes! Han leído libros sobre las profecía bíblica, los cuales describen diferentes escenarios para el “fin del mundo” durante una Tercera Guerra Mundial con bombardeos nucleares. ¡Muchos de estos libros que vaticinan el fin del planeta Tierra, se han convertido en éxitos de ventas! ¡Estrategas militares y jefes de estado han utilizado la expresión bíblica “Armagedón” para sugerir una guerra nuclear inimaginable! ¿Se pueden entender las profecías bíblicas? ¿Están “selladas”? ¿Son sólo unos pocos los que las entienden? ¿Qué ES una profecía? ¿Cómo se puede saber en qué creer, cuando una persona interpreta una profecía específica de un modo, y otra interpreta esa misma profecía de otro modo diferente?

¡Lea en este profundo, pero sencillo, folleto CÓMO PUEDE USTED ENTENDER LAS PROFECÍAS DE LA BIBLIA!

¿Hay algo más fascinante y misterioso que algunas de las profecías de la Biblia? El libro de Daniel, con su gran imagen hecha de diversos metales y lodo cenagoso; las bestias de numerosos cuernos y el “cuerno pequeño” que surgió de entre ellas para extirpar otras tres bestias, el libro del Apocalipsis con sus sellos misteriosos y sus plagas de las trompetas, dragones gigantescos, una mujer envuelta por el sol, un simbólico “pozo sin fondo”… ¡sin duda hay mucho en la profecía bíblica que fascina, asombra y desconcierta!

¡Aproximadamente un TERCIO de toda la Biblia es profecía! Los principales profetas incluyen a Isaías, Jeremías y Ezequiel, y los profetas menores (llamados así porque sus profecías en la Biblia son de una duración menor) comprenden desde Oseas a Malaquías.

Pocos se dan cuenta de que Jesucristo fue el más grande de todos los profetas; que su “profecía del Monte de los Olivos” (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21) aporta una CLAVE esencial para la comprensión de TODAS las profecías.

Aunque parezca increíble, se hallan profecías desde el Génesis hasta el Apocalipsis; algunos de los Salmos son de naturaleza profética, y es realmente imposible comprender el auténtico propósito de que haya vida humana en nuestro planeta; ¡imposible entender por qué usted vino al mundo sin entender las PROFECÍAS!

¿Hay alguien que pueda entender las profecías de la Biblia?

Al final del libro de Daniel, el arcángel Gabriel concluye su descripción de la profecía más larga de la Biblia al explicar a Daniel que Palestina será ocupada por una gran potencia militar del Norte. En el capítulo decimosegundo y último, que sigue a Daniel 11, el más largo y una de las profecías más detalladas de la Biblia, dijo Gabriel, En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Daniel 12:1, 2). En su famosa “profecía del Monte de los Olivos”, Jesús dijo, “porque habrá entonces gran tribulación [una época de angustia], cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie se salvaría; mas por causa de los escogidos, serán acortados esos días.” (Mateo 24:21, 22). ¡Obviamente, la profecía de Jesucristo y esta otra profecía pronunciada a Daniel por el arcángel Gabriel se refieren a la misma época!

Jeremías dijo “¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que NO HAY OTRO SEMEJANTE a él; tiempo de ANGUSTIA PARA JACOB; pero de ella será librado [lo cual significa que ATRAVESARÁ dicha angustia, pero que no será librado de la misma]. En aquel día, dice el Eterno de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre; sino que servirán al Eterno su Dios y a David su rey, ante quienes yo me levantaré” (Jeremías 30:7-9).

¡Esta es la famosa GRAN TRIBULACIÓN de la profecía bíblica! Note que Gabriel le dice a Daniel: “¡En ese tiempo, TU PUEBLO será librado!”. ¡Recuerde que Daniel estaba en cautiverio, junto con muchos millares de sus hermanos judíos, en Babilonia! ¡Las diez tribus del Norte de la CASA DE ISRAEL habían sido hechas cautivas muchas décadas atrás por los ejércitos de Salamansar, rey de Asiria!

Es evidente, pues, que la gran tribulación de la profecía bíblica es un tiempo de angustia para el pueblo elegido por Dios: el pueblo de ISRAEL (¡recuerde que el nombre de Jacob fue cambiado a Israel!).

Por supuesto, millones de personas están familiarizadas con “la Gran Tribulación.” Se trata de una expresión común concebida para connotar el periodo de un gran CONFLICTO global; ¡una época de traumas incomparables, sufrimientos, angustias, penas, terremotos y maremotos, destrucciones y pérdidas de vidas humanas en la GUERRA!

Ahora bien, ¡fíjese en lo que ocurrió!

“Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta EL TIEMPO DEL FIN. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Daniel 12:4).

Note que las profecías de Daniel iban a ser selladas; esto es, CERRADAS. Pero ¿por cuánto tiempo? ¿Iban a ser cerradas para que ningún ser humano jamás lograse entenderlas? ¡No! ¡Iban a ser cerradas y selladas “hasta el tiempo del fin”!

¡Usted está viviendo en “el tiempo del fin”! Luego, Daniel preguntó “¿Cuándo será el fin de estas maravillas?” (Daniel 12:6).

“Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas se cumplirán. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? El respondió: Camina, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán purificados, y emblanquecidos y probados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.” (Daniel 12:6-10). Por lo tanto, las profecías de Daniel serán comprendidas… ¡pero no HASTA “el tiempo del fin”!

Escatólogos y estudiantes de las profecías de la Biblia han reconocido a lo largo de muchos siglos que el libro de Daniel y el del Apocalipsis están relacionados entre sí . Es como si las profecías de la Biblia fueran uno de esos rompecabezas ilustrados para armar que se pueden comprar en una juguetería. Para completar la ilustración, no hay que contar sólo con el libro de Daniel, sino también el libro del Apocalipsis, junto con muchas otras profecías, ¡entre las cuales no puede faltar la profecía de Cristo del Monte de los Olivos!

Por esa razón, han habido numerosos libros publicados por teólogos a lo largo de los años que tratan tanto de Daniel como del Apocalipsis.

Fíjese en lo que Juan decía de su libro del Apocalipsis: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para MANIFESTAR a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (Apocalipsis 1: 1). El libro del Apocalipsis le fue entregado para MOSTRAR, no para esconder o encubrir. ¡Pero note que le fue entregado para mostrar a SUS SIERVOS las cosas que sucederán!

Ahora vea Amós 3:7: “Porque no hará nada el Señor Dios, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. ¡Dios asegura que sus verdaderos siervos en este planeta ENTENDERÁN las profecías de la Biblia!

Dice “Pero en cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común. El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, también el mismo Espíritu. A este se le da el don de curar, siempre en ese único Espíritu; a aquel, el don de hacer milagros; a uno, el don de PROFECÍA…” (1 Corintios 12:7-10).

El apóstol Pablo reveló que “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…” (1 Corintios 12:28).

¡Por consiguiente, ya se predijo que un don del Espíritu Santo de Dios —el comprender las profecías de la Biblia— figuraría en la verdadera iglesia de Dios! ¡Dice claramente que otorgará el don de la comprensión profética únicamente a unos pocos de sus auténticos ministros! Otros, quienes posiblemente serían convocados para realizar otras funciones, como pastorear a una congregación local o ser enviados por otros a predicar el Evangelio (tal como fue el caso de Pedro y Juan; Hechos 8:14), no necesariamente poseen este don de la comprensión profética.

¡Así pues, podemos observar que Dios Todopoderoso guardó intencionadamente las profecías de la Biblia! NO fueron entregadas como un curioso “juguete” a varios aspirantes a líderes espirituales u organizadores de cultos. No están destinadas a aquellos similares a los adivinos, astrólogos, astrónomos y hechiceros de la antigua Babilonia; ¡ni mucho menos para que sirvan de juguete a los especuladores, fanáticos, “profetas” autoproclamados y líderes religiosos en potencia!

¡El don de la comprensión profética -tal como dice su Biblia- sería PARTE de la verdadera Iglesia de Dios!

¿Qué es Profecía?

Profecía es historia… ¡escrita por anticipado!

Las profecías son el esquema del plan conjunto de Dios, teniendo en cuenta que Él SABÍA que funcionarían, de acuerdo con las veleidades de la naturaleza humana… ¡junto con las intervenciones de Dios que Él precisa ejecutar de vez en cuando, con el fin de cumplir su plan!

Dios Todopoderoso no se anda con juegos. Sus profecías bíblicas no están destinadas únicamente a despertar la curiosidad, excitar la mente u obsequiar con “secretos” a unos pocos para que así pretendan poseer una revelación divina.

En realidad, los profetas de Dios solían llevar consigo un TESTIGO y una ADVERTENCIA. Fueron enviados a procesar al pueblo de Dios, recordándoles sus grandes PECADOS, tanto individual como colectivamente, para advertirles de las consecuencias de dichos pecados, ¡y para alentarles a arrepentirse!

Fíjese en este ejemplo notorio: “¡Cielos y tierra, oigan! Escuchen la queja de Yavé: «Crié hijos hasta hacerlos hombres, pero se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño y el burro el pesebre de su señor; pero Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.» ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de crímenes, raza de malvados, hijos perversos! Han abandonado a Yavé, han despreciado al Santo de Israel. ¿Dónde quieren que les pegue ahora, ya que siguen rebeldes? Tienen toda la cabeza dolorida, el corazón entero apenado, desde la planta de los pies hasta la cabeza no les queda nada sano; sólo heridas, golpes, llagas vivas que no han sido envueltas ni vendadas ni aliviadas con aceite. Su país es una soledad con ciudades hechas cenizas; ustedes vieron las cosechas, y el enemigo se las comió; esta ruina no es menos que la de Sodoma. Aquí está la Hija de Sión como cabaña de viña, como choza de melonar, como ciudad que ha sufrido un largo sitio. ¡Menos mal que Yavé de los Ejércitos nos ha dejado un resto! Pues por poco nos parecemos a Sodoma y somos igual que Gomorra” (Isaías 1:2-9).

Aquí Isaías compara el humilde buey que conoce el camino exacto al establo y al pesebre donde le aguarda su alimento, ¡por oposición al Israel pecador que ha abandonado por completo a Dios!

A continuación, se describe la analogía del cuerpo; la “cabeza” representaría los altos cargos del gobierno, la industria, los negocios, la educación, la ciencia y el ejército; y Dios asegura que “¡todo el rebaño está ENFERMO!”.

El corazón es, probablemente, la conciencia, la voluntad y la determinación nacionales; los músculos y tendones del cuerpo, la fuerza laboral; el sistema nervioso y el circulatorio, los transportes y comunicaciones aéreos, marítimos y terrestres; y así sucesivamente.

Dios muestra cómo desde “desde la planta del pie hasta la cabeza” no hay sino “heridas, golpes y llagas putrefactas.”

Luego, el pueblo lamenta todo eso; salvo que Dios ha preservado a un REMANENTE muy pequeño. ¡El propio pueblo de Dios habría sido aniquilado totalmente, tal como ocurrió con Sodoma y Gomorra! ¡Las profecías de Isaías contienen numerosas acusaciones contra los PECADOS nacionales de Israel! ¿Hay algo que pudiera resultar más específicamente preciso o convincente para las modernas naciones de Estados Unidos, Gran Bretaña, algunos países democráticos del Noroeste de Europa, Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, que lo descrito en Isaías 3:12?

Dios dice: “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos”.

Hoy día, esta profecía de Isaías reviste una mordacidad especial.

Ninguno de los profetas se ofreció como voluntario.

Jeremías fue especialmente convocado por Dios incluso antes de que naciera (Jeremías 1:5), y al igual que todos los demás profetas, ¡no se ofreció voluntariamente para esta tarea!

En lugar de eso, cuando la Palabra de Dios le llegó a Jeremías, dijo: “Y me dijo Jehová: No digas ‘Soy un niño’ porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande” (Jeremías 1:7).

Observe ahora las acusaciones contra Israel, el pueblo de Dios, a partir del segundo capítulo. Jeremías dice: “Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad…”. Pregunta: “¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.” (Jeremías 2:11-12). Incluso Ezequiel, a pesar de que profetizaba en cautividad (Ezequiel 1: 1), ¡se le encomendó un mensaje lleno de terribles acusaciones contra el pueblo de Israel!

“He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes….” (Ezequiel 3:4-9).

A Ezequiel se le asignó también un encargo especial para la Casa de Israel. Le fue dicho: “Hijo de hombre, yo te he puesto por ATALAYA a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los AMONESTARÁS de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma” (Ezequiel 3:17-19).

¡De este modo, Dios volcó una fuerte responsabilidad personal sobre cada uno de sus profetas! ¡El desempeño de sus misiones individuales estaba directamente vinculado a su propia salvación! ¡Si no lograran alertar a los impíos, y de morir estos últimos, los profetas deberían rendir cuentas ante Dios!

Si lograban ALERTAR a los impíos, a pesar de que su mensaje fuese desdeñado y rechazado, los profetas serían perdonados.

¡NINGUNO de los profetas de Dios se ofreció voluntariamente!

Isaías dijo que era un hombre “inmundo de labios” (Isaías 6:5), pero Dios, por medio de una visión, hizo que Isaías viera a “uno de los serafines”, quien “teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas, y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: [¡Isaías!] Heme aquí; envíame a mi” (Isaías 6:5-8). ¡En cada caso, los profetas de Dios tuvieron que ser convencidos para difundir el mensaje!

Sin duda, el ejemplo más notorio de esto es la historia del profeta Jonás, al intentar deshacerse de la responsabilidad que Dios le había impuesto. Jonás naufragó y fue tragado por un pez gigantesco especialmente concebido, que lo vomitó hacia la corriente. Después de este suplicio, Jonás aceptó humildemente ofrecerse para su misión.

¡Observe lo que Amós dijo a sus antagonistas después de que se le ordenara salir de su país vecino y no hablar más de los juicios de Dios!

“Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy pastor, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac. Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer se prostituirá en plena ciudad, tus hijos y tus hijas caerán bajo la espada; tu suelo será repartido con la cuerda, tú mismo morirás en tierra impura e Israel irá al cautiverio lejos de su país ” (Amós 7:14-17).

Así, Dios convocó especialmente a algunos hombres que ejercían varias ocupaciones anteriores, les dio su mensaje y les ordenó que fueran a llevar un MENSAJE a su pueblo obstinado, desobediente y que renegaba a Dios.

¡Siempre fueron rechazados! ¡El rebelde pueblo de Israel desechaba los mensajes y advertencias de Dios, tal como continúa haciéndolo hasta hoy!

Jesús se refirió a esto en su ardiente acusación de los Fariseos. Dijo: “Por tanto, he aquí que yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. ¡Oh, Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí que vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:34-38).

Acaso una integración de todos los profetas puede hallarse en las palabras de Dios que dirigió a través de Jeremías al pueblo de Israel: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. Mas esto les mandé, diciendo: ESCUCHAD MI VOZ, y seré para vosotros Dios, y vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara, desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres. Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán. Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada” (Jeremías 7:21-28).

Por el gran sacrificio realizado por estos grandes hombres de Dios, por su enorme contribución a la literatura bíblica, y por el ejemplo que representan para nosotros hoy día, Jesucristo dijo que son parte de los propios cimientos del Nuevo Testamento: ¡la IGLESIA DE DIOS!

¡Fíjese! “Porque por medio de Él [Cristo] los unos y los otros [los judíos y los paganos] tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y PROFETAS, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:18-20).

Las profecías son duales

Gran parte de las profecías de la Biblia son duales; esto es, que consisten en declaraciones que son al mismo tiempo tesis y antítesis, tipo y antitipo, o un cumplimiento previo (generalmente inmediato) y un cumplimiento posterior y final.

De hecho, tipos y antitipos, “sombras” de la realidad, figuras retóricas, metáforas, símiles y analogías son empleados liberalmente a lo largo de toda la Biblia, al igual que lo son en gran parte de nuestra literatura y nuestro habla cotidiana.

Acaso uno de los mayores ejemplos de dualidad se halla en la profecía de la destrucción inminente de Jerusalén, descrita por Jesucristo en Mateo 24 (lea también Marcos 13; Lucas 21).

Note que al comienzo de la profecía, Jesús dijo:

“De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:2).

Luego sigue la profecía del Monte de los Olivos sobre los falsos Cristos y los falsos profetas; guerras y rumores de guerras; conflictos globales, hambrunas, pestilencias, terremotos; todo lo cual es descrito como “el principio de dolores” o el inicio de la Gran TRIBULACIÓN (Mateo 24:21).

Luego de la tribulación sigue una descripción de las signos celestiales (Mateo 24:29), seguida de la aparición de la “señal del Hijo del Hombre en el cielo” (versículo 30) y la segunda Llegada de Cristo (versículos 30, 3 1).

El capítulo concluye con la advertencia de Cristo: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre…” (versículo 36), y con la admonición de que en el momento de su inminente retorno, los seres humanos estarían viviendo como si no les importara en absoluto, ignorando por completo el significado de los tiempos (versículos 37-39), así como sus ejemplos de quienes no estaban observando y fueron sorprendidos inconscientes (versículos 48-51).

Al aplicar la simple prueba de la verdad a esta profecía, se puede descubrir fácilmente que era dual en su naturaleza.

¡Así, Jerusalén fue destruida aproximadamente cuarenta años después de esta profecía! Josefo escribió acerca del más bestial y espantoso derramamiento de sangre que uno pueda imaginarse: el prolongado asedio, una hambruna y penuria terribles, la conquista final de la ciudad, el tormento y la tortura hasta la muerte de decenas de millares de judíos, el desmembramiento de las piedras de las partes superiores de la muralla que rodeaba la ciudad y la destrucción de sus edificios, junto con la profanación de su famoso templo.

¡Fiel a las predicciones de Jesús de Nazaret, la generación contemporánea no sobrevivió a los acontecimientos de su profecía del Monte de los Olivos!

¡Pero no hubo “señales celestiales”! ¡La “señal de la llegada del Hijo del Hombre” no apareció en el cielo! ¡Jesús de Nazaret no regresó en aquel tiempo! ¡Además, mientras la ciudad estaba siendo destruida, hubo millares de piedras que quedaron intactas, y que aún perviven hoy día, si se interpreta literalmente la predicción de Jesús de que “no quedaría piedra sobre piedra”!

Resulta evidente para los estudiantes serios de la Biblia y los creyentes llenos de espíritu que la profecía de Jesús del Monte de los Olivos era DUAL. Tuvo un cumplimiento “simbólico” previo por medio del saqueo y destrucción de Jerusalén por los ejércitos romanos de Tito en 70-71 D.C. ¡Sorprendentemente, todavía tiene que ocurrir una futura destrucción de la ciudad de Jerusalén -sí, la Jerusalén actual- según las profecías de la Biblia!

Un par de ejemplos más de esta dualidad pueden hallarse en las descripciones del rey de Babilonia (Isaías 14:4) y el príncipe de Tiro (Ezequiel 28:2).

¡Todos los comentarios de la Biblia son universales en su aceptación de la dualidad de ambos capítulos en la descripción de los reyes humanos y físicos de imperios o ciudades estado, así como en su descripción de Satanás, el diablo!

El rey de Babilonia es un símbolo de Satanás, el diablo, el cual es descrito en Isaías 14:12-14. El príncipe de Tiro también simboliza Satanás, el diablo, el cual es descrito desde la mitad del versículo 12 de Ezequiel 28 hasta el final del versículo 17 del mismo capítulo.

Hay un tercer y oscuro significado en ambos capítulos: tanto el antiguo rey de Babilonia como el príncipe de Tiro son símbolos ocultos de la famosa “bestia” de una futura dictadura militar en Europa Central; el “Rey del Norte” de Daniel 11:40, etc.; el gran futuro dictador mundial que está en alianza con el “falso profeta” y que será destruido durante la Segunda Llegada de Cristo (Apocalipsis 19:20).

Hay muchos ejemplos de sombras y símbolos en la Biblia, así como dualidades.

Así, hay el Antiguo y el Nuevo Testamento, la Antigua y la Nueva Alianza, el primer hombre Adán (Adán hecho carne, en el Jardín del Edén) y el “segundo hombre Adán” (Jesucristo, 1 Corintios 15:45,46). El Faraón era un símbolo de Satanás, el diablo; Moisés y Aarón son símbolos de los “dos testigos” de Apocalipsis 11; Egipto era un símbolo de PECADO, y los israelitas físicos, simbolizan un pueblo de Dios espiritualmente redimido.

Las plagas que azotaron el antiguo Egipto en la época del Éxodo son un modelo simbólico de las grandes plagas de las trompetas arrojadas sobre el poder de la bestia; la liberación de los Israelitas del cautiverio es símbolo de una nueva reunión, aunque futura, del pueblo de Dios antes la Segunda Llegada de Cristo (Isaías 10:20,21; Isaías 11:11,12; Isaías 11:15,16; Isaías 19:23,24; Jeremías 50:18,19; Ezequiel 11:17-20; Oseas 1:10,11; Joel 2:18-20; Zacarías 1:17; Zacarías 8:3-8: etc.).

La huida de los hijos de Israel a través de las aguas partidas del Mar Rojo simboliza el bautismo (1 Corintios 10: 1-4), y su estancia en el “desierto del pecado” simboliza la vida de superación que habrán de afrontar los cristianos recién bautizados

La travesía del río Jordán hacia la “tierra prometida” es un símbolo de la herencia cristiana del Reino de Dios, y la peregrinación durante cuarenta días (cuarenta es un número que simboliza prueba o proceso en la Biblia) simbolizando la vida de pruebas y tribulaciones que habrá de afrontar cada cristiano recién engendrado (Juan 16:33). Hay literalmente docenas de símbolos en la Biblia que son ejemplos ocultos del plan de Dios.

Así, cada uno de los días sagrados son sombras de la realidad del objetivo de Dios; son, en ese sentido, proféticos:

(1) La Pascua (la Cena del Señor) y el derramamiento de la sangre del cordero pascual eran símbolos del sacrifico de Cristo. En el Nuevo Testamento, la sustitución de Cristo del pan ácimo y un sorbo de vino (símbolos de su cuerpo quebrado y su sangre derramada) sustituyeron al cordero pascual, pero simbolizaban lo mismo (Mateo 26:26-28). La participación de los cristianos en la Pascua simboliza su aceptación de la sangre derramada de Jesucristo como su Salvador personal para expiar sus pecados (1 Corintios 11:23-30).

(2) Los Días del Pan Ácimo simbolizan vivir una vida de superación: el pan ácimo simboliza el ser “hinchado” o llenado con los elementos más bajos de la naturaliza humana tales como la vanidad, la egolatría, los celos, la codicia, etc. El comer pan ácimo durante siete días (originalmente, en conexión directa con la Pascua en Egipto y el Éxodo) simboliza la vida de superación de los cristianos después de haber aceptado a Cristo y el bautismo (1 Corintios 5:2-8; Levítico 23:5, 6).

(3) La Fiesta de Pentecostés (Hechos 2; Levítico 23:9-16) es la fiesta de las “primicias” y un símbolo oculto del hecho de que Dios no está tratando de salvar al mundo entero AHORA; sino que lo que está anunciando es solamente una “primicia” hacia el Señor; que Jesucristo es la primera de dichas “primicias”, y que la gran cosecha de vidas humanas de los últimos días todavía ha de llegar. “Pentecostés” significa simplemente “quincuagésimo,” y es una versión castellanizada del término griego para la “Fiesta de las Primicias”, la cual tenía lugar cincuenta días después del Sabbath semanal durante los Días del Pan ácimo.

(4) La Fiesta de Trompetas (Levítico 23:23; Números 29: 1) es una festividad centrada primordialmente en la “trompeta final” (1 Corintios 15:52), que suena durante la Segunda Llegada de Jesucristo, si bien incluye el significado de todas las “trompetas” conectadas con las plagas de Dios reveladas en el libro del Apocalipsis (Apocalipsis 8:6, 7, 8, 10, etc.) y simboliza una ANUNCIACIÓN, un AVISO a los habitantes de la Tierra de la inminente llegada de Cristo. Como tal, la Fiesta de las Trompetas es, asimismo, una celebración connotando la OBRA DE DIOS que ha de cumplirse en la Tierra; la que consiste en predicar el evangelio del Reino de Dios como testigo y como aviso (Mateo 24:14).

(5) El Día de la Expiación (Levítico 23:27-29) contenía muchos símbolos y ejemplos ocultos en su práctica original, y aún hoy es practicado por medio del ayuno (Hechos 27:9, nota al margen). Es un día que simboliza la “expiación” con Dios, simbolizando la época futura cuando el mundo entero se reconciliará finalmente con Dios.

(6) La Fiesta de los Tabernáculos simbolizaba la estadía del antiguo pueblo de Israel, y el hecho de que “habitaban en cabañas” (tabernáculos) como una morada temporal. El cristiano es, hoy día, “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios… como a extranjeros y peregrinos…” (1 Pedro 2:9-17). No obstante, la Fiesta de los Tabernáculos es, primordialmente, la “fiesta de la recolección” cada otoño del año; un festival que celebra la gran cosecha. Predice la llegada del Reino de Dios a la Tierra; era una época de gran algarabía (y por eso aún es celebrada por quienes comprenden que esas fechas deben celebrarse) simbolizando dicha inminente llegada del Reino de Dios a nuestro mundo.

(7) El último Gran Día (Levítico 23:39), el cual tiene lugar inmediatamente después de la Fiesta de los Tabernáculos es el séptimo de los días sagrados de Dios del año, y simboliza el “gran juicio del trono blanco” (Apocalipsis 20: 11) y la segunda resurrección (Apocalipsis 20:5) cuando, durante un periodo de aparentemente unos cien años (Isaías 65:20), un época de juicio (¡no de sentencia!) tendrá lugar para todos aquellos que nunca fueron llamados y nunca recibieron una verdadera oportunidad para la salvación durante sus vidas.

¡Así, en las siete festividades o días sagrados anuales, se puede observar una simbolización completa o representación sombría del propio PLAN DE DIOS!

Hay literalmente docenas de símbolos ocultos en la Biblia. Algunos de ellos son: Abraham, como un símbolo sombrío de Dios Padre aceptando ofrecer a su propio Hijo, Jesucristo, cuando se le ordenó a Abraham sacrificar a Isaac, y cuando Dios lo encontró dispuesto, se aportó un carnero en su lugar Moisés es, en cierto sentido, un símbolo tanto de Dios Padre (en la entrega de la ley) como de Jesús Hijo (como intermediario entre Dios e Israel). Moisés y Aarón juntos simbolizan los dos testigos de Apocalipsis I 1. Janes y Jambres, los dos “magos” de la corte del Faraón, simbolizan los dos testigos que dicen “deja ir a mi pueblo”. David es símbolo de Jesucristo. Ezra, Nehemías y Zerubabel, todos los cuales figuraron destacablemente en la liberación de los judíos de su cautiverio en Babilonia, son símbolos de Jesucristo.

Ilustraciones poéticas

Recuérdese también que buena parte de la Biblia fue escrita como poesía. Hay muchos de sus libros (tales como los Salmos, el Cantar de los Cantares de Salomón, etc.) y muchos pasajes de los principales profetas que son poesía.

Algunos ejemplos de símbolos poéticos incluirían el carbón encendido colocado sobre los labios de Isaías, como si ello lo limpiara de ser, como aseguraba, un hombre”inmundo de labios” (Isaías 6). Otros ejemplos notables son Jeremías 13: 1-10; 25:15; 27:2,3; Ezequiel 3:2,3 y 4:4-6. Algunos ejemplos de la expresión poética de la alegría de la liberación se hallan en Isaías 35:1-7; 55:12,13; y Joel 2:21-30.

Simbolismo bíblico A menudo, la Biblia utiliza símbolos para expresar pensamientos e ideas. El Espíritu Santo es reflejado en algunas de las manifestaciones físicas de poder. Algunos ejemplos incluyen agua (Juan 3:5; Efesios 5:26; 1 Juan 5:6; Apocalipsis 22:1,17), fuego (Hechos 2:3; 1 Pedro 1:7; Apocalipsis 3:18; etc.), y viento (Juan 3:8; Hechos 2:2;etc.).

Agua, la sustancia que es una fuente esencial de vida; el viento, o aire, que también es esencial para la vida; y el fuego, que tanto purga como limpia o (en el caso de metales, etc.) es capaz de destruir, ¡son de este modo utilizados simbólicamente por el poderoso ESPÍRITU de Dios!

Asimismo, la “luz” del sol y de las estrellas es utilizada igualmente. Acaso, de haber sido escrita la Biblia en nuestros días, Dios hubiera utilizado energía nuclear y láseres como símbolos de su poder y fuerza impresionantes.

Observe unos cuantos símbolos bíblicos más: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2:2-4).

Aquí, al igual que en muchas otras profecías, es evidente que el “monte” es un simbolismo de gobierno de Dios. Es probablemente tanto literal como figurativo el hecho de que la Biblia predice ese templo de Dios. Su cuartel general en la Tierra se ubicará en el “Monte de los Olivos,” el cual realmente se dividirá en dos durante el gran terremoto final (Zacarías 14:4-9).

¡Cuando dice que la casa del Eterno será instalada “como cabeza de los montes”, significa por encima de todas las llamadas “grandes potencias” o grandes naciones, y “exaltado sobre los collados” quiere decir exaltado sobre las naciones menores!

Las estrellas se utilizan como símbolos de ángeles (Apocalipsis 9: 1). En la visión de Jesucristo según Juan (Apocalipsis 1), éste tenía “en su diestra siete estrellas…” (Apocalipsis 1: 16). He aquí un ejemplo de cómo la Biblia se interpreta a sí misma. Si sencillamente seguimos leyendo la descripción de todo cuanto vio Juan, llegamos al versículo 20 que dice: “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias…” (Apocalipsis 1:20).

Jesucristo es referido como “la brillante estrella de la mañana” (Apocalipsis 22:16, Apocalipsis 2:28).

Una BESTIA, o criatura salvaje y voraz, suele emplearse para connotar un gobierno o reino pagano. En el capítulo séptimo de Daniel, por ejemplo, se representan cuatro grandes bestias. Fíjese en la descripción: “La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él, y sobre este cuerno había unos ojos como de hombre y una boca que hablaba con insolencia. Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente” (Daniel 7:4-9).

Note ahora cómo la Biblia se interpreta a sí misma al revelar el significado de estas diversas criaturas. Si seguimos leyendo el mismo capítulo, llegamos al versículo 17: “Estas cuatro grandes bestias SON CUATRO REYES, que se levantarán en la Tierra”. El hecho de que un rey levante su reino resulta absolutamente contundente al leer el segundo capítulo de Daniel. Aquí descubrimos la visión de Nabucodonosor, así como la gran imagen descrita en Daniel 2:32-35.

Daniel, por medio de un milagro, recibió la interpretación del sueño y se la reveló a Nabucodonosor. Dijo: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestuosidad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:37-44).

¿Hay algo que pueda ser más claro? La cabeza de la imagen representaba a Nabucodonosor, pero es obvio que rey y REINO son completamente intercambiables y significan lo mismo.

Dice: “Y después de TI se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce …” (Daniel 2:39). Los estudiosos e historiadores de la Biblia son unánimes en su aceptación de la evidente sucesión de los cuatro reinos gentiles de gobierno mundial de los imperios babilonio, medo-persa, greco-macedonio y romano.

Lo que muchos han pasado por alto en estas profecías tan obvias es el hecho de que tanto la gran imagen del segundo capítulo de Daniel como la cuarta bestia del séptimo capítulo del mismo, culminan en la Segunda Llegada de Cristo. ¡Por lo tanto, es evidente que la cuarta bestia, que es el imperio romano con sus numerosos renacimientos y resurrecciones a lo largo de la historia, ya estará extinta en los momentos finales antes de la Segunda Llegada de Cristo!

¡Es “en los días de estos reyes” (Daniel 2:44) cuando Jesucristo vuelve! En este caso, “estos reyes” se refiere a los diez dedos de los pies de la imagen de Daniel 2.

Note la corroboración bíblica: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes junto con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:12-14).

Que habrá diez naciones unidas dentro de una superdictadura en Europa Central, probablemente llamadas los “Estados Unidos de Europa” en el momento de la Segunda Llegada de Cristo, no puede haber la menor duda.

Los “cuernos” de las criaturas son símbolos de los líderes del estado, ya sea civil o religioso. Es obvio que el “pequeño cuerno” de Daniel 7 se refiere al papado que derrocó varios gobiernos durante la Edad Media.

El Israel físico (incluyendo tanto la Casa de Israel como la Casa de Judá) es siempre representado como una mujer.

En realidad, Dios Todopoderoso describió a Israel como la novia y a Él mismo como el pretendiente, al proponer la Antigua Alianza. Dios “propuso” al darle a Israel sus leyes y prometerle que se convertiría en su protector, sustentador y proveedor. Cuando Israel aceptó los términos y condiciones de la ley de Dios, constituyó una ALIANZA o pacto entre ambos .

Dios empleó la analogía de un “pacto de matrimonio”, asegurando que “fui un marido para ellos” (Jeremías 31:31-32).

Cuando Israel quebrantó los términos y condiciones de la alianza, Dios lo calificó de prostitución o adulterio. Lea el capítulo entero de Ezequiel 16, donde Dios describe a Israel como una mujer joven y hermosa, a la cual Él halló como una niña abandonada, haciendo que se “multiplicara como la hierba del campo” (Ezequiel 16:7), pero ésta renunció a Dios, según el cual “confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre…” (Ezequiel 16:15). Ezequiel 23 es otro capítulo importante, en el que la Casa de Israel (las diez tribus del Norte) es llamada “Aholah” y Jerusalén, simbolizando la Casa de Judá, “Aholibah”.

Este capítulo describe su prostitución al renunciar a su alianza con Dios y confluir con las naciones gentiles .

La iglesia es descrita como una mujer “vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (simbolizando, en este caso, los doce apóstoles; Apocalipsis 12: 1). Hay que tener cautela al leer algunas de las profecías del Viejo Testamento, dado que la descripción de la hembra llamada “la hija de Sion” o “las hijas de Sion” no siempre se refiere a la iglesia.

Un ejemplo lo hallamos en Isaías 3: 16: “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies…”. ¡Obviamente, se refiere a las mujeres de la nación física de Israel!

¡Dios también emplea el símbolo de una ramera o mujer caída para representar la gran falsa iglesia universal! Fíjese: “Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán señora de reinos. Me enojé con mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste compasión; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo. Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado en esto, ni recordaste la última parte de esto.

Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad. Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos y de tus muchos encantamientos. Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más.” (Isaías 47:5-10). Vea también Apocalipsis 17:5.

Entendiendo las secuencias de tiempo.

Dios da algunas claves específicas para entender las secuencias de tiempo bíblicas.

Note también: “Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años…” (Números 14:33, 34).

Dios nos indica claramente que el número de días durante los cuales las tropas de avance de la nación de Israel buscaron la tierra prometida representan el número de años durante los cuales erraría en la tierra del Sinaí.

Observe ahora el cuarto capítulo de Ezequiel. A este último se le pidió que diseñase Jerusalén sobre un adobe, como “señal de la Casa de Israel.” Debía representar, como un niño jugando en la arena, una ciudad fortificada con murallas, así como ejércitos avanzando hacia la misma, con todos los artefactos de asedio de la época, y seguidamente acostarse sobre un lado y luego sobre el otro para simbolizar el número de años durante los cuales Israel llevaría su maldad.

“Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel. Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho por segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá durante cuarenta días; DÍA POR DÍA, AÑO POR AÑO, TE LO HE DADO” (Ezequiel 4:4-6).

Para ver una aplicación práctica de esta clave importante para entender las profecías de la Biblia, lea Apocalipsis 12 y 13. Aquí se puede ver la mujer (que, tal como ya hemos aprendido, simboliza la verdadera iglesia de Dios) a la que se le darían “las dos alas de la gran águila” (un símbolo de la protección de Dios; Éxodo 19:4), para que volase hacia el desierto, a su lugar, donde sería sustentada por un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo, por delante de la serpiente (Apocalipsis 12:14).

Más adelante, en el capítulo decimotercero, leemos que la duración de esta persecución bajo el falso profeta y la bestia fue de “cuarenta y dos meses” (Apocalipsis 13:5).

Sin embargo, en Apocalipsis 12:6, se dice que ese mismo periodo era de mil doscientos sesenta días. Una simple operación aritmética nos muestra, empleando la clave según la cual un día representa un año cumplido, que hubo, de hecho, un periodo de mil doscientos sesenta días, durante la Edad Media, en el que la verdadera iglesia de Dios sufrió terribles persecuciones; ¡y además, nos dice que un año profético se compone de trescientos sesenta y seis días, repartidos en meses de treinta días!

De este modo, para fines proféticos, podemos llegar a comprender el significado del “tiempo” bíblico.

Un tiempo es un año en las profecías bíblicas. Así, “un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo” significa exactamente tres años y medio. Tres años y medio comprenden cuarenta y dos meses de treinta día cada uno. Así, tenemos mil doscientos sesenta día, cuarenta y dos meses, o tres años y medio.

Aparentemente, la gran tribulación, los signos celestiales y el Día del Señor encajan en estos tres años y medio.

ATENCIÓN: ¡No intente “establecer fechas” en las profecías bíblicas! Muchos han aprendido, a veces para su gran decepción, que es un grave error creer que uno ha descubierto una u otra clave específica; alguna tabla numérica, valores numéricos en letras del alfabeto griego, hebreo o latino, etc. ¡para seguidamente llegar a la fecha específica del cumplimiento de alguna gran profecía!

Visión general de los pactos proféticos de la Biblia

¡Las profecías de Jesucristo en el Monte de los Olivos son las más importantes para nosotros durante la presente época! Son estas profecías (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 2 1) las que interpretan la secuencia temporal de los eventos descritos en el libro de Apocalipisis, iniciándose específicamente con los capítulos 6 y 7, y siguiendo el tema general de la gran tribulación, los signos celestiales y el Día del Señor, tal como se desarrolla a lo largo del resto del libro de Apocalipsis.

Note otra clave importante para comprender la sucesión de estos grandes eventos. Lea Joel 2:31, y compárelo cuidadosamente con Mateo 24:29, y a continuación lea los capítulos 6 y 7 de Apocalipsis.

Por medio de este breve estudio, podrá ver que la gran tribulación (Mateo 24:21, 22), o los tiempos de angustia para Jacob, ocurren ANTES de los signos celestiales. Verá además que estos últimos suceden DESPUÉS de la tribulación. Finalmente, ¡verá que el Día del Señor ocurre DESPUÉS de los signos celestiales!

Mediante esta simple comprensión, logrará entender que quienes predican un “arrebatamiento secreto” en el que la iglesia es supuestamente arrebatada de la Tierra con anterioridad a la “gran tribulación”, están en un gran error.

Los Arrebatistas generalmente confunden la tribulación y el Día del Señor, convirtiéndolos en una misma cosa.

Un simple estudio sugerido, que usted podría hacer por su cuenta para ayudarle en lo que ha aprendido, es leer la breve descripción de los grandes eventos que ocurrieron en esta Tierra por obra de Jesucristo, en la primera mitad de Mateo 24.

Una vez hecho esto, lea Apocalipsis 6 y 7. Note que lo primero que Cristo predijo fue que habría “falsos Cristos y falsos profetas.” Ahora, note que el primero de los “cuatro jinetes del Apocalipsis” (Apocalipsis 6) es un ser con la apariencia de Cristo pero que en vez de llevar “una espada afilada de doble filo”, lleva un arco. Sale victorioso y a conquistar. Muchos están CONFUSOS acerca de esta profecía. ¿Significa realmente Cristo? ¡Deje que el propio Jesucristo realice la interpretación! Recuerde: “Ninguna profecía es de interpretación privada”.

Fíjese en el siguiente de los cuatro jinetes del Apocalipsis, el caballo rojo que simboliza la guerra. ¿Y qué dijo Jesús respecto al segundo de los grandes eventos? “¡Habrá guerras y rumores de guerras!”.

Una vez que haya establecido la secuencia de los eventos, podrá llegar a comprender el significado de cada uno de los “cuatro jinetes” del Apocalipsis 6; es decir: (1) falsos Cristos y falsos profetas; (2) guerras y rumores de guerras; (3) hambruna; (4) muerte y destrucción.

El quinto sello simboliza la tribulación; el sexto, los signos celestiales; y el séptimo sello comprende las siete plagas de las trompetas.

Observe detenidamente que los 144.000 miembros de las tribus de Israel y la “gran multitud, la cual nadie podía contar” (Apocalipsis 7) no recibirían el sello de Dios en sus frentes hasta que ocurriese la gran tribulación, o después de la misma (Apocalipsis 7:14). Por consiguiente, en aquel tiempo, ¡aún se hallaban en la Tierra!

El Dr. Bullinger, en su obra The Companion Bible (Zondervan Press), presenta una interesante gráfica que compara Apocalipsis 6 y 7 con Mateo 24 en el Apéndice.

Como estudio de muestra, lea detenidamente Apocalipsis 17. Pregúntese: ¿Qué iglesia se erige sobre una ciudad rodeada de siete famosas colinas? ¿Qué iglesia ha gobernado sobre muchos de los grandes reinos gentiles, incluyendo los numerosos renacimientos del “Sacro Imperio Romano”? ¿Qué iglesia se ha “embriagado con la sangre de los santos”?

¡Note que esta gran falsa iglesia ayudará realmente a formar una futura unión de DIEZ NACIONES (versículo 12), que luchará contra Cristo a Su llegada! ¿Qué gran iglesia se ubica en “una gran ciudad, que reina sobre los reinos de la Tierra”?

Piense en ello.

Aunque le cueste creerlo, estudie detenidamente tan solo este capítulo en su Biblia, Apocalipsis 17, el cual le brindará una comprensión muy superior a la que muchos poseen, ¡incluyendo algunos que han escrito libros sobre las profecías bíblicas!

¡Naturalmente, el tema que he abarcado brevemente en el presente librito podría fácilmente ampliarse a varios libros extensos! No tenemos tiempo ni espacio para hacerlo aquí. ¡Utilizando como guía lo que usted ha aprendido en este librito, tal vez usted pueda ahora comprender y entender mejor muchos fragmentos de las profecías de la Biblia!


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Esta publicación está concebida para ser usada como una herramienta personal para el estudio. Tenga en cuenta que no es conveniente interpretar textualmente la palabra dada, por lo que le aconsejamos que compruebe cada cosa por usted mismo a partir de las páginas de su propia Biblia.

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